Quienes la conocen cuentan que la principal virtud de Inés Weinberg de Roca es la paciencia.
La candidata a conducir el Ministerio Público Fiscal propuesta por Mauricio Macri espera. Fuentes del oficialismo juran que la mujer no tiene apuro. Que no está enojada. Y que incluso trabaja junto a un grupo de asesores en su eventual desembarco en la Procuración, por ahora improbable.
Con poca expectativa, el Gobierno mantiene en el Senado el pliego de la titular del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) porteño aunque el PJ volvió a mandar señales inequívocas de que, en año electoral, no dará los votos para aprobarlo.
En el verano, Macri y el ministro de Justicia, Germán Garavano, habían conversado sobre la posibilidad de avanzar con el pliego en el segundo trimestre del año. Lo hicieron durante el vuelo de vuelta en el Tango 04 tras la visita oficial que el Presidente realizó a Brasilia, quince días después de la asunción de Jair Bolsonaro. En la parte delantera del avión, con asientos más mullidos y mesas de por medio, que Macri utilizó en esa gira para hablar mano a mano con varios de sus ministros. En el gabinete lo denominan "el confesionario".
Sin embargo, el Gobierno pisó el freno. No solo por la fragilidad en los acuerdos con la oposición y la negativa del PJ, que no encuentra motivos para darle luz verde a la candidata oficial a presidir el Ministerio Público en medio de la campaña, y con la posibilidad concreta de que Macri deje la Presidencia en diciembre. La severa crisis del programa económico implementado por el jefe de Estado también cambió las prioridades.
Hasta hace algunos meses, un sector de la mesa judicial que asesora al Presidente -integrada por Pablo Clusellas, José Torello y Bernardo Saravía Frías, además de Garavano y el secretario Juan Bautista Mahiques, entre otros asistentes ocasionales- había intentado negociar con el PJ el pliego de Weinberg de Roca por otros concursos judiciales.
Trascendió que la vacante en la Cámara Nacional Electoral era una de las cartas que la Casa Rosada intentó jugar como moneda de cambio. Hernán Gonçalves Figueiredo, secretario de Actuación Judicial de la CNE, es el favorito de buena parte de la mesa judicial, del PJ e incluso de los jueces Santiago Corcuera y Alberto Dalla Vía. Pero la negociación entre la Casa Rosada y el PJ no prosperó.
Más allá de las preferencias, varios en el oficialismo empezaron a preguntarse qué excusa pondrían para no inclinarse por Alejandra Lázzaro, secretaria de Cámara de la CNE y otra de las postulantes a la vacante. No solo por su condición de mujer: también salió primera en el concurso del Consejo de la Magistratura.
La postulación de Weinberg de Roca por parte de Macri no le cayó bien al sistema. El Presidente se inclinó por la presidenta del TSJ por encima de una larga lista de postulantes que contenía, entre otros, a fiscales con despacho en los tribunales de Comodoro Py. Desde esas oficinas todavía se quejan incluso por la decisión de la magistrada de no tender puentes con ellos.
Macri propuso a la jurista hace un año. A fines de julio del 2018, la mujer se presentó para la audiencia en la comisión de Acuerdos del Senado, presidida por Rodolfo Urtubey. Weinberg de Roca expuso visiblemente nerviosa su plan para, llegado el caso, reemplazar a Eduardo Casal, el procurador interino que quedó al frente del MPF tras la salida de Alejandra Gils Carbó.
Durante su paso por la ciudad de Buenos Aires, a Macri también le costó avanzar en la designación de Weinberg de Roca como miembro del Tribunal Superior, en mayo del 2013.
Pasada la audiencia, los legisladores del PRO tuvieron que pedir un cuarto intermedio en la Legislatura porque el pliego no contaba con los votos. La magistrada hizo lo suyo: ablandó a más de un legislador opositor. El macrismo consiguió finalmente el respaldo de la Coalición Cívica y la UCR y de otros diputados de bloques como Proyecto Sur y el Partido Socialista Auténtico.
Macri había fracasado antes en la postulación de Daniela Ugolini, su primera candidata para cubrir la vacante del tribunal. Y ni siquiera había podido candidatear a Martín Böhmer, que era impulsado por uno de los entornos judiciales del entonces jefe de Gobierno porteño.
Mucho más débil políticamente, el panorama para el Presidente y su postulante a la Procuración asoma ahora muchísimo más complicado.