Miguel Ángel Pichetto y Sergio Torres abordaron juntos los desafíos que tiene la Argentina frente al avance de la narcocriminalidad. El jefe del bloque Argentina Federal en el Senado y el titular de Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N° 12, dos figuras que en sus respectivos ámbitos han manifestado su preocupación por esta problemática, hablaron este jueves en la sede del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). La charla estuvo moderada por Juan Félix Marteau, ex titular de la Coordinación Nacional para el Combate de Lavado de Activos y Terrorismo.
Pichetto ancló su discurso en las que son, a su parecer, las falencias de la Argentina en el combate contra el narcotráfico, un delito que vinculó de inmediato con las personas que ingresan al territorio nacional desde países limítrofes. "Argentina tiene fronteras porosas, entran caminando", observó, y se quejó de la falta de intercambio de información con otras naciones para prevenir la comisión de este delito. También mencionó carencias de tipo tecnológico. "La Dirección Nacional de Migraciones hasta hace poco anotaba en fichas de cartón el ingreso y egreso de ciudadanos", señaló.
"La Argentina ingenua tiene que despertar. Hay que tener un control más fuerte. Cuando vienen sujetos con antecedentes hay que echarlos en Ezeiza. Y a los que comenten delitos graves hay que hacerles cumplir la condena y expulsarlos", sostuvo.
"Hay países que durante determinada tiempo han usado a la Argentina como un lugar a de alojamiento criminal", agregó Pichetto y recordó que en la década del 90, tras la caída de Abimael Guzmán, líder de la banda terrorista Sendero Luminoso, en Perú, "muchos de los dirigentes militarizados, preparados y organizados de manera celular vinieron, se instalaron en las principales villas y empezaron a operar". "La cocaína la tienen los peruanos", lanzó el legislador.
"El conurbano profundo es parecido a lo que vemos en algunos documentales de México", graficó en otro tramo de la exposición, en referencia a la "conjunción de intereses de fuerzas de seguridad, narcos, trata de personas y ajustes de cuentas". "La cocaína, peruanos; el lavado de dinero, colombianos; paraguayos, en la hidrovía y trayendo toneladas de marihuana", resumió Pichetto.
Por su parte, el juez Torres utilizó su tiempo para ofrecer una explicación conceptual sobre el narcotráfico, una delito que considera que debe abordarse de manera integral. Las definiciones que dejó se las otorgó la experiencia: los ejemplos que compartió pertenecen a causas que ha tramitado o tramita el juzgado que maneja desde 2001.
"Es un delito único con características propias que son un desafío para todos los Estados", comenzó Torres, quien destacó que en la Argentina es un país de producción, consumo y tránsito.
También detalló que el narcotráfico se produce en forma encadenada y que atraviesa varias fases desde la siembra hasta el lavado de dinero. En este sentido, hizo foco en la narcocriminalidad desde el punto de vista de las ganancias que reporta. "El narcotráfico no tiene problemas de dinero; el único problema es qué hacer con tanto dinero, dónde guardarlo", definió.
A su vez, relativizó la importancia de las incautaciones de droga al considerar que representan un porcentaje poco significativo para la cantidad que se produce. "La estrategia del secuestro es ineficaz, es una respuesta parcial. Más secuestros no es más éxito", dijo.
Enseguida el magistrado opinó que debería abrirse una causa por lavado por cada una de narcotráfico, algo que está contemplado en la legislación vigente. "Lo que hay un problema cultural. Nosotros no tenemos la cultura de estudiar la problemática económica de los delitos. Es un desafío que tenemos como Poder Judicial: tenemos que pensar más allá la indagatoria, el procesamiento y el juicio", observó.
Por último, Torres manifestó la necesidad de reformar tanto el Código Penal y como el Procesal Penal. "En el año 39 si iban al dentista los iba a atender un señor con un torno de madera —argumentó—. Si ustedes hoy tienen la mala suerte de ir al dentista y los recibe un médico con ese artefacto, ustedes escapan. Del dentista se puede escapar; del sistema judicial no. Son códigos que se pensaron para otra época, otras dimensiones territoriales, otras problemáticas y otras velocidades. Trabajamos con una herramienta que es muy vieja".