El juez federal Claudio Bonadio ordenó liberar a Carolina Pochetti, viuda de Daniel Muñoz, y a su primo, Carlos Gellert, en el marco de la investigación conocida como los cuadernos de las coimas K.
El magistrado resolvió excarcelar a estos dos imputados, que se habían convertido en arrepentidos tras aportar datos que resultaron clave en la investigación, consignaron fuentes judiciales.
Tanto Pochetti como Gellert saldrán bajo palabra. No podrán ausentarse de su casa por más de 48 horas ni alejarse por más de 60 kilómetros. También presentarse en el juzgado periódicamente, indicaron a Infobae fuentes judiciales.
Bonadio dispuso la libertad de ambos en virtud de la "disminución de los riesgos procesales" y su aporte con la investigación. Gellert fue el primero en hablar de la inversión que se hizo en una isla británica en el Atlántico, Turcos and Caicos, para levantar un emporio hotelero, luego de tener que vender a las apuradas los departamentos que Muñoz y sus testaferros tenían en Miami y Nueva York.
Pochetti, en tanto, también decidió hablar y convertirse en arrepentida y prestó una declaración que no solo incluyó la confirmación del destino del dinero que manejó su marido sino también aseguró que sabía que le había pagado 10 millones de dólares al juez federal Luis Rodríguez, a través de su defensor, para obtener un sobreseimiento en 2015.
Tanto Pochetti como Gellert quedaron procesados por lavado de dinero a raíz de los 70 millones de dólares que salieron de la recaudación de la banda de los cuadernos y que fueron a parar a manos de Daniel Muñoz, el ex secretario de Néstor Kirchner. A punto de morirse y con el escándalo de los Panamá Papers en la tapa de los diarios, la viuda, con el asesoramiento de su abogado, hoy preso, se apuraron a desprenderse de los departamentos en Estados Unidos y tratar de desviar la ruta del dinero con nuevas inversiones.
El juez Bonadio también procesó por esas maniobras al ex secretario de Cristina Kirchner Isidro Bounine; al ex contador de los Kirchner Víctor Manzanares –que está intentado la homologación como arrepentido en el juzgado de Bonadio- y el ex secretario de Hacienda de Santa Cruz Juan Manuel Campillo –quien también se convirtió en imputado colaborador y logró salir de prisión casi un mes después de asumir su responsabilidad en las maniobras-.
Pochetti había sido detenida el 24 de octubre del año pasado, cuando se entregó en Comodoro Py 2002 un par de días después de saber que la estaban buscando. En el allanamiento a su casa, encontraron computadoras y teléfonos rotos. Ese su indagatoria, la mujer lloró, dijo que el jefe de su marido era Néstor Kirchner y que cuando aparecían en la prensa las noticias que ponían en duda su actividad, su marido le decía: "No te metas, no preguntes, son cosas de la política para embarrarlo".
Sin embargo, el 23 de enero pasado, la viuda decidió cambiar de defensa y al día siguiente comenzó a declarar como arrepentida ante los fiscales. El juez homologó su acuerdo. La defensa no había pedido estratégicamente en ese momento la excarcelación porque esperaban que sus dichos se corroboraran. Algo similar sucedió con su primo Gellert. Había sido detenido 24 de noviembre en el aeropuerto de Ezeiza, cuando llego desde Estados Unidos, y pasó dos meses preso hasta que el 15 de enero resolvió pedir declarar como imputado colaborador.
En su resolución de hoy y con el aval de la fiscalía, Bonadio resolvió que con el paso de los días "gran parte" de la información aportada por Gellert se fue corroborando "a través de las pruebas obtenidas en el incidente de medidas cautelares por lo que se sostiene que el riesgo procesal de fuga y entorpecimiento de la investigación de su parte disminuyó al igual que la pena en expectativa en caso de arribarse a una sentencia condenatoria". Una decisión similar llegó para Pochetti quien corroboró los dichos de su primo en torno al destino final de las inversiones. Tal como reveló ayer Infobae, Bonadio ya solicitó exhortos a Gran Bretaña para poder avanzar con la recuperación de los bienes y el decomiso del dinero que pueda encontrarse invertido en ese paraíso del Atlántico.