Cinco definiciones de Dolina: la grieta, Cambiemos, el periodismo militante, el lenguaje inclusivo y el feminismo

"Hay maneras de pensar y proceder que son canallescas y que merecen mi repudio, mi rechazo. Pero si es que hay algún momento para examinar las ideas, no es necesario hacerlo de una forma violenta", afirmó

Alejandro Dolina fue entrevistado el jueves a la noche por Luis Novaresio en su programa LNE por A24. El escritor, conductor y filósofo dejó varias definiciones sobre temas candentes de la agenda política, como el rol de Cambiemos, la grieta, el feminismo y el periodismo militante.

El movimiento feminista:

"El único movimiento que marcha en la dirección del cambio, en estos días, es el de las mujeres. La única lucha antisistémica es esta, todas las demás tienen su Bolsonaro, su librecambismo, su monarquía, su intolerancia. Pero esta marcha claro que es un cambio ante un sistema paternalista muy rígido. La otra cosa es que habrá que acostumbrarse. Y tal como ocurre en toda revolución, aparecen jacobinos y algunos Robespierre por ahí, y alguna injusticia aquí y allí".

El lenguaje inclusivo:

"El idioma sucede. Es como el amor. Si nos juntamos todos, con presencia de la policía y decimos que a partir de mañana está prohibido hablar como antes, y que este idioma tiene fuerza de ley y no utilizarlo acarrea una fuerza de 20 días en cana… no funciona así. Ha habido formas prohibidas de idiomas durante la historia; la Barcelona de la época de Franco no podía hablar catalán, y el catalán sigue existiendo. Y todos los esfuerzos que se hicieron para que alguien hable en esperanto u otros idiomas inventados no dieron resultado. El idioma encuentra su camino para discurrir, y si este es el destino para esta forma de hablar, encontrará sus hablantes".

Cambiemos y el cambio:

"No es tan complejo como para producirme una curiosidad intelectual. Más despierta mi curiosidad lo que rodea a ese fenómeno y las circunstancias político sociales que han permitido ese surgimiento. Pero el movimiento en sí, sus integrantes y pensamientos no son demasiado complejos. Hay algunas pocas cosas nuevas y muchas repetidas, como pasa en todas partes".

"Nos acostumbramos tanto a discutir un asunto lateral, que nos olvidamos del asunto central, que es mejorar la vida. Habitualmente, cuando uno piensa en términos políticos, la palabra cambio está relacionada a una dirección. Cuando uno dice cambio, es un cambio que va de pocos derechos a muchos derechos, de una situación de gobiernos opresivos, abusivos, al empoderamiento -no me gusta la palabra- de los sectores populares. Es decir, cuando más cerca pase el poder del pueblo, más a favor estamos de lo que se llama cambio. La Revolución Francesa ocurre en ese sentido".

"Ahora, en el mundo no pasa esto. Y en general, todas las cosas que van sucediendo, parecen entrar en una especie de rebote, contra esta dirección de los movimientos históricos. Eso no sólo pasa en Argentina, pero es más patente porque han tenido la ocurrencia de ponerle Cambiemos a un movimiento que más bien postula otra cosa, que es conservador".

La grieta:

"Es una comodidad del pensamiento televisivo, pero creo que existe la grieta, aunque con otra entidad a la que se le da. No se trata de insultos con intensidad creciente entre dos partidos actuales, sino de dos concepciones distintas de la Argentina que provienen desde su misma formación y que es sustantiva y que se adjetiva a lo largo de la historia con distintos nombres. A veces uno no la ve y reaparece. A veces parece que no existiera porque está como maquillada o porque en algunos momentos históricos intentan alguna clase de síntesis, que yo no creo que sea posible. Creo que habrá de rellenarse cuando una de las dos concepciones, si es que son dos, prevalezca".

El periodismo militante:

"A mí me significa una sospecha de mala música, en general, en cualquiera de los dos sentidos. Todo el mundo sabe de qué lado me he puesto, pero también es cierto que pescar en un tacho no tiene mucho sentido. Yo prefiero conversar, discurrir, si es que no discutir, con personas que piensen de otra manera, no para tratar de convencerlas, sino para ver qué dicen; quizás me convencen a mí".

"Esto no quiere decir que yo crea que esto es una conversación de muchachos. Lo que pasa en el país no es una discusión de dos personas amables. Puede serlo, pero en el momento de tomar las decisiones, en virtud de esas decisiones, hay que gente que come o no come, trabaja o no trabaja, muere o no muere. De manera que yo sí creo que hay maneras de pensar y proceder que son canallescas y que merecen mi repudio, mi rechazo. Pero si es que hay algún momento para examinar las ideas, no es necesario hacerlo de una forma violenta".

"Después veremos qué pasa. Los hechos a veces precipitan formas drásticas de disensos, como puede ser una manifestación o una huelga. Y después a veces alguno se indigna. Pero en algún momento y en algún foro no me parece mal que se argumente. En ese momento a veces me gusta sentarme con algunos queridos amigos que no piensan como yo, a veces con la esperanza que se abra una puerta que por ahí está cerrada".