CÓNDOR CLIFF, Santa Cruz.- Las gestiones del Poder Ejecutivo dieron finalmente sus frutos: cinco meses después de que Javier Iguacel, en ese entonces al frente de la cartera de Energía, le expusiera en su despacho al embajador de la República Popular China en Buenos Aires, Yang Wanming, la necesidad de desvincular a Electroingeniería (EISA) de la UTE que integra junto a la gigante china Gezhouba Group y a la mendocina Hidrocuyo en la construcción de las represas patagónicas -una obra civil de 4.714 millones de dólares, la mayor de la Argentina, similar en tamaño a El Chocón –, el diplomático entendió el mensaje. Diligente, ayudó a acelerar las negociaciones de compra del 16% del paquete accionario en poder de los constructores locales (quienes ostentaban originalmente el 36%) reduciendo así su participación.
En el actual esquema, los chinos dominan el negocio con el 70% de las acciones, seguido por EISA con el 20% e Hidrocuyo con el remanente 10 por ciento.
El incierto futuro judicial de Gerardo Ferreyra, vicepresidente de Electroingeniería, detenido en la causa de los cuadernos que revelaron el pago de coimas, y la conversión en imputado colaborador de Jorge Neira, ex gerente general de la constructora cordobesa, junto a una cláusula del pliego que convierte a los chinos en responsables solidarios frente a la eventual caída en desgracia de sus socios, sellaron la negociación el 14 de diciembre pasado.
Todo se mantuvo en reserva hasta ahora. Aunque los representantes legales de Gezhouba y de Electroingeniería comunicaron formalmente la operación mediante una nota al ente regulador. Allí mismo expusieron "que las partes se encuentran dispuestas a solicitar una ulterior reducción de la participación de IESA (Electroingeniería)".
Insólitamente, en esa empresa niegan la operación. Solo admiten "conversaciones" y aducen que el cambio accionario no figura registrado en la Inspección General de Justicia.
Nada trascendió sobre el monto de la adquisición y tampoco nadie arriesga cifras. Pero más allá de lo comunicado oficialmente, fuentes inobjetables confirmaron que las negociaciones continúan para desplazar totalmente a la constructora de Ferreyra de las represas. Antes hay que encontrar otro socio local, ya que el contrato establece que un 30% del negocio debe quedar en manos locales.
¿En qué cambia ese pase societario? Son ahora los chinos lo que gravitan en todo y tratan con los proveedores locales -tareas antes delegadas en IESA – y ese cambio de statu quo, según ingenieros que trabajan allí, complica las cosas: "Los pagos a los proveedores locales se demoran más de la cuenta y la comunicación, mediante traductores, se complica. La verdad es que cuando haya que pasar a las etapas de hormigonado todo será aún más difícil", dijo la fuente basada en Cóndor Cliff que pidió reserva de su identidad.
Sin embargo, las obras avanzan a paso vertiginoso, especialmente en la represa La Barrancosa (LB, ex Cepernic) y otro tanto también en Cóndor Cliff (CC, ex Néstor Kirchner). Las tareas de excavación en LB, completadas en un 46% y rellenadas en un 25%, esperan que el sinuoso curso del Santa Cruz pueda desviarse en un año y medio.
En el caso de CC, las excavaciones están en el orden del 15% y del 7% del relleno. El complejo hidroélectrico es un hecho, mal que les pese a los ambientalistas que hoy parecen batallar contra molinos de viento.
En una recorrida de Infobae por las obras se pudo observar el trajín constructor, luego de los casi dos años de parate impuestos por la Corte Suprema de Justicia por irregularidades varias. La maquinaria pesada llegó de China y opera casi todo el día. En las dos villas temporarias trabajan 1500 operarios, la mayoría son santacruceños. Los 80 profesionales chinos, altamente calificados, prácticamente no interactúan con los locales. Ni siquiera en los grandes comedores, puesto que se dispusieron diferentes horarios para su uso. Y hasta la dieta difiere. También las jornadas laborales: mientras los argentinos trabajan con un régimen de 21 días laborales por 7 días de franco, los asiáticos permanecen seis meses en la ventosa estepa y regresan un mes a China.
En menos de dos años habrá entre 5500 y 6000 operarios. Eso sucederá cuando el hormigón de las presas y las cinco turbinas Francis (con potencia instalada de 955 MW) para CC, y de las tres turbinas Kaplan (360 MW) para LB, todas fabricadas en China, estén prestas a ser colocadas y se proceda a lo más complejo del proyecto hidroeléctrico: desviar el curso del Santa Cruz, de 350 km de largo, la cuenca continental de origen glaciar más grande del mundo que suma la particularidad de recorrer el ancho del país hasta desembocar en el Atlántico. Su estuario cuenta con una riqueza en biodiversidad que viene siendo motivo de encarnizadas luchas en los tribunales.
Los dos embalses inundarán 250 km2 de estepa en el caso de Cóndor Cliff (paraje bautizado así por Charles Darwin en su incursión en el Santa Cruz al observar a los cóndores andinos sobrevolando las paredes "acantiladas" de las mesetas) y otros 200 km2 para LB. Serán dos enormes espejos de agua glaciar, de color turquesa lechoso, por los sedimentos, en medio de un enclave inhóspito, donde arrecian vientos de hasta 100 km/h. Un centenar de estancieros, entre ellos Lázaro Báez, deberán ser compensados en un posterior juicio de expropiación.
Sin impacto al glaciar Perito Moreno
Si bien la controversia ambiental continúa, el rediseño del proyecto, al reducir la cantidad de turbinas y al bajar 2,40 m la cota de coronamiento de la presa Cóndor Cliff y otro tanto la de La Barrancosa, asegura, según los ingenieros de IESA que recorrieron las obras con Infobae, el desacople con el lago Argentino. Dicho en otros términos, el menor nivel de las presas aguas abajo – sólo quedará un tramo de entre 6 a 8 km del río Santa Cruz en su curso original, desde su embocadura en el lago Argentino hasta la estación Charles Fürh – garantizan no afectar al glaciar Perito Moreno.
En ese punto hay acuerdo con los especialistas de la Universidad de La Plata, contratados para fiscalizar las obras, sobre la no afectación de la masa glaciar, uno de los mayores reservorios de agua dulce del planeta, además de una indiscutida atracción turística.
Ahora los puntos polémicos se centran en otras cuestiones, entre ambientales y legales: el impacto a las aves migratorias por el trazado de 170 km del tendido eléctrico para conectar las presas al Sistema de Interconectado Nacional, la recuperación del acervo arqueológico y paleontológico, y otras cuestiones sobre cómo se presentaron los estudios de impacto ambiental.
La polémica abrió un juego de variadas compensaciones ambientales que tanto la UTE como IESA se comprometieron a cumplimentar. Ya están cotizadas dentro del megaproyecto, que el ex ministro Juan José Aranguren redujo en sus costos: fueron US$ 1.300 millones menos de la oscura licitación original aprobada por el ex ministro Julio De Vido y su mano derecha José López, ambos presos. Sin embargo, salieron indemnes en esa escandalosa licitación. Por alguna razón, las denuncias de corrupción en la cartera de Energía al revisar los contratos brillaron por su ausencia.
Compensaciones ambientales
Un museo arqueológico y paleontológico para exhibir en Santa Cruz las piezas recuperadas en las excavaciones y resguardadas en dos containers, vestigios de los cazadores recolectores; estaciones de monitoreo del río y de los glaciares a cargo de expertos del Conicet y estudios sobre la fauna ictícola vulnerable como la lamprea y la trucha Arco Iris Steelhead junto con la avifauna como el macá tobiano, el cauquén colorado y la gallineta chica, al margen del emblemático cóndor andino, son algunos de los programas en marcha para la mitigación ambiental.
Conclusión de obras
El complejo de aprovechamientos hidroeléctricos patagónicos ya cuentan con fecha de finalización: de quedar zanjada la controversia ambiental, en septiembre de 2023 quedará funcionando La Barrancosa y siete meses después, Cóndor Cliff. Ambas generarán el 4 % de la energía que consume el país.
Después de Yacyretá, Salto Grande y Piedra del Águila, las represas patagónicas se ubicarán en el cuarto puesto del ranking de las hidroeléctricas más grandes de la Argentina. Pero también en las primeras con tecnología íntegramente china, que las operará durante un lapso de 20 años, aportando a las arcas santacruceñas US$ 90 millones anuales por regalías.
Sólo después, saldados los pasivos de los créditos chinos, pasarán a ser íntegramente soberanas.
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FOTOS: Axel Indik y gentileza Ieasa