El miércoles a la noche el presidente de San Lorenzo, Matías Lammens, fue anfitrión de una cena en la que la posible candidatura nacional de Roberto Lavagna fue el plato principal. La comida fue solo un detalle. El ex ministro de Economía se sentó a un lado de la mesa junto a su hijo Marco. Del otro lado estuvieron sentados el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, y el ministro de economía de la provincia, Gonzalo Saglione.
La conversación tuvo tres ejes: la candidatura de Lavagna, la conformación de un frente electoral amplio donde confluyan el peronismo y el progresismo, y la referencia de la incipiente estructura que Lammnes montó en la ciudad de Buenos Aires con el espacio progresista. Después del postre quedaron conceptos más claros sobre el futuro de cada uno.
Todos coinciden en la necesidad de darle volumen a una alternativa política que rompa los límites del peronismo federal y en la que se sumen dirigentes vinculados al radicalismo, el socialismo y los partidos progresistas como el GEN de Margarita Stolbizer. Un armado político transversal.
El tema principal fue la posible candidatura de Lavagna a presidente. La duda que actualmente comparte cartel con el futuro político de Cristina Kirchner ocupó parte de la noche y motivó a los comensales que respaldan al ex ministro de Economía y lo impulsan como candidato. Los presentes lo notaron animado, con ganas de avanzar en un proyecto nuevo y que él pueda encabezar.
"Roberto está con expectativa. Si se da el contexto para que juegue, hay posibilidad de que lo haga", reflexionó uno de los comensales. Lavagna va a mantener la cautela en las próximas semanas. Moverse en silencio le sienta mejor. Sin embargo, parece tener en claro una estrategia. Si los principales candidatos de Alternativa Federal no logran levantar en las encuestas, su figura se agranda y las posibilidades de que el peronismo lo contemple como un candidato de consenso también. En la noche porteña el ex ministro también dejó entrever que la candidatura de Cristina Kirchner no es un límite para armar un proyecto diferente. Es decir que no importa qué haga la ex jefa de Estado, la construcción de una alternativa debe seguir adelante.
En principio el ex ministro no está dispuesto a participar de unas PASO. Hacia ese escenario lo quieren arrastrar Juan Manuel Urtubey y Sergio Massa, los dos presidenciables que intentan crecer en las encuestas y que están abocados a una campaña permanente. Miguel Pichetto, el tercer precandidato a presidente del espacio, es más cauteloso. Su rol de armador lo coloca en un lugar distinto. Al igual que su gusto por una posible candidatura de Lavagna.
La comida tuvo lugar en la casa del presidente de San Lorenzo, quien tiene intenciones de ser candidato a jefe de Gobierno porteño y volcarse definitivamente a la política. El primer paso para él es engrosar sus filas y armar con mayor solidez una estructura política. En ese objetivo ocupa varias horas de sus días. Sabe que competir frente a Horacio Rodríguez Larreta es una tarea difícil pero se entusiasma con la posibilidad de ser la pata porteña en un armado nacional que tenga una fuerte impronta del progresismo.
Durante la comida todos los presentes coincidieron en que la situación económica e institucional que atraviesa el país es tan compleja que lo mejor para Argentina es tener un gobierno de transición que solo dure cuatro años. Un gobierno de consenso que llegue al poder con el respaldo de diferentes sectores de poder y también de la ciudadanía. Si no, advierten, será difícil dejar atrás la grieta política y la grave situación económica.
Ninguno de los presentes está obsesionado con una candidatura pero todos quieren tener un lugar en el espacio que diseñan en cada charla informal. La definición que repiten dentro del progresismo siempre es la misma. Trabajan para armar un gobierno de unidad nacional y para eso falta avanzar en consensos políticos y dejar de lado la candidaturas. Un proyecto que aplaste los nombres propios.
Tanto Liftchitz como Lammens coinciden en que una candidatura de Roberto Lavagna los representa y los impulsa a trabajar por un armado amplio y heterogéneo. No quieren ser el furgón de cola de una candidatura peronista ni que sus expresiones políticas queden sumidas en una interna entre los principales dirigentes del peronismo federal.
Además del ánimo de Lavagna por participar de un proyecto político y la decisión de Lammens hacer pie en la ciudad de Buenos Aires, la charla dejó sobrevolando la posibilidad de un acuerdo político amplio. Sin límites. Ni siquiera límites a un acuerdo con el kirchnerismo. "Están dadas las condiciones para formar un gran frente para enfrentar a Macri", asumió uno de los presentes en la casa del presidente del "Ciclón". El juego está abierto y todos tienen cartas para jugar. Falta que las empiecen a tirar arriba de la mesa.
La próxima semana Roberto Lavagna se reunirá con representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los delegados del ente ya se reunieron con Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey y visitaron el Instituto Patria, donde mantuvieron un encuentro con Axel Kicillof. Están hablando con los posibles candidatos o con los que dijeron que competirán. Una señal en el medio de las especulaciones.
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