Se llama Osvaldo Fabián Parolari y hasta noviembre del 2018 su principal preocupación era poder vender propiedades en los Estados Unidos. Hoy, su vida cambió: hace unos días salió de prisión después de haber estado casi 70 días preso. Lo acusan de haber sido parte del entramado de dinero que movió Daniel Muñoz y sus prestanombres en los Estados Unidos para comprar 16 propiedades en Miami y en Nueva York, que –más tarde- se apuraron a vender porque había estallado el escándalo de los Panamá Papers y había que desviar la ruta del dinero.
Pero Parolari insiste en que es inocente. "Soy vendedor inmobiliario, nunca fui testaferro ni seré de nadie", dijo ante Infobae en una entrevista acompañado por su abogado defensor, Juan Manuel Dragani. Así se lo dijo también a los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo cuando pidió declarar apenas quedó preso, a fines de noviembre pasado, y también al juez Claudio Bonadio. Su caso fue especial: la defensa y el Ministerio Público llegaron a un acuerdo de imputado-colaborador, pero el juez lo rechazó por entender que la información aportada no traía novedades. Tanto la defensa como la fiscalía reclamaron ante la Cámara Federal por la decisión de Bonadio, abriendo una puerta a establecer la puja entre un juez y un fiscal sobre el valor de lo que dice un arrepentido.
¿Cómo llegó Parolari a involucrarse con el dinero de Daniel Muñoz? ¿Quién fue su nexo? ¿Por qué no sospechó? En una entrevista con Infobae, el agente inmobiliario explicó cuál fue el vínculo que tuvo con los involucrados
"Soy bróker inmobiliario en los Estados Unidos. La relación fue en 2010 entre abril y septiembre a través de un bróker inmobiliario local", que resultó Sergio Todisco, conocido de Muñoz, contó. Según relató, presentó dos o tres alternativas de negocios. Compraron tres departamentos en Miami por cifras que van entre 200 y 300 mil dólares. Y sugirió la compra de una unidad en el Hotel Plaza de Nueva York, "la más chica de tamaño y a un precio de 1,8 millones de dólares". Parolari jura que el asunto no le llamó la atención: era pleno auge del post boom inmobiliario en los Estados Unidos, los precios eran convenientes y nunca supo que con el que trataba era la mano derecha de Néstor Kirchner. "No tengo responsabilidad sobre quién está detrás de un comprador. Yo al que conocía era a Todisco, que era el hijo del empresario de Mar del Plata Sergio Mauro".
La compra en el Hotel Plaza fue una de las operaciones que más alertó a los investigadores en los Estados Unidos por tratarse de un lugar emblemático y al que muy pocas personas en el mundo pueden acceder para realizar una operación inmobiliaria. Claramente no era el sitio indicado para pasar desapercibidos.
Jura que no tuvo nada que ver con lo que vino después, la cantidad de propiedades que siguieron comprando Muñoz y su esposa, a través de sus testaferros, y tampoco con el apuro por venderlas cuando estalló el caso de los Panamá Papers. "En las propiedades que se compraron utilizamos propiedades de Florida, no busqué ningún elemento complejo –reseña-Nunca participé en ninguna propiedad off shore, pero además en los Estados Unidos se recomienda usarlas por el tema del impuesto a la herencia y si quisiera haber pensado en armar un entramado raro, nunca hubiera utilizado sociedades de Florida porque son las más simples de identificar", aclaró.
La orden de detención lo sorprendió paseando por Orlando con su familia. Apenas había oído hablar de la causa de los cuadernos y decidió regresar para ponerse a disposición del juez Claudio Bonadio. Ni bien pisó suelo argentino quedó preso hasta que recuperó su libertad el 8 de noviembre pasado.
"Fue un escenario terrible", admitió. Los calabozos de la Policía Federal y de Comodoro Py "rozan lo inhumano" porque no tenía ni baño ni lugar para asearse y estuvo cinco días sin poder comer o dormir. Después, fue derivado a la cárcel de Ezeiza: "Y ahí paso setenta y algo de días esperando la resolución del juez sin estar procesado", agregó.
¿Cómo es vivir detenido, en la cárcel?
-Es terrible, uno pasa por distintas situaciones cada día, varias veces le decía a mi familia que era como estar detrás de un vidrio, mirando hacia afuera cómo lo iban destruyendo a uno y su familia, uno estaba quebrado emocionalmente, no pudiendo seguir trabajando. Yo no es que me dedique toda mi vida a trabajar para un cliente puntual. Hice estas ventas de esas tres unidades pero después seguí trabajando en diferentes partes del mundo. (…) Estuve en un estado que realmente… Es mas pensé que cuando salía de la cárcel iba a tocar el cielo con las manos y todavía no me puedo recomponer… Sigo estando en un estado donde tengo mis bajones, estoy hablando ahora pensando y por dentro es como que me agarra un quiebre emocional terrible.
El abogado aclaró que el procesamiento de Parolari ya se encuentra apelado ante la Cámara Federal y confió en que van a lograr demostrar su inocencia. "El no podía sospechar que el dinero provenía del erario público. Fabián fue un simple bróker inmobiliario y así lo vamos a demostrar". Se quejó, además por el tiempo que demoró Bonadio para definir la situación procesal de su cliente y su excarcelación. "Todos sabemos que cuando una persona está en libertad los tiempos son flexibles, pero cuando una persona está detenida los tiempos tienen que ser exhaustivamente cuidados", dijo.
Parolari dio detalles de cómo fueron los encuentros:
¿Usted solamente conocía a Sergio Todisco?
– Sí, tengo otro conocido pero por un tema de amistad que prácticamente no tuvo participación, después al resto de las personas no conocía a nadie.
¿Con Muñoz se entrevistó en dos oportunidades?
-Si
¿Fue a su casa?
-Fuimos a su casa, sí
¿La vio a Carolina Pochetti?
-No, no la conozco a la señora
¿Cómo fue ese diálogo?
-Corto. Una presentación sobre determinado proyecto que se estaba vendiendo
¿Tuvo alguna impresión personal de parte de ese nuevo cliente?
-No, en absoluto. Fueron reuniones cortas. Además uno cuando está en la Argentina atiende gente a diario, no se detiene demasiado, jamás le presté atención a eso.
¿Se arrepiente de no haber prestado atención?
-Es que no puedo. Hoy viene cualquier secretario que tiene un cargo público y se puede sentar conmigo, me puede explicar un montón de cosas, yo le voy a explicar lo que vendo y no lo voy a conocer tampoco. Yo vivo poco tiempo acá (en la Argentina) y no conozco a las personas que están en tercer o cuarto plano de la función pública. Me tendría que arrepentir si hubiera hecho algo con conocimiento de causa de ante mano, pero de esta manera no. Vuelvo a repetir soy vendedor inmobiliario, nunca fui testaferro ni seré de nadie.