Alternativa Federal puso un pie en la provincia de Buenos Aires y empezó a recorrer un nuevo camino frente a las playas de Mar del Plata y bajo el sol de verano. Hasta allí llegaron cinco gobernadores, un grupo nutrido de legisladores nacionales y provinciales y dirigentes del interior de la provincia. Frente al mar el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, se convirtió en el centro del encuentro. Su apellido al lado del número 19 estuvo impreso en banderas y remeras que llevaron los militantes del espacio que conduce. Fue el gran protagonista de la jornada.
La ausencia del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quedó expuesta durante el desarrollo del acto. Massa explicó los motivos por los que el mandatario no estuvo presente –viajó a Salta debido a la subida del río Pilcomayo y la activación de los protocolos de emergencia- y luego asumió el rol protagónico de la tarde. Estuvo a cargo del cierre del acto y dejó un mensaje en clave electoral en el distrito más poblado del país: "Vamos a construir Alternativa Federal en la provincia y vamos a volver a ser gobierno en Buenos Aires".
La contundente afirmación despertó las dudas entre algunos dirigentes que decodificaron el mensaje como una posibilidad de que compita frente a María Eugenia Vidal. Sin embargo, el horizonte del ex legislador sigue siendo el mismo: llegar a la Casa Rosada.
En su discurso, Massa apeló a dejar en claro que los dirigentes del espacio deben trabajar para construir una nueva mayoría sin límites. No nombró al kirchnerismo ni a Cristina. No cerró puertas ni puso límites. De eso se encargó el senador Miguel Pichetto, parte del ala más dura del esquema federal, quién afirmó que la alternativa que construyen "no tiene nada que ver con el pasado". Más temprano, en la mañana del lunes, había advertido en una entrevista radial que dejaría el espacio si Alternativa Federal confluía con Cristina Kirchner.
El líder del Frente Renovador, en cambio, diseñó un mensaje de apertura y elevado valor simbólico. "Aunque estemos peleados, aunque pensemos distinto, aunque tengamos diferencias, hoy tenemos la posibilidad de construir esa nueva mayoría que se anime a llamar a un gran acuerdo por la Argentina", explicó. Fue una muestra clara del norte que tiene su proyecto político electoral. Aunque sus socios en el peronismo federal -principalmente Urtubey, Schiaretti y Pichetto– marquen continuamente los límites que tiene la construcción en lo que respecta al vínculo con el kirchnerismo.
En el peronismo están convencidos que la estrategia a la que se está adhiriendo la mayoría tiene como fin presionar sobre la figura de la ex presidente Cristina Kirchner para que sea ella quien que decida dar un paso al costado y la unidad de la oposición deje de ser una utopía. El argumento resulta ser válido. Los números de las encuestas dibujan un techo que no logra superar y que en la proyección de ballotage la vuelve perdedora. Los principales dirigentes y gobernadores que repiten el concepto de unidad nacional no están dispuestos a quedar bajo el ala de CFK pero sí a cerrar un acuerdo con el kirchnerismo si las negociaciones se encaminan.
Cada mensaje público es una invitación a un acuerdo. Un acercamiento en el que está implícito con que parte debe cumplir cada uno si quieren que se cierre. Por el momento la posibilidad de una alianza entre el peronismo y el kirchnerismo es solo el anhelo de aquellos que están convencidos que, sin unidad, Mauricio Macri seguirá gobernando el país por cuatro años más.
Similar postura es la que tiene Florencio Randazzo, quien se llamó a silencio después de su participación electoral en el 2017 pero que siempre delega la representación de su idea en dirigentes que suelen estar en las actividades de Alternativa Federal. El ex ministro mantiene conversaciones con dirigentes sindicales y políticos pero sin levantar polvareda. Si hasta el momento no se sumó al espacio es porque no está de acuerdo con que el esquema se haya forjado en base a la exclusión de un sector del peronismo. A diferencia de muchos de los integrantes de la alternativa, Randazzo cree que la unidad debe generarse con Cristina adentro y que sea ella la que decida si quiere o no competir en unas PASO. "Sin sectarismos", suelen repetir en su entorno. Su futuro es una incógnita.
Debajo del escenario los dirigentes presentes advirtieron la centralidad de Massa en el acto y el nuevo paso que dio el espacio dando una muestra de consistencia y permanencia en el tiempo. Con una frase corta y contundente un legislador le puso título a la jornada calurosa y peronista. "El espacio tiene volumen político pero le falta volumen electoral". La traducción es sencilla. El armado dirigencial está en pleno crecimiento. Lo que resta es sumar votos. La tarea difícil a la que están abocados de cara a la sociedad.
La voz de Roberto Lavagna recibió aplausos. Su cara en una pantalla gigante dejó atrás el silencio prolongado durante las semanas en las que su nombre circuló con fuerza como una opción para ser un candidato de consenso. El ex ministro aseguró que la reunión fue un ladrillo más de una construcción amplia que debe buscar la unidad nacional. Así también corrió los límites de las negociaciones políticas y evitó referirse una posible participación suya como candidato a presidente.
El futuro de Lavagna es una incógnita que se duplicó en la tarde marplatense. Si bien no estaba previsto que se sumara al acto, ninguno de los dirigentes que habló se refirió a él como una opción para competir en los comicios. De lo único que están convencidos en Alternativa Federal, y en especial dentro del Frente Renovador, es que si el ex ministro decide competir, lo hará dentro del espacio y acordando ese movimiento con Sergio Massa.
En Playa Grande estuvieron los gobernadores Juan Schiaretti (Córdoba), Mariano Arcioni (Chubut), Hugo Passalacqua (Misiones), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) – que se fue antes de que el acto terminara – y Sergio Casas (La Rioja). El mandatario riojano fue el que más beneficiado salió del encuentro. Massa y Pichetto lo respaldaron públicamente frente a la polémica que se generó por su triunfo en la consulta popular que lo habilitó a competir por la reelección. Incluso el ex diputado adelantó que viajará al norte argentino cuando llegue la campaña electoral y Casas tenga que revalidar sus credenciales. "Aunque te pongan una y mil trabas, los riojanos te eligieron y te van a volver a elegir", le dijo Massa.
Las banderas, los bombos y las camisetas con la inscripción Massa19 generaron una grieta interna en Alternativa Federal. Desde el sector que lidera Juan Manuel Urtubey dejaron entrever que se había roto el acuerdo al que habían llegado los dos precandidatos presidenciales pocos días atrás cuando comieron en la residencia donde vive el gobernador. En el massismo señalaron que era normal que hubiera tanta gente respaldando a Massa: se trataba de un acto en la provincia de Buenos Aires, donde el líder del Frente Renovador concentra la mayor popularidad.
"Les cuesta construir en equipo. Este no era el acuerdo al que habíamos llegado". Un armador de la campaña del salteño definió el desencuentro con esas palabras. Luego, agregó: "Hay bronca, hay calentura". Una señal de alerta para un espacio político que está en plena construcción y que en el primer lunes de febrero mostró espalda para pelear por un lugar en la batalla electoral.
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