"¿Quiénes somos? ¡Venezuela! ¿Qué queremos? ¡Libertad!"
El grito lo empezaron unos cientos y lo culminaron más de 2 mil. Frente al Teatro Colón, símbolo de la ciudad de Buenos Aires, una masiva movilización de venezolanos se expresó a favor de Juan Guaidó, quien durante la mañana del miércoles juró como Presidente interino de Venezuela ante una multitud en Caracas.
La convocatoria se ideó con el objetivo de expresar el mismo repudio internacional que rechaza y no reconoce a Nicolás Maduro como máxima autoridad del país sudamericano. "¡Todas las personas huyen! Están matando a nuestras familias, a los que se quedaron, a los que lamentablemente no pueden salir de Venezuela", explicó Laura, de 44 años, quien prefirió no dar su apellido "para que mi jefe no se entere de que estuve acá".
A través de redes sociales y de los diversos grupos que conforman la comunidad venezolana que vive en el país trascendieron el mensaje: "En todo el mundo se le estará dando respaldo a la Asamblea Nacional y a su presidente para que asuma como interino de Venezuela. Hay mucho movimiento en allá. Ojalá podamos contar con ustedes".
Y fue allí que miles de venezolanas y venezolanos se manifestaron en la Plaza del Vaticano, en donde las estructuras de cemento sirvieron como escenario para que varios oradores se expresaran a favor de Guaidó.
"¡Tenemos nuevo Presidente! Es momento de respaldarlo, de apoyar a los hermanos venezolanos que están allá, luchando en las calles. Los presos políticos, los familiares de los caídos. No puede seguir reinando el miedo en Venezuela. Tenemos que recuperar la confianza de los dirigentes, pero para eso es primordial recuperar la confianza en nuestro pueblo", gritó una mujer en el medio de la multitud mientras flameaba una bandera que rezaba la frase "no nos maten".
El encuentro contó con la particularidad de que muchos ciudadanos argentinos decidieron acompañar la lucha venezolana en un día histórico para la política y la vida social de Venezuela. Muchas banderas argentinas y decenas de bocinazos alrededor de una plaza en la que -cerca de las 19- ya no cabía nadie más.
"El enemigo es el usurpador, llamado Nicolás Maduro. Con Guaidó escribiremos el futuro de Venezuela. Hemos tenido miedo, desesperanza, nuestras familias nos esperan allí. Entonces, me pregunto: ¿Vale la pena estar aquí? ¿Vale manifestarse? ¿Vale pedir democracia? En donde esté Venezuela estaremos todos", indicó Gustavo Ramírez, venezolano del grupo "Un mundo sin mordaza".
El diputado nacional Waldo Wolff acompañó la movilización y también se expresó ante la multitud: "Estamos unidos y del lado que siempre quisimos estar. Ninguno de ustedes debe cuestionarse su presencia. Nunca permitan que nadie cuestione su permanencia en este país", sostuvo. A la palabra del funcionario también se sumaron las de diputada nacional Marcela Campagnoli y del director ejecutivo del Instituto Nacional de Juventud, Pedro Robledo.
Sonó el himno venezolano pero antes el argentino: "Nunca entonamos las estrofas de nuestro himno como hoy. Valió la penar mirar hacia los costados y ver cómo las personas más grandes lloraban. Hoy volvimos a tener esperanza, el 23 de enero va a ser un día histórico para todos los venezolanos", dijo Pedro, de 63 años, quien vive hace casi 10 en el país.
"Nosotros estamos avalados por la ley de que el presidente de la Asamblea tome el poder si el gobierno es ilegítimo. No se respetó el voto secreto ni obligatorio. El 40% de los votos fueron decomisados. Es una locura que hayan elegido así a Maduro", contó Verónica, de 22 años, quien vive en Argentina desde hace tres.
"Cuando me vine lo tuve fácil. Saqué la cita para hacer el DNI aquí muchos meses antes entonces me ayudó a llegar y conseguir trabajo rápidamente. Comencé a trabajar en la administración de un hotel y podía mandarle USD 100 a mi mamá por mes. Ella estaba en Cúcuta, Colombia, con mi hermano. Ella es contadora, tiene másters, posgrados, y ganaba USD 20 por mes. Con lo que yo le mandaba vivía un mes", agregó la joven.
"Mi papá tuvo que quedarse en Venezuela porque tenemos una casa que queremos vender pero lógicamente nadie puede comprar. Una casa hermosa, en donde crecimos con mi familia, en un barrio muy lindo. Una casa que vale USD 200.000 y de la que sólo podríamos sacar USD 20.000. Si mi papá se va corremos riesgos de que nos la saquen o que nos roben lo que tenemos. Es muy duro vivir así", expresó la mujer, nacida en San Cristóbal.
"Hay que estudiar, hay que estudiar, el que no estudia se parece a Nicolás (Maduro)", gritaron sobre el final. "Hemos tenido una oposición muy mala y ya habrá un momento, en otro contexto, para saber lo que hicimos e hicieron mal. Pero hoy el enemigo es un solo y debe irse", concluyó Verónica.
Fotos: Nicolás Stulberg y Colin Boyle
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