Tiene 36 años y participa de la lucha estudiantil en su país desde los 17. Estudió en la Universidad Central de Venezuela, ícono de la lucha por la libertad y la democracia desde que comenzó el chavismo. Como Juan Guaidó, el presidente interino designado por la Asamblea Nacional, forma parte de la generación de jóvenes que nacieron a la política en las calles y no conocieron otro gobierno. Vive en Argentina desde hace 8 años. Es abogada, hija de un padre argentino que se exilió en Venezuela por las amenazas que recibió por presentar hábeas corpus de empleados de Tribunales en los años de la dictadura argentina. Se llama Elisa Trotta. Es presidenta de la Alianza por Venezuela en la Argentina y, desde ayer, embajadora de la Asamblea Nacional en nuestro país. Aquí, el diálogo que mantuvo con Infobae.
– Entiendo que está viviendo una vorágine, Elisa. Cuéntenos cómo fue que se enteró que había sido designada embajadora del gobierno encargado de Venezuela y cómo se originó la reunión con Mauricio Macri.
Me enteré en plena sesión de la Asamblea Nacional cuando fueron designados los embajadores. Había tenido un previo aviso, aunque no sabía si iba a pasar ni cuándo y fue una grata sorpresa. Al mediodía me llamaron desde la Casa Rosada, muy amablemente, para felicitarme primero, y para saber si tenía posibilidad de pasar a saludar el presidente Macri, a lo que dije inmediatamente que sí.
– ¿Qué le dijo el Presidente argentino? ¿Cómo fue la reunión? ¿Qué le dijo usted?
Me recibió el canciller Jorge Faurie, conversé primero con él, y luego pude reunirme con el Presidente, que me felicitó. Volvió a darme el apoyo que le dio al pueblo venezolano y al presidente Guaidó, en este caso representado por mi figura. Fue un diálogo ameno que recibimos con mucho agradecimiento. Hay una lucha que encabezó en la Argentina el presidente Macri incluso antes, cuando era jefe de Gobierno, y desde que asumió como Presidente de la Nación. Es un respaldo que concretó con palabras y también con hechos. Siempre sentimos el apoyo del Gobierno y del pueblo argentino, que nos recibió con los brazos abiertos.
– El equipo diplomático que está desplegando Guaidó a lo largo del mundo es joven, como él, como usted. Son varios los que vienen de las luchas estudiantiles. Se percibe un gran compromiso de la juventud venezolana en la transición. Cuéntenos por qué asumió esta posición, desde cuándo.
– Sí, cuando veo los nombres de las otras personas que fueron designadas. es gente de gran renombre, que ha liderado la lucha por la libertad y la democracia en Venezuela en todos los lugares donde hemos tenido la posibilidad de vivir. Los jóvenes casi no conocimos otro sistema, hace 20 años que vivimos en un gobierno que tenía tintes totalitarios al inicio y se fue transformando en algo totalmente totalitario. Desde los 17 años que empecé en la Universidad Central de Venezuela, que es pública y un verdadero ícono en la lucha de la libertad en mi país, me involucré en la lucha de los estudiantes. No sabría decirte exactamente por qué, son sentimientos con los que uno nace. En mi casa hay una tradición política, crecí en el seno de una familia con ideales de justicia social. Mi padre argentino se exilió en Venezuela luego de amenazas graves que tuvo por presentar hábeas corpus a favor de empleados de Tribunales. Guaidó, por su lado, es de la Universidad Católica, donde también se generó un movimiento muy importante y los jóvenes se involucraron de manera muy activa. Allí surgieron muchos de los líderes actuales.
– ¿Por qué ahora parece que sí se logrará la transición hacia un proceso democrático?
– Porque estamos encaminados por el camino correcto de la ley, de la constitución, el camino que quiere el pueblo venezolano y la comunidad internacional. Aunque no sabemos cuánto tiempo más tomará alcanzar los principales objetivos de este proceso que son el cese de la usurpación y la consolidación del gobierno transitorio. Mi mensaje para todos los que nos leen y los que nos escuchan, mi mensaje al pueblo es que tengamos paciencia y confianza. No hay que decaer, hay que apoyar al presidente Guaidó y a los que nos representan. Hay un plan que de manera estratégica y constitucional busca una salida pacífica a lo que está viviendo el país.
– Le quiero hablar de algo puntual. El otro día entrevisté a una periodista venezolana que había estado pasando unos días en la casa de una amiga en otro país, que se sorprendió porque todos los días compraba un kilo de manzanas para hacerse una tarta, que comía con su marido. Así fue toda una semana, a diario. Hasta que al despedirse, ella le preguntó por qué todos los días se hizo y comió una tarta de manzana y le contó que hacía más de cinco años que no había manzanas en Venezuela. ¿Cómo es que no hay no hay alimentos en Venezuela?
– Es terrible ver las colas de la gente esperando un supermercado para ver si van a encontrar algo de comida. Estuve hace poco en Venezuela y me impactó entrar en una cadena de farmacias donde diez años atrás hasta alquilaban equipos médicos y tiene los anaqueles totalmente vacíos. No hay gasas, no hay reactivos para conservar la sangre donada, el día a día de la venezolanos es un infierno y es algo que está hecho a propósito, para quebrar el alma de de los venezolanos, para que estén todo el día pensando qué van a comer, qué van a hacer para comer, para implorarle al gobierno y tener que agradecerle la miseria que le dan mientras ellos se hacen millonarios. No saben cuándo vas a tener agua y luz. Aún en las casas más acomodadas tienen agua una hora al día. Si se daña algo del auto, no se van a conseguir repuestos. Y por supuesto que casi no hay transporte público. En Caracas ya nadie funciona.
– Lo mismo se vivió en Cuba, y ese régimen lleva casi 60 años. ¿No teme que suceda algo así?
– Diría que fueron mucho más perversos. Cuba es una isla en el medio del mar. Venezuela era un país próspero en la región y en el mundo, pero teniendo todos los recursos, el gobierno decidió matarnos de hambre, no invertir nada en el pueblo. Hugo Chávez tuvo la renta petrolera más importante de la historia y no dejó un centavo para el país. Fue mucho más perverso. Y la crisis venezolana se transformó en una crisis regional y también internacional., porque los tres millones de venezolanos que salieron del país, que son casi el 12 por ciento de la población, tiene consecuencias terribles no solo para Venezuela. No solo se perdió la masa productora más importante, sino que es un problema para los países que los reciben, por las condiciones de vulnerabilidad con la que llegan, tienen que encontrar trabajo, dónde vivir, integrarse.
– Elisa, ¿por qué Nicolás Maduro sigue amenazando y diciendo que el presidente Guaidó no puede salir del país?
– Maduro no terminó de entender que es él quien está usurpando el poder y pretende seguir amedrentando. Creería que son patadas de ahogado y él mismo está asustado y no sabe qué medidas tomar. Guaidó tuvo la capacidad de lograr la colaboración de la comunidad internacional y de gran cantidad de venezolanos para lograr los objetivos de que cese la usurpación y se concrete la convocatoria a las elecciones. Tenemos que trabajar para alcanzar un estado organizado y vamos a estructurar dinámicas de trabajo. En lo personal, además de representar a la Asamblea Nacional, mi responsabilidad es orientar y dar asistencia a quienes decidieron emigrar a este país que nos abrió las puertas. También es nuestro deber como embajadores representar a los ciudadanos en los países a donde decidieron vivir.
– ¿Habló con el presidente Guaidó?
– Sí, es la primera vez que me lo preguntan. Me llamó él personalmente para anunciarme la designación. Lo escuché muy firme y seguro, convencido del proceso que está liderando. Yo le agradecí la confianza, le dije que me sentía muy honrada.
– ¿Cree que Guaidó va a lograr que militares, personal de seguridad y magistrados abandonen a Maduro y respalden al gobierno de transición?
– Creo que es un trabajo que nos corresponde hacer a todos los venezolanos. Entendemos el miedo, pero ellos tienen que saber que tienen que colocarse del lado de la constitución y del pueblo. También sufren las consecuencias, ellos y sus familias, que no tienen medicina y más de una vez son víctimas de violaciones de sus derechos humanos, pero saben que les aseguramos que cuentan con nuestro respaldo.