"Están buscando la primicia, pero les mando un abrazo grande", respondió evasivo Mauricio Macri el viernes a los periodistas de la radio cordobesa Next 97.1, en un alto en sus vacaciones, cuando le preguntaron por su eventual compañera de fórmula.
La vicepresidenta Gabriela Michetti fue mucho más contundente: "La verdad es que me gustaría seguir acompañando a Mauricio", le dijo a Infobae desde Cariló, la playa que eligió para descansar unos días junto a su familia. Remarca, sin embargo, una diferencia con su jefe. Asegura que desde que es vicepresidenta no se tomó más de ocho días seguidos de descanso.
El deseo de Michetti, que desde hace tiempo quedó marginada de cualquiera de las mesas de decisiones del Gobierno, sobrevuela por ahora en una de las tantas inquietudes del Gobierno relacionada con la estrategia electoral del oficialismo: la elección del compañero de fórmula que acompañe a Macri en la búsqueda de la reelección es aún un misterio.
Esta semana, el jefe de Estado analizará números de cara a la campaña. Michetti compite en esa carrera junto a las ministras Carolina Stanley y Patricia Bullrich, dos funcionarias de perfiles antagónicos que en los últimos meses protagonizaron disputas internas por la interacción con los movimientos sociales.
El fastidio de Bullrich con su colega -las dos únicas mujeres del gabinete nacional, además de la vice- se explica, por ejemplo, en la sorprendente respuesta que el dirigente Juan Grabois, de muy buen diálogo con el Ministerio de Desarrollo Social, le brindó a Pablo Sirven, en La Nación, en las últimas horas de diciembre. "Pedíamos 10 y nos dieron 11", respondió Grabois en alusión a la "paritaria" de los movimientos sociales. El líder de la CTEP se acercó a Cristina Kirchner en el segundo semestre del 2018.
Ambas ministras ya habían tenido una dura reunión en vísperas del G20 frente a Marcos Peña y Rogelio Frigerio, en el despacho del jefe de Gabinete, para dirimir cuestiones vinculadas a la logística de la cumbre en relación a las marchas de los movimientos sociales.
La ministra de Desarrollo Social veranea desde antes de fin de año en la Patagonia, cerca de Macri. La acompañan sus dos hijos y su marido, Federico Salvai, jefe de Gabinete bonaerense y uno de los impulsores del desdoblamiento de las elecciones bonaerenses, un artilugio que analizan en el laboratorio del PRO por la mala imagen del Presidente, especialmente en el conurbano.
Para uno de los consultores de diálogo fluido con la Casa Rosada, Stanley es la candidata "más prometedora". "Mide bien, pero tiene un desconocimiento alto. Es lo que era (María Eugenia) Vidal cuando arrancó la campaña en la provincia de Buenos Aires", explica.
Un sondeo reciente en la provincia de Buenos Aires de una encuestadora cercana a la Casa Rosada le da, en ese sentido, un desconocimiento cercano al 50%.
Según su entorno, en privado la ministra dice que estará donde le digan. Después del ajuste del gabinete, Stanley absorbió la ANSES y Salud, y tomó un rol más relevante. Terminó diciembre más tranquilo de lo que esperaba. En buena medida, por el trabajo de algunos de sus funcionarios con las organizaciones sociales.
Bullrich es, en tanto, una de las ministras más mediáticas del gabinete. Se calzó al hombro las medidas más duras en materia de seguridad, en ocasiones con declaraciones que dejan al borde de la zozobra al jefe de Gabinete. Peña y la ministra no tienen la mejor relación. Todo lo contrario. ¿Podría Bullrich ser candidata a vice con un vínculo sinuoso con el jefe de los ministros? En reuniones privadas con su círculo de confianza, la ministra dio detalles de sus chispazos con Peña.
La funcionaria podría tener un rol relevante en un año en el que la seguridad será uno de los ejes de campaña. Incluso en su entorno agregan que su imagen creció en barrios populares, castigados por la inseguridad y la presencia del narcotráfico.
Según un sondeo de Isonomía, una de las encuestadoras de mayor prestigio, de fines de noviembre del año pasado, "el combate contra el narcotráfico" es uno de los pocos rubros que la sociedad evalúa cómo positivo de este Gobierno en relación con la anterior gestión, por amplio margen. En inflación, economía y pobreza, por caso, los encuestados reprobaron en forma contundente a esta administración respecto de la de Cristina Kirchner.
"La más consolidada es Michetti. Pero no agrega ningún matiz", abunda el consultor mencionado.
En el entorno de la vicepresidenta explican que aún no habló con Macri del tema. "Gabriela no mete presión. Si Mauricio así lo quiere, así será. Y si no, se verá", dicen a su lado. "Me encanta lo que hago ahora, pero no me interesa volver a ser legisladora", le dijo Michetti a este medio, en Cariló. Despeja así la posibilidad de integrar una lista al Parlamento. Ante ese escenario, si no repite la fórmula, la dirigente de Laprida podría tener una salida diplomática fuera del país.
Una de las dudas en torno a la vicepresidenta es su posición en torno a la despenalización del aborto, al que se opuso férreamente: festejó el fracaso del proyecto de ley en el Senado.
En Casa Rosada reconocen que ese y los otros temas de género tendrán una presencia preponderante durante la campaña. En los meses más álgidos del debate, el año pasado, explicaban cerca de Michetti que en el interior del país, en provincias en las que el rechazo a la despenalización del aborto era mayoritario, su presencia en recorridas oficiales era recibida casi con honores.
De cualquiera manera, y a menos que surja una eventualidad, la candidata que acompañe a Macri en la búsqueda de la reelección será mujer. Una de las obsesiones de Jaime Durán Barba.