Envuelta en un halo de opacidad y secretismo, la estación de observación de espacio profundo que construyó China en la provincia de Neuquén es un tema de interés en la región. Por primera vez, los altos mandos militares de Estados Unidos hicieron pública su "preocupación" por las actividades que desarrolla la base y alertaron que el país asiático "podría estar violando los términos del acuerdo" suscrito entre Beijing y el Estado argentino.
Ante un informe brindado al Congreso de su país, el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, almirante Craig Faller, hizo mención acerca de los riesgos de seguridad global que representa el proyecto. Según las gestiones oficiales de los gobiernos de Cristina Kirchner y Xi Jinping, la base de avistaje lunar tiene como objetivo realizar actividad y cooperación científica para "usos civiles". Pero desde la administración del presidente de Donald Trump no lo ven así y consideran que están en juego "blancos estadounidenses".
"La presencia china y sus actividades en la instalación de observación del espacio profundo en la Argentina son también preocupantes", comenzó Faller en su exposición en la página 7 de su informe de 19 hojas, presentado ante el comité de las fuerzas armadas del Senado estadounidense, según publicó el matutino porteño Clarín.
"Beijing podría estar violando los términos de su acuerdo con Argentina de que conducirá (en la base lunar) actividades civiles y podría tener la capacidad para monitorear y potencialmente apuntar a objetivos de los Estados Unidos, sus aliados y socios en actividades espaciales", advirtió el alto rango del Comando Sur.
Por primera vez, a través de Faller, Washington hizo oficial su postura sobre la base. En China aseguraron que la estación ubicada a 20 kilómetros del pueblo Bajada del Agrio ocupó un rol clave en enero pasado, cuando se produjo un aterrizaje pionero de una nave espacial de ese país en el lado oscuro de la Luna.
Informe sobre la estación espacial china.
Lo cierto es que la cuestión viene formando parte de las conversaciones regulares entre los funcionarios de Donald Trump y Mauricio Macri. Entre otros, el ex secretario de Defensa James Mattislo la planteó cuando visitó la Argentina el año pasado, informó el diario.
Faller también planteó que firmas chinas como Huawei y ZTE "han penetrado agresivamente en la región, poniendo en riesgo temas de propiedad intelectual, datos privados y secretos de gobierno". Huawei es la tercera empresa de telefonía celular en China y mantiene una dura puja judicial con el gobierno de Estados Unidos.
Además, el Comando Sur expresó una advertencia hacia los gobiernos de la región. Dijo que si continúa "gravitando hacia el uso de los sistemas de información chinos, nuestra capacidad y deseo de compartir información sobre redes comprometidas va a sufrir". El alerta toca de cerca a Argentina, ya que el gigante asiático es uno de los principales socios comerciales del país.
Una "caja negra"
La estación china ingresó de manera sorpresiva en la agenda en 2015 y fue aprobada sin mayor debate en el Congreso por la entonces presidente Cristina Kirchner y su par Xi Jinping. Y aunque cambió el color político, el gobierno de Mauricio Macri respetó los acuerdos alcanzados.
En 2016, la canciller Susana Malcorra revisó los términos de ese convenio, pero no se fijó ningún mecanismo de cumplimiento para que las autoridades argentinas garanticen que no se está usando con fines militares.
Esa fue la opinión que brindaron expertos internacionales ante la agencia británica Reuters. La semana pasada, la cadena noticiosa dio un extenso informe en el que definió a la estación ubicada en Neuquén como una "caja negra" y alimentó las suspicacias.
La discordia en torno a la estación -ubicada a 20 kilómetros del pueblo neuquino de Bajada del Agrio- refiere a que el programa espacial es dirigido por la agencia Control General de Seguimiento y Lanzamiento de Satélites de China (CLTC). El organismo no depende de una oficina científica autónoma, como es la CONAE en el caso argentino, sino que está bajo la supervisión de uno de los brazos armados del Estado chino, el Ejército Popular de Liberación (EPL).
El edificio central de la iniciativa china consta de 16 pisos y las 200 hectáreas que están bajo control del EPL tienen una exención impositiva a 50 años. La sospecha de Estados Unidos y algunos países europeos es lo que los científicos harán con la poderosa antena. El artefacto pesa unas 450 toneladas y registra una altura de más de 70 metros.
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