Cuando Mauricio Macri encare este sábado sus vacaciones en Villa La Angostura -tendría alguna actividad antes de fin de mes-, empezará a cerrar el 2018 -su año más difícil desde que asumió la Presidencia- con dos frentes abiertos que amargaron en pocos días la dulzura que el jefe de Estado saboreó tras la cumbre del G20.
Macri tropezó en la misma semana con el temario de sesiones extraordinarias que el propio Gobierno había incluido en la convocatoria oficial -existen pocos antecedentes en ese sentido-, y con el fallo de la Corte Suprema que declaró inconstitucional el índice que la Anses utiliza para ajustar las jubilaciones, en medio del descontrol interno en el que el máximo tribunal se enredó desde que Cambiemos impulsó el recambio de autoridades.
Ante ese escenario, el viaje de Macri al sur del país antes de Navidad, a diferencia de los años anteriores, es toda una señal. El Gobierno habilitó a discutir en el Parlamento los proyectos de ley contra la violencia en el fútbol y el de financiamiento político y obtuvo un duro revés. En Diputados y en el Senado.
Con un agravante: ambos fracasos legislativos estuvieron teñidos por chispazos en el bloque oficialista y por errores en la comunicación entre el Congreso y la Casa Rosada.
El jueves, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, envió un mensaje de agradecimiento a través de WhatsApp al grupo que tiene junto a los jefes de bloque en ambas cámaras, la vicepresidenta, Gabriela Michetti, y los principales legisladores de los tres partidos de la coalición. Solo habría tenido respuesta de Michetti y del senador Federico Pinedo.
Según confiaron desde el interbloque de Cambiemos en Diputados, la sensación de fatiga es indisimulable. Mario Negri está enfocado en su candidatura en Córdoba. Emilio Monzó está corrido de la mesa de decisiones y se encargó en las últimas semanas de enviar mensajes al primer piso de la Casa Rosada. Elisa Carrió solo se dedicó a lanzar críticas al Poder Ejecutivo.
Cuando el Gobierno empezó a avanzar, por ejemplo, en la discusión en la Cámara baja del proyecto de modificación del financiamiento de los partidos políticos -una ley clave en vísperas de la campaña presidencial-, la líder de la Coalición Cívica resaltó en las redes sociales que no acompañaría el texto y que estaba en contra de la vuelta de los aportes de empresas.
La Casa Rosada, entonces, volvió a abrir una negociación con el PJ y mudó el tratamiento al Senado, donde el proyecto ya tenía dictamen. En la reunión de labor del martes, resolvieron dar de baja la discusión. Nada garantiza que el Gobierno tenga éxito en febrero, con la campaña presidencial encaminada.
El Presidente termina el 2018 con un síntoma de debilidad legislativo.
El panorama en la Corte Suprema no es mucho más alentador. Por el contrario: es sensiblemente más preocupante para Macri.
La reunión de acuerdos del martes, en la que los jueces Ricardo Lorenzetti, Juan Carlos Maqueda y Horacio Rosatti avalaron la inconstitucionalidad de la aplicación del índice "RIPTE" para el ajuste de las jubilaciones, estuvo atravesada, según fuentes del tribunal, por un clima de profunda tensión.
Carlos Rosenkrantz sintió como nunca, según las fuentes, la falta de respaldo del resto de los miembros. Las versiones dan cuenta de que incluso hubo escenas tragicómicas respecto de la posición mayoritaria en desmedro de la soledad con la que se mueve el presidente. Elena Highton de Nolasco navega en esas aguas.
El malhumor de Macri y su mesa jurídica con la Corte va en aumento. "Podrían haber esperado a marzo para este fallo, que salga en este momento es una cagada", se desahogó ante este medio uno de los funcionarios que integra esa mesa.
Horas después del fallo, el Gobierno se apuró en salir a remarcar que el costo fiscal sería "manejable", y que no alteraba el acuerdo con el FMI.
Macri, sin embargo, se topó con una Corte que cuando impulsó el recambio de autoridades no imaginó que sería inmanejable. Tampoco lo imaginaron José Torello y Fabián Rodríguez Simón, alias "Pepín", dos de los más encumbrados asesores jurídicos del Presidente, que festejaron en la oficina del primero, en el primer piso de Casa Rosada, la salida de Lorenzetti de la presidencia, en los primeros días de septiembre.
El jefe de Estado se va al country Cumelén, en Villa La Angostura, este fin de semana con el sinsabor de los cortocircuitos con los otros dos poderes del Estado. Será uno de los temas que conversará en el sur con Nicolás Caputo, el más íntimo de sus amigos, hasta mediados de enero.
Caputo sí tuvo al menos una buena noticia del Congreso: su pliego de cónsul honorario de Singapur fue aprobado en la Cámara baja.