Una puja de egos, celos de poder y la mano de una administración excesivamente personalista rodearon el fuerte enfrentamiento político desatado entre la AMIA y la DAIA, dos entidades emblemáticas de la comunidad judía que en los últimos días se vieron envueltas en un duro escándalo cuando el ahora ex titular de la AMIA, Agustín Zbar, pidió a la DAIA desistir de la querella en la causa en la que se investiga el acuerdo del memorándum con Irán firmado por Cristina Kirchner para avanzar en la investigación del atentado terrorista de 1994.
Zbar presentó ayer su licencia indeclinable y por tiempo indefinido a su cargo de la AMIA en una carta donde pidió disculpas por la polémica desatada con la DAIA y se ordenó retirar el pedido para desistir de la querella del expediente que tiene origen en la denuncia del fiscal Nisman. Pero los orígenes de la polémica venían de arrastre.
Desde que asumió en el 2017, el ex titular de la AMIA encaró una administración con un perfil muy personalista y excesivamente mediático. Las decisiones las tomaba en soledad y sin consulta previa con el resto de los integrantes de la comisión directiva de la entidad: desde una declaración pública, hasta el armado de un acto público o la invitación a un embajador extranjero en la AMIA, todo pasaba por las manos únicas de Zbar sin que mediaran demasiadas voces.
De hecho, la carta de la polémica que la AMIA envió a la DAIA para pedir que desistiera de la querella por la causa del acuerdo con Irán se mandó sin consultar al pleno de la comisión directiva de la AMIA. Estos se enteraron por las redes sociales.
Si bien la idea de que la AMIA planteara a la DAIA alejarse de la querella en la causa del memorándum con Irán era un planteo que se había conversado el año pasado en las oficinas de la calle Pasteur, siempre se dijo que la decisión se tomaría una vez que existiera un consenso generalizado, bajo el pretexto de no empañar la causa del atentado a la sede de la mutual judía con la política doméstica.
Sin embargo, Zbar se adelantó a esa decisión y se cortó solo con el reclamo. "Pesaron más otros temas de su pésimo vínculo con la DAIA y sus rencillas históricas con Nisman", se sinceró ante Infobae un encumbrado miembro de la AMIA al hablar de la actitud de Zbar.
El enfrentamiento de Zbar con la DAIA se potenció en diciembre pasado cuando Jorge Knoblovits asumió la presidencia de esa entidad. La cercanía que lograron tejer las nuevas autoridades de la DAIA con el gobierno de Mauricio Macri y sus acuerdos de trabajo conjunto establecidos en apenas 20 días de mandato pusieron en alerta y de muy malhumor a Zbar, según explicaron en la sede de la mutual judía.
"Todos los acuerdos que trabajamos con la Cancillería y con el Ministerio de Justicia molestaron a Zbar", destacó por su lado un allegado a Knoblovits. En rigor, ese malestar venía de antes: para los comicios internos de la DAIA Zbar había jugado todo su apoyo por la lista de los religiosos más ortodoxos encabezada por Leonardo Jmelmistsky, quien perdió por 81 votos contra 40 ante la lista de Knoblovits.
De hecho, un encumbrado miembro de la comisión directiva de la DAIA admitió que Knoblovits quiso armar una lista de unidad con el sector ortodoxo, pero la cuña de Zbar pesó suficientemente para impedir esa idea.
A partir de ese momento, el vínculo de Zbar con las nuevas autoridades de la DAIA quedó resentido. Las posturas cercanas del Gobierno a la DAIA por el proyecto de ley de juicio en ausencia contra los iraníes acusados del atentado terrorista se sumaron a esta polémica. El ex titular de la AMIA no comulgaba con el juicio en ausencia. Y los acuerdos del ministro de Justicia Germán Garavano con la DAIA para agilizar cursos de capacitación y apoyo académico también generaron malestar en Zbar.
En el medio de esta pulseada estaba también un pedido del titular de la AMIA a la DAIA para que desalojaran las oficinas situadas en el edificio de Pasteur al 600 que son propiedad de la AMIA. La idea de Zbar era diferenciar ambas entidades y que no se mezclaran sus respectivos reclamos por el hecho de estar en el mismo edificio. Pero ese pedido de desalojo nunca se llegó a concretar.
Otra puja de Zbar que se trató de ocultar cuando llegó a la presidencia de la AMIA fue su pelea en los tribunales con el fiscal Nisman. La Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal revocó en el 2010 el sobreseimiento de Zbar, que había sido procurador de la Ciudad de Buenos Aires y estaba acusado de "coacción agravada" por una presunta amenaza contra Nisman. Solo cuando el fiscal murió Zbar pudo presentarse como candidato a presidente de la AMIA y dejar atrás esa pulseada judicial, ya que la causa había quedado en la nada. Públicamente, el ex titular de la AMIA evitaba hablar mal de Nisman, pero en la intimidad no avalaba sus investigaciones porque las veía endebles.
No existen indicios de vínculos entre el kirchnerismo y Zbar que sustenten el pedido a la DAIA para levantar la querella en la causa del memorándum que involucra a Cristina Kirchner. Más bien, Zbar rechazaba al kirchnerismo y sus amistades políticas se encontraban en el radicalismo de la mano de hombres como Leandro Despouy y Ricardo Gil Lavedra.
Ayer, en un firme gesto de diferenciación con Zbar, la comisión directiva de la AMIA aclaró que en la carta enviada a la DAIA "no se pidió -ni insinuó bajo ningún punto de vista- abandonar la investigación en curso por la firma del Memorándum, ni trató de desligar responsabilidades de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner en el presunto delito de acción pública cometido".
Así, se ratificó la idea de dejar sin efecto el requerimiento efectuado a la DAIA y se reiteró un "pedido de disculpas a quienes se ha lastimado u ofendido con declaraciones y actitudes que fueron inapropiadas e incorrectas".
Infobae intentó comunicarse con Zbar, pero no hubo más que silencio. El ex titular de la AMIA se encuentra desde la semana pasada en Israel y no se sabe cuándo regresará.
La AMIA tendrá en adelante un doble desafío por encarar: salir de la polémica desatada por Zbar con la DAIA de inmediato y organizar en lo que resta del año el 125º aniversario de la entidad judía junto con los actos por los 25 años del atentado terrorista.
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