El Ministerio de Defensa en crisis: peleas internas, críticas a Aguad y un nuevo mapa de poder en marcha

El ministro de Defensa deberá enfrentar una indagatoria judicial y la Casa Rosada le puso un funcionario para controlarlo; pujas de poder y la polémica por el IOSFA

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El presidente Mauricio Macri junto al ministro de Defensa Oscar Aguad en la ceremonia de ascenso de generales en diciembre pasado
El presidente Mauricio Macri junto al ministro de Defensa Oscar Aguad en la ceremonia de ascenso de generales en diciembre pasado

Oscar Aguad transita por estas horas una de sus peores crisis políticas después de la debacle que sorteó en el 2018 tras el hundimiento del submarino ARA San Juan. El ministro de Defensa deberá enfrentar ahora varios frentes políticos en simultáneo: una dura batalla judicial hacia afuera, fuertes cuestionamientos internos por el manejo de su gestión, un creciente malestar del sector castrenese y la imposición de la Casa Rosada de un nuevo esquema de poder al que deberá someterse obligatoriamente en lo inmediato.

Una sucesión de errores recientes en la toma de decisiones que llevó adelante el propio Aguad aceleraron la semana pasada una crisis interna de profunda envergadura en el Ministerio de Defensa. Esta situación se podría agravar el 28 de febrero próximo cuando el jefe de la cartera militar tenga que declarar como imputado en la causa del Correo Argentino y su eventual procesamiento quede en manos del juez Ariel Lijo.

"Aguad es un ministro que quedó con poca capacidad de maniobra y su figura está altamente debilitada", admitió crudamente a Infobae un calificado funcionario de la Casa Rosada al hacer un diagnóstico de la situación del ministro de Defensa.

La semana pasada Aguad intentó eyectar del Ministerio a su segundo, el Secretario de Estrategia Militar, Horacio Chighizola, pero la movida no surtió efecto hasta el momento: el funcionario de extracción radical se negó a renunciar por ahora hasta tanto Aguad le explique en detalle los fundamentos de su alejamiento. Además, rechazó una oferta que le hicieron para ser embajador en Nicaragua y su situación hoy es incierta.

Para ocultar semejante desplante, Chighizola fue borrado extrañamente el viernes pasado de una lista de invitados a un acto que iba a presidir como segundo en Defensa en Campo de Mayo. "Coincidencias del destino", le dicen.

En Defensa y en el sector castrense hay plena coincidencia de que la estrategia de sacar a Chighizola del camino fue una manera que buscó Aguad para encontrar un "chivo expiatorio" ante la crisis que generó la idea de que los militares sean apartados de la conducción del IOSFA, la obra social del personal en actividad y retirado de las Fuerzas Armadas.

Sin embargo, Chighizola no tenía vínculo alguno con el manejo del IOSFA, su reputación en el ámbito militar es alta y sus diferencias con Aguad viene de larga data por contrapuntos en el criterio del manejo presupuestario, la priorización de funciones para las Fuerzas Armadas y el agregado de dos personalidades muy temperamentales contrapuestas.

La eventual salida de Chighizola aceleró los trámites de la Casa Rosada para avanzar en el Ministerio de Defensa con la inminente designación de Paola Di Chiaro como secretaria de Estrategia Militar. Esta funcionaria hoy está bajo el ala del secretario de Asuntos Estratégicos de Presidencia, Fulvio Pompeo.

Más poder a Marcos Peña

Así, se entiende ahora todo este rompecabeza complejo: el jefe de Gabinete Marcos Peña no sólo manejará los hilos de la Cancillería -como lo vino haciendo hasta ahora con Jorge Faurie como el "vicecanciller real" y Pompeo como el "canciller en las sombras"-, sino que su poder de acción avanzará en Defensa con una funcionaria de Pompeo como segunda de Aguad.

"Di Chiaro es una gran funcionaria con un alto grado de conocimiento en Defensa que servirá para concretar los planes del presidente Macri de unificar la estrategia de defensa con la política exterior como hacen muchos países del mundo", explicaron a Infobae cerca del ministro Aguad al justificar el desembarco de una funcionaria del duo Peña-Pompeo en el manejo del área castrense.

Claro que hay una notable diferencia conceptual en la comparación que se hace con otros países. En Estados Unidos, Gran Bretaña o incluso en Brasil existen áreas institucionales que conjugan abiertamente la tarea de Defensa con la diplomacia. Para ser precisos: no se utiliza el doble mensaje via  funcionarios tras bambalinas para llevar adelante una estrategia de defensa y política exterior conjunta.

Es cierto que Di Chiaro es una funcionaria que ganó un gran respeto en el área castrense y que desde hace tiempo venía trabajando con los funcionarios de Defensa. Pero más allá de eso la movida de la Casa Rosada esconde una segunda intencionalidad: instalar desde ahora a un eventual reemplazo de Aguad en el caso de que el ministro tenga el horizonte judicial complicado desde el 28 de febrero.

No son pocos los emisarios de Macri que se acercaron en estos días al despacho del juez Lijo para interiorizarse en la causa del Correo Argentino y en la situación de Aguad.

La Justicia investiga la deuda de la empresa que es de Franco Macri, el padre del Presidente, y la responsabilidad de Aguad, entonces ministro de Comunicación, en la negociación de la firma del Correo con el Estado. Sobre el actual ministro de Defensa ​recae la acusación de haber "impartido instrucciones en base a las cuales se alcanzó el acuerdo en el proceso concursal" en junio de 2016, por lo cual "el Estado aceptó una propuesta de pago por parte del Correo que en términos objetivos beneficiaba a la empresa en perjuicio del patrimonio público".

Aguad asegura a sus allegados que la indagatoria será "una gran oportunidad" para demostrar que tenía razón sobre la conveniencia de que el Estado intentara cobrar un crédito de un deudor en convocatoria. Pero nadie sabe si el ministro saldrá ileso de esa jugada judicial y Mauricio Macri no quiere un fuerte dolor de cabeza en el inicio de la campaña electoral con uno de sus ministros. Respuesta oficial: pragmatismo puro.

Algunos funcionarios del Gobierno advierten también que la pieza de Aguad sería una buena moneda de cambio que tendría Macri para negociar con un radicalismo que se muestra cada vez más sólido en términos de pujas interno por el poder electoral en Cambiemos.

Desde diciembre pasado que hay además versiones tendientes a ubicar al secretario de Seguridad Eugenio Burzaco en el lugar de Aguad. "Siempre es la misma cantinela. Yo sigo trabajando desde Seguridad y si me llaman allí estaré", suele replicar el segundo de Patricia Bullrich cada vez que lo abordan por este tema.

Malestar castrense

El desagaste actual de Aguad no surgió de imprevisto y sigue a la polémica por el Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas (IOSFA). Viene de arrastre. La carta que dio a conocer en exclusiva Infobae y que envió al ministro de Defensa el coronel (R) José Martiniano Duarte, un héroe de Malvinas, donde cuestionó con dureza la idea de que los militares sean apartados de la conducción del IOSFA fue apenas una gota más en un vaso que ya estaba lleno desde hace tiempo en el edificio Libertador.

Tanto en el Estado Mayor Conjunto como en las segundas líneas de las tres Fuerzas Armadas enumeran un amplio listado de críticas hacia Aguad. Al menos seis fuentes castrenses de alta jerarquía comentaron a Infobae algunas de estas objeciones dirigidas a Aguad en reserva: que el ministro avaló apenas un 8% de aumento salarial para el sector militar cuando las fuerzas de seguridad lograron un 15%; que avanza con la venta de tierras militares sin un objetivo claro o que cede estos terrenos a Parques Nacionales; le endilgan la desfinanciación de la caja de jubilaciones de los militares y la ausencia de reequipamiento militar sumado a un amplio sector castrense que está con capacidad ociosa en bases navales, áreas o del Ejército por falta de presupuesto.

Es cierto que Aguad tiene un presupuesto muy acotado en Defensa y que más del 75% de los fondos que recibe van a parar a salarios, el resto a infraestrctura y movilidad. A ello se le agregó la tarea del Ejército de dar apoyo logístico a las fuerzas de seguridad en la frontera norte. Así, los escasos insumos que tiene Defensa no pueden disponerse siquiera para comprar equipamiento nuevo para la defensa.

De hecho, los cinco aviones SuperEtendard que acaba de comprar el Gobierno a Francia para la Armada son usados y deberán ser reacondicionados durante más de un año antes de que puedan volar. En los próximos meses se deberán cerrar bases aéreas que hoy están semiparalizadas por falta de equipamiento y porque los pilotos emigran a líneas low cost que pagan mejores salarios. En el Ejército se unificarán destacamentos para cumplir con la nueva normativa de modernización de la defensa y así habrá cierre de unidades. Y en la Armada apenas sueñan con la idea de volver a tener dentro de tres años un submarino en el mar luego del hundimiento del ARA San Juan. Todo esto lo heredó Aguad aunque algunos puedan discutir ahora el manejo que hizo de esa herencia maldita.

Macri no tiene mucho margen de acción con Aguad y por ahora seguirá respaldándolo. El próximo jueves el Presidente asistirá a la presentación del nuevo material que fue adquirido para uso exclusivo del Ejército y hará un recorrido por la planta donde las unidades usadas fueron modernizadas y repotenciadas. Será un acto en el Batallón de Arsenales de Boulogne. Quizás allí el propio Macri emita alguna señal entrelíneas de la crisis en Defensa o la situación de Aguad. Cualquier gesto será interpretado como un respaldo o eventualmente un desaire al ministro. Después de todo, el destino de Macri y el de Aguad está marcado por sus propias decisiones. O, como diría Borges, "no los une el amor, sino el espanto".

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