Ni el presidente Mauricio Macri ni el canciller Jorge Faurie, y mucho menos el secretario de Culto, Alfredo Miguel Abriani, o un funcionario de menor jerarquía de la Casa Rosada, saldrán públicamente a cuestionar la idea del papa Francisco de actuar como eventual mediador en la crisis de Venezuela. Pero en la intimidad del Gobierno hoy quedó en claro que la Argentina no avala la idea mediadora del Sumo Pontífice ya que creen que "los tiempos de diálogo se agotaron" porque ahora, entienden, hay un presidente ilegítimo que debe dejar el poder.
Pocas horas después de que Francisco reconociera abiertamente su idea de plantarse como mediador entre el régimen de Nicolás Maduro y la oposición "si ambos lo aceptan", en la Casa Rosada hubo conversaciones de Macri con y con el embajador en el Vaticano, Rogelio Pfirter. La evaluación que surgió de esos intercambios es que el Gobierno descree de los resultados de una mediación papal ya que hubo varios intentos anteriores que naufragaron.
"Aquí hay un gobierno ilegítimo que es el de Maduro y ya no hay espacio para el diálogo. Todo lo que busque Maduro con el Papa será para ganar tiempo", explicó a Infobae un encumbrado funcionario que siguió de cerca todos los mensajes que emitió hoy el Vaticano.
En esta misma línea, desde el Ejecutivo también dejaron en claro que el documento que emitió ayer el Grupo de Lima, del que forma parte la Argentina junto con otros 12 países que cuestionan la dictadura chavista, no da lugar a nuevas iniciativas de diálogo promovidas por el régimen venezolano.
Así, desde la Casa Rosada hubo un silencio absoluto sobre la postura del Papa y tanto Macri como sus funcionarios evalúan que el único camino que le queda a Venezuela es que Maduro desista de ocupar un gobierno ilegítimamente.
Un funcionario que analizó el tema en el Gobierno reiteró la mención específica que hizo ayer el Grupo de Lima en el encuentro de cancilleres que hubo en Canadá. Allí, el punto 4 de la declaración dejó en claro que "las iniciativas de diálogo propiciadas por diversos actores internacionales fueron manipuladas por el régimen de Maduro, transformándolas en maniobras dilatorias para perpetuarse en el poder y, por lo tanto, consideran que toda iniciativa política o diplomática que se desarrolle debe tener por objeto apoyar la hoja de ruta constitucional presentada por la Asamblea Nacional y por el Presidente Encargado, Juan Guaidó, que busque una transición pacífica entre los venezolanos, que logre la salida del régimen dictatorial de Maduro, permita la convocatoria a elecciones y el restablecimiento de la democracia en Venezuela".
Esto quiere decir que tanto Macri como el resto de los presidentes que integran el Grupo Lima insistirán en su apoyo pleno al gobierno interino de Guaidó y no avalan cualquier otro actor que actúe como mediador.
Por otra parte, en la Casa Rosada recordaron que el papa Francisco fracasó en sus intentos por mediar en la crisis venezolana por la tesitura intransigente del chavismo. De hecho, el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, había viajado a Caracas para intervenir directamente en una mediación papal para dar solución a la crisis venezolana hace más de un año y no se llegó a ningún lado. Esto ocurrió entre los años 2015 y 2016. De hecho, el régimen de Maduro rechazó en duros términos en aquel momento la mediación papal encomendada en la figura de Parolin. El funcionario de la Santa Sede llegó a presentar un carta pública en la que reclamaba la liberación de los presos políticos y que se restituya la Asamblea Nacional en Venezuela. Pero Maduro desoyó todos esos reclamos.
Con estos antecedentes, en el Gobierno de Macri descreen de la posibilidad de que ahora Francisco logre resultados. Sin más vueltas, un funcionario de la administración de Cambiemos expresó a este medio: "Lo que esta buscando Maduro y ahora el Papa resulta ser funcional a ello es ganar tiempo y dilatar una crisis cada vez más profunda".
Por su parte, el secretario de Culto Alfredo Abriani se mantuvo en silencio absoluto ante el mensaje papal de una eventual mediación por Venezuela. "No hablaremos nada de lo que tenga que ver con la crisis de Venezuela o la idea de una mediación papal", dijo una vocera de Abriani, desterrando por completo la posibilidad de un mensaje de la Argentina en esa dirección.
Está claro que el Gobierno no saldrá a contradecir al Papa y mucho menos a oponerse a su idea de mediación en Venezuela. Pero está bien definido que desde Macri para abajo todos los funcionarios descreen de los resultados de este camino y exigen que se reponga un gobierno democrático en Venezuela.