María Eugenia Vidal está cansada. "¡Me agotaste ya, dale!", reclama, un tanto en serio y otro tanto en broma, cuando faltan dos preguntas para terminar la entrevista, de casi una hora. Por los vidrios del segundo piso de sus nuevas oficinas de Retiro, sobre la avenida Libertador, se ve cómo la tormenta no da tregua sobre la Ciudad. A la gobernadora de la provincia de Buenos Aires le faltan todavía casi quince días para irse a descansar a Mar del Plata. Las vacaciones de hace dos veranos en las playas de México, que eligió para ella y sus hijos, resultan imposibles en medio de la crisis de la economía, y en vísperas de las elecciones bonaerenses que la mandataria y la mesa chica del PRO deberán definir a partir de febrero si al final se adelantan o si el calendario sigue igual.
—El Presidente anuncia mañana (N. de la R.: la entrevista se realizó el jueves) un plan de igualdad de género. En Argentina hay solo cuatro gobernadoras -usted es una de ellas-, solo el 10% de los intendentes son mujeres y menos del 40% de las bancas del Congreso están ocupadas por mujeres. ¿Por qué usted no tiene ninguna mujer en el gabinete?
—Porque cuando armé mi equipo, y tanto en el Ministerio de Desarrollo Social como en la vicejefatura, cuando estaba en la Ciudad, la mayor parte de mi equipo eran mujeres. Todas crecieron tanto que ocuparon cargos en el gobierno nacional, en el de la Ciudad, y en muchos casos tuve que volver a empezar. Hoy empieza a haber ya en la segunda línea de la Provincia muchas mujeres que yo creo que están para crecer. Creo que es cuestión de tiempo que ocupen más lugares.
—¿Pero no le hace ruido que ninguna mujer ocupe un lugar importante?
—Tiene que ver con cómo armé el equipo desde un principio, con eso de que muchas mujeres fueron a ocupar cargos públicos importantes. Y si hay algo que quiero es que crezcan, con lo cual siempre estoy dispuesta a que ocupen otros lugares, el caso de Carolina (Stanley), el caso de Guadalupe (Tagliaferri). Y la verdad que voy a seguir empujando. Creo que hay muchas que están para crecer. Avanzamos el año pasado cuando sancionamos la ley de paridad en la Legislatura. Esta revolución cultural que se está produciendo de igualdad de derechos es imparable. Estoy segura de que si me toca ocupar otra responsabilidad en 2019, 2020, va a haber más mujeres en mi equipo, que ya están creciendo, y tal vez no son tan visibles.
—¿Se considera feminista?
—Me considero impulsora de los derechos de la mujer. Yo lo viví en carne propia. Si yo estoy acá es porque otras mujeres dieron la pelea, y pienso en mujeres de todos los partidos. Pienso en Margarita Stolbizer, en "Chiche" Duhalde, en la propia Cristina. Hubo mujeres que dejaron huella para que a las que veníamos atrás fuera más fácil.
—Recién hablaba de los derechos de la mujer. Le quiero preguntar por el aborto, que fue un tema clave en la agenda de este 2018. ¿Sigue con la misma posición? ¿No se lo replanteó? ¿Sigue pensando exactamente lo mismo?
—Yo creo que la coherencia es un valor, y sobre todo en las convicciones profundas. Y yo he sostenido una coherencia a lo largo del tiempo. Desde la primera vez que fui candidata a legisladora en la Ciudad hace muchos años, contesté esa pregunta. Siempre mis electores supieron cómo pensaba, cómo actuaba, no he sido ambigua en mi posición, me parece que la coherencia es un valor. Y sí, yo tengo una posición a favor de cuidar la vida de la madre y del hijo y lo voy a seguir sosteniendo.
—Y no se planteó revisar su decisión en ningún momento del debate…
—Bueno, debe haber contribuido que no depende de mi decisión. Esta es una decisión del Congreso, un debate que se dio muy democráticamente. Si hay algo bueno de destacar de este debate es que se demostró que esas diferentes convicciones se pueden dar en el interior de cualquier partido. Y eso me parece sano. De la misma manera que creo que en el tema que ahora estamos discutiendo, del acoso, del abuso, del maltrato, ahí no hay grieta. Ahí vas a encontrar mujeres de distintos partidos que pensamos lo mismo, y que queremos creer en el testimonio de otras mujeres, y que queremos que avancen los derechos. Si hay algo destacable de este debate, qué bueno que ahí no hay grieta.
—¿Su hija más grande que edad tiene?
—18.
—¿Piensa cómo usted respecto al aborto?
—No, no.
—¿Ha tenido algún tipo de pelea por eso? Ha pasado de legisladoras que se han peleado con sus hijas por este tema.
—No. No es mi caso. A Camila siempre la eduqué en mis valores y en mis convicciones pero sabiendo que va a elegir, y con la fortaleza y capacidad necesaria para que elija.
—Se cumplen este diciembre tres años del gobierno de Mauricio Macri y de su gobierno. ¿Está mejor o peor de lo que esperaba cuando asumió?
—Son 1098 días. Creo que en personalidades como la mía o la del Presidente, aun cuando todo estuviera mucho mejor desde el punto de vista económico, nunca alcanza. Yo soy plenamente consciente de que este fue un año difícil para los argentinos y para los bonaerenses. Sí lo que sé y de lo que no tengo dudas es que yo di en estos tres años lo mejor de mí. Después la gente evaluará si alcanzó o no alcanzó. Pero que no me guardé nada y que todo lo que pude hacer para acompañar a la gente en este año difícil lo hice, de eso no tengo dudas.
—¿Y usted considera que los bonaerenses creen que alcanzó o que no alcanzó?
—Depende de qué. Si uno mira en relación con 2015 sin duda en muchos aspectos hay una provincia distinta. En 2015 hubiera sido impensable que hubiera mafiosos presos, desde jefes de barrabravas hasta sindicalistas o jueces o fiscales que convivían con el delito. Hoy casi no hay barones del Conurbano y a partir del 2023 no va a haber más. Era impensable que la gobernadora y todos los funcionarios presenten su declaración jurada y sea pública, y que cualquiera la pueda ver. Hay muchas cosas que eran impensables tres años atrás y están sucediendo.
—La UCA difundió el índice de pobreza del tercer trimestre del 2018: 33,6%, la más alta de la década. Macri dijo antes de arrancar su gestión que quería que lo midan por el combate a la pobreza, y que si no bajaba habrá fracasado. ¿Podemos hablar de un fracaso de Macri?
—Yo esperaría a ver cómo cierra su período…
—Los números incluso pueden ser peores…
—Bueno, también puede ser mejor. Yo esperaría a que termine su gestión para hacer el balance. Pero sin duda hay cosas que ya se pueden ver. Yo camino los barrios pobres hace más de 10 años todas las semanas de mi vida. La pobreza no es algo que me sorprenda. Es doloroso. Cada cifra duele. Lo que duele es cuando recorrés, saber lo que está detrás de la pobreza. Hubo un cambio profundo, que en la provincia de Buenos Aires está sucediendo, que primero tiene que ver con esto de que la pobreza no es solo el ingreso. Cuando vos hacés un asfalto a alguien, que para ir a la escuela tiene que poner las zapatillas en una bolsa, y los días que llueve tiene que salir de su casa, yo no sé si esa persona es igual de pobre. Lo mismo la cloaca, el agua potable. La pobreza tiene muchas facetas, hay una que es clave y tiene que ver con recuperar la dignidad.
—¿Pero no cree que es un retroceso que este diciembre, después de tres años de gobierno, y después de las promesas con las que llegó este proyecto, estemos hablando de esos índices de pobreza, los más altos de la última década?
—Creo que es consecuencia de un año difícil, y que todos lo esperábamos cuando esto empezó a pasar en marzo. Cambiaron nuestras prioridades. Y nuestras prioridades fueron, en función de lo que venía pasando, muy claras. Hicimos tres refuerzos en partidas sociales. Cuidamos el poder adquisitivo de los trabajadores y los jubilados. Todo lo que hicimos por las pymes. También es clave haber sostenido el trabajo. En tres años no hicimos ningún despido masivo en el Gobierno de la Provincia. Y después sostener el empleo de obra pública, porque las obras estaban en riesgo de ser paradas.
—¿No se pararon las obras?
—No.
—¿Y no se van a parar las obras?
—Las que estaban en ejecución y habían empezado hasta julio nosotros las sostuvimos.
—¿Hay obras planificadas que no se van a hacer en la Provincia?
—Las que estaban planificadas están esperando, si hay actualización del Fondo del Conurbano se van a hacer, y si no, como somos responsables, van a esperar a que esa actualización se dé. Lo que sí hicimos fue no empezar obras nuevas mientras no estuviéramos cien por ciento seguros de que la existente se podía garantizar. Yo he sido muy insistente con todo el equipo que lo que empieza se termina.
—En la reunión de gabinete ampliado, el ministro Nicolás Dujovne dijo que la discusión presupuestaria no había dejado a nadie enojado.
—No dijo eso estrictamente, hizo una broma. En realidad Nico estuvo muy bien porque dijo que le agradecía a todos los funcionarios que estaban ahí porque todos habían entendido el contexto de restricciones.
—¿Fue traumático ese proceso?
—Siempre es difícil administrar con restricción de recursos. Yo creo que todo el equipo acompañó muy bien.
—¿Fue su peor año este 2018?
—No.
—¿En la Ciudad hubo peores?
—No sé. Tal vez para mí los balances de fin de año son siempre mezcla, nunca es solo lo laboral. Y sí, definitivamente tal vez el 2016, si bien no políticamente, en términos globales fue un año más duro para mí. Fue el año de mi separación, fue el año que me fui a la base militar, fue el año donde empezaron las amenazas, fue un año más complejo desde mi balance general. Este es un año donde tal vez llego más cansada, tal vez ha sido un año que me ha exigido más. Pero bueno. Estoy más armada familiarmente. Mis hijos están mejor, aso ayuda en el balance general.
—Cuando uno escucha a los funcionarios del gobierno nacional, la única autocrítica que al menos se percibe es "fuimos demasiado optimistas". ¿Usted cree lo mismo? ¿No cree que hubo mala praxis? ¿No cree que hubo malas decisiones? ¿No cree que es una autocrítica muy tibia para la magnitud de la crisis que estamos atravesando?
—Yo creo que sí tuvimos un problema que no sé si se hubiera podido resolver, porque a mí misma me pasó. No sabíamos la profundidad del problema que tenía la Provincia y el país. Había habido tanto ocultamiento. Y cuando llegamos pensamos que lo íbamos a poder resolver mucho más rápido, y nos fuimos dando cuenta de que había como una complejidad enorme.
—¿No es una excusa?
—No, no siento que sea una excusa. Y la verdad siento que este gobierno, más allá de las autocríticas generales, es un gobierno que cuando tiene que retroceder, retrocede, que corrige decisiones. Donde hay un presidente que no tiene un cuerpo estable de aplaudidores que van a la Casa Rosada y por cadena nacional una vez por semana lo aplauden. Que cuando hace lo que hay que hacer, aunque sea difícil, da la cara. Hablamos de la pobreza, yo no sé cuántos presidentes en la Argentina anunciaron un aumento de la pobreza. Creo que Mauricio debe ser el único. Así como se paró el día que había bajado, también se paró el día que subió a dar la cara.
—¿Eso es un mérito?
—No. Es lo que corresponde, pero nunca había sucedido. En la Argentina a veces hacer lo correcto puede sorprender. Eso le trae cierto alivio a la gente. Estar gobernados por personas que con errores y con aciertos no están dispuestos a ser cortejados.
—El Gobierno insiste en que este es el camino correcto. Viendo las cifras de la pobreza, por ejemplo, ¿usted cree que es el camino correcto?
—Te iba a contestar, no es obstinación, es convicción. Él mismo (por Macri) dijo hoy en su discurso: "Pasé muchas noches sin dormir pensando una y otra vez si no había otra alternativa, si no había otra manera". Y una y otra vez llegó al mismo lugar. Yo creo que en la política, al igual que en la vida, lo que vale cuesta. Es así, no hay nada fácil. Hace muy poquito vinieron los presidentes más importantes, y todos, desde Rusia a Estados Unidos, pasando por China, Francia, España, Canadá, Inglaterra, todos coincidieron y felicitaron a la Argentina por el camino que había elegido. Si todos esos países a los que en distintos casos los argentinos admiramos dicen que estamos en el camino correcto, aunque sea difícil, y eran muy conscientes de las dificultades, estaban muy bien informados, tal vez llegó el momento de que nosotros creamos que es así. Yo sin dudas creo que es mucho más difícil de lo que hubiéramos esperado, sobre todo en el plano económico. Pero también creo que es muy profundo y por eso vale la pena.
—No haber acordado este año con los docentes, ¿usted lo toma como un fracaso de su gestión?
—Lo tomo como un pendiente. Y como definitivamente un problema y una preocupación a resolver. No solamente es importante tener razón, también es importante resolver los problemas, y hay millones de chicos que están esperando para ir a clases todos los días. Cada día de clase perdido es una oportunidad que se perdió. Es de los temas que más me preocupan. Es importante ser coherente. Mi primer diciembre fue muy duro porque no sabía si iba a poder pagar los sueldos y aguinaldos.
—¿Fue peor ese diciembre del 2015 que este diciembre?
—Sin dudas. Tener la responsabilidad de saber que 600 mil familias dependían de que yo les pudiera pagar el sueldo y el aguinaldo y saber que no estaba la plata, sin dudas fue un peso enorme. Dije "esto nunca puede volver a pasar". Después fue la triple fuga a fin de año. En cada reunión paritaria soy muy cuidadosa de las propuestas que hago. Hemos empujado mucho transformaciones profundas en la educación. En el verano, mientras no haya clases, va a haber 2.300 escuelas en obra.
—Hay intendentes que se quejan de que hay obras, especialmente en el caso de jardines de infantes, que están paradas. Dicen que una semana anuncian que se empiezan y no arrancan.
—El ministro de Educación este año va a cumplir los 135 municipios recorridos, al igual que yo. Habló con todos los intendentes. Muchas obras están avanzando, otras son responsabilidad de los intendentes, porque los intendentes reciben un fondo, que es el fondo educativo, que lo reciben del gobierno nacional, y que lo destinan a infraestructura y lo deben destinar a infraestructura.
—La quiero llevar al tema de los aportes de campaña. La Cámara Nacional Electoral definió, en un fallo que usted estaba esperando a ver qué pasaba, que la causa por los aportes de la campaña del año pasado va a quedar en manos del juez Adolfo Ziulu, con competencia electoral. ¿Hay alguna explicación de qué fue lo que pasó en esa campaña?
—Bueno. Nosotros empezamos una auditoría y algunos resultados parciales ya los presentamos en el juzgado electoral. Y definitivamente creo que hubo irregularidades administrativas. No hubo nada hasta ahora, en lo que por lo menos nosotros avanzamos hasta ahora, todavía no está terminada la auditoría, no encontramos ningún delito. Pero sí hubo mucha desprolijidad administrativa en lo que tenía que ver con una campaña de 135 municipios con 135 recaudaciones, más otras personas que recaudaban por su cuenta. Y lo que hacía a nivel central la Provincia era tomar toda esa recaudación, recibir esas rendiciones, y fue muy difícil, y seguramente hubo errores ahí de chequeo, de reconfiguración, de poder chequear de donde venía el recurso en cada lugar. Creo que eso sí fue un error de manejo de campaña. Un error que a mí en lo personal me pesa mucho, porque si hay algo que yo he defendido a lo largo de toda mi carrera política, yo puedo tener aciertos o errores de gestión, soy humana y me puede pasar, pero mi honestidad siempre ha sido mi principal capital. Yo soy la primera interesada en que se llegue a ver hasta el último peso en qué se gastó y quién lo puso. Todo lo que tenga para presentar lo voy a presentar en la Justicia. Pero hubo algo que me diferenció desde el primer día con esto: yo di la cara, hablé del tema. Yo separé a la persona de mi equipo con la que trabajaba hace muchos años. No vine a la política a hacer plata.
—Pero en los informes figuran muchos beneficiarios de planes sociales como aportantes que dicen no haber aportado.
—No son la mayor parte de los aportantes. Es un grupo reducido que coincide con el padrón de afiliación. Todos estaban en la Justicia como afiliados al partido. Nosotros vamos a hacer lo que corresponda.
—¿Usted cree que pueden justificar el dinero de esa campaña?
—Yo creo que lo vamos a saber. Por supuesto. Se lo vamos a poder demostrar a la Justicia. Y si no yo misma lo voy a denunciar. No tengo nada para ocultar de verdad.
—¿Le preocupa cómo se va a financiar la próxima campaña?
—Se está discutiendo en el Congreso. Creo que es fundamental que haya una ley de financiamiento nueva. Que ponga blanco sobre negro todo el financiamiento de las campañas, y que le lleve tranquilidad al sistema político y a la sociedad, para que quede bien claro. Ojalá que para la próxima campaña tengamos una ley clara.
—Con sinceridad, ¿qué hubiera dicho usted si esto le hubiera pasado al kirchnerismo? ¿Cuál cree que hubiera sido su posición?
—Yo creo que hay una diferencia profunda, y tiene que ver con los antecedentes y con la historia. El kirchnerismo ha estado vinculado en casos de corrupción muy profundos. Hay una diferencia profunda, y creo que las causas que vinculan al kirchnerismo con corrupción hablan de un sistema, que no tienen que ver con una campaña, que era permanente. Hay una gran brecha entre un caso y el otro.
—Le leo un fragmento del discurso de Andrés Manuel López Obrador en su reciente asunción en México, al hablar de la lucha contra la corrupción. "Al contrario de lo que pudiera suponerse, esta nueva etapa la vamos a iniciar sin perseguir a nadie porque no apostamos al circo ni a la simulación, creo que en el terreno de la Justicia se pueden castigar los errores del pasado, pero lo fundamental es evitar los delitos del porvenir, propongo que pongamos un punto final y empecemos de nuevo, que no haya persecución a los funcionarios del pasado, y que las autoridades encargadas desahoguen en absoluta libertad", dijo AMLO. ¿Usted cree que justamente pasa esto en nuestro país, que hay simulación y persecución?
—Yo creo que tenemos una Justicia con mucho por mejorar pero definitivamente independiente. No tengo dudas.
—¿Está convencida de eso?
—Estoy convencida de que no tiene ninguna presión del poder político para actuar. No hay más excusas.
—¿Ni usted ni Macri tienen operadores en la Justicia?
—Yo no tengo ningún operador. Que no quiere decir que no tenga diálogo o relación. No salen en los diarios, pero hay muchos jueces y fiscales que hacen una tarea heroica y silenciosa, y no son conocidos. Este relato kirchnerista de la persecución judicial se terminó de caer esta semana.
—¿Se refiere a la citación a indagatoria de Franco y Gianfranco Macri?
—Ya había mostrado su independencia citándolo a (Angelo) Calcaterra. Esta semana se termina de demostrar.
—¿No cree que es parte, como dijo López Obrador en su discurso, de la simulación y el circo mediático?
—Definitivamente no. Creo que hay una Justicia que demostró y está demostrando que equivocada o no toma sus decisiones, y que no le responde a nadie. Y eso en la Argentina es algo nuevo. Sorprende que el Presidente se entere de la decisión de un juez por los medios.
—Elisa Carrió dijo que había perdido la confianza en el Presidente, y habló de complicidad de un sector del Gobierno con la impunidad judicial. Lo que le quiero preguntar es: ¿cuál es el Macri verdadero? ¿El socio de Carrió o el amigo de Angelici, entendiendo al presidente de Boca como un operador judicial?
—El formato de la pregunta esconde la respuesta. Cuando Mauricio elige hacer política la elige a Carrió, a los amigos del Presidente él tiene la total libertad de elegirlos. Me parece que queda claro dónde están su convicción y sus valores. Él puede tener los amigos que quiera, como cada uno de nosotros los tenemos. Una cosa es ser amigo de alguien y otra cosa es trabajar con alguien. A veces las dos cosas pueden fundirse. Otras veces no. Y creo que con Angelici lo une Boca, otras pasiones, y con Carrió lo une la política, el proyecto de futuro de país. No me asustan las diferencias de Cambiemos. Yo las celebro.
—¿Usted tiene diferencias con funcionarios de Cambiemos?
—Claro que las he tenido, por supuesto.
—¿Las tiene actualmente?
—No. Pero hemos tenido debates. No ahora que soy gobernadora. Hay una mesa donde se puede discutir. El Presidente te escucha. Yo creo en un espacio donde el partido radical puede sacar un comunicado y "Lilita" puede hacer una declaración pública. A la larga, en estos tres años, eso nos hizo mejor espacio político. Reconocer un error no es debilidad, es fortaleza.
—¿Tuvo estos meses cortocircuitos con Marcos Peña?
—No.
—¿Es un invento nuestro?
—Yo creo que a veces hay un exceso de interpretación y de buscar las diferencias. A veces cuesta entender que enfrentamos realidades distintas. Pasó eso con el protocolo (de uso de armas de fuego). Hay distintas maneras de instrumentarlo. Las realidades exigen a veces decisiones distintas, y eso no es que pensemos diferente, es que tomamos decisiones sobre realidades distintas. A ellos les toca todo el país, a mí me toca una realidad de una provincia gobernada por los mismos y con realidades muy diferentes a las del resto. El Conurbano solo existe en la provincia de Buenos Aires.
—En algún momento trascendió que usted culpaba a Marcos Peña por la crisis del programa económico. ¿Es totalmente falso?
—Sería como casi infantil…
—Como uno de los culpables, al menos…
—No, no.
—Aquel fin de semana en la quinta de Olivos de principios de septiembre, que terminó con la salida de Mario Quintana, ¿fue traumático?
—No fue traumático para Cambiemos, fue un momento muy difícil para el país, pero no por lo que pasaba en Olivos, si no por lo que pasaba en los mercados, y eso era lo que nos preocupaba más. Fueron meses difíciles por eso, porque faltaba crédito, porque el mundo dejó de prestarnos, porque el aumento del dólar uno sabe que se va a trasladar a inflación y pobreza. Sería infantil de mi parte creer que hay una persona que define todo eso. No hay nadie solo que define el éxito ni el fracaso de nada. Todo es colectivo. Yo hago mi propia parte de autocrítica. Creo que cada uno puso lo mejor de sí mismo. Si hay algo de lo que no me quedan dudas es que, con errores y aciertos, Marcos, Mauricio, Horacio, mi caso, ministros, dejamos todo en la cancha. Si no lo hicimos mejor es porque no pudimos, no porque no quisimos. Realmente dejamos nuestro mejor esfuerzo, y creemos que va a valer la pena para el país.
—El año pasado le ganaron a Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Parecía que era el final de la carrera política de la ex presidenta, con causas judiciales en su contra, con pedidos de desafuero y de detención. ¿Cómo explica que Cristina hoy mida tan bien en las encuestas y que sea tan competitiva?
—Creo que Cristina tiene un caudal de votos que lo ha tenido siempre. Es el mismo caudal que tuvo en la última elección. No cambió.
—¿No es un déficit del macrismo?
—No, creo que hay una parte de los argentinos que elige ese modelo. Y también hay que respetarlo, y es parte de la democracia. Hay una parte de los argentinos y de los bonaerenses que eligen el camino que propone el kirchnerismo, y que priorizan otros valores, otros trayectos distintos al que propone Cambiemos. De la misma manera que hay un conjunto de argentinos y de bonaerenses que eligen a Cambiemos aun con estos momentos difíciles.
—¿Cree que los van a seguir eligiendo?
—Yo creo que sí, creo que hay una mayoría. Lo más importante es que la mayoría no quiere volver atrás. Y sobre todo en la provincia de Buenos Aires. No me imagino bonaerenses que quieran volver, por lo menos en su mayoría, a tener barones en el conurbano, planes sociales a cambio de sometimiento y movilización…
—O sea que usted cree que va a reelegir.
—No, yo no dije que voy a ser candidata. Todavía no sé ni candidatura ni calendario electoral.
—¿Está en análisis el adelantamiento? ¿Lo habló con el Presidente?
—No lo hablé con él, quedé con Marcos en que lo íbamos a charlar en febrero.
—¿Tiene claro si le conviene o no?
—Lo tengo que analizar mejor, esa es la verdad.
—Así como hablaron tanto de la herencia recibida cuando asumieron en el gobierno, en el caso de que usted sea candidata y reelija, y si el Presidente es candidato y reelige, ¿ustedes van a tener en ese momento la herencia macrista como tuvieron la herencia kirchnerista? Por ejemplo, por el alto nivel de deuda del país.
—Vamos a tener todo lo que hay que mejorar y todo lo positivo también.
—¿Es más lo positivo o lo negativo?
—Eso lo va a tener que decidir la gente, no lo puedo decir yo. Es difícil evaluarse uno mismo. No me gusta la condescendencia. Yo siento que eso lo va a decidir la gente. Hay cosas objetivas. La gente las ve. Y las va a poder confirmar el año que viene.
—No le voy a preguntar por su candidatura presidencial, ¿pero cree que hay un sector del círculo rojo que quiere que usted sea la candidata y no Macri?
—No sé, ni idea. No me preocupa. No estoy pendiente de eso.
—Vuelvo a la cuestión del género, y en medio de este cambio cultural, ¿alguna vez sufrió algún acoso en política? El PRO tuvo en algún momento fama de espacio machista, y la política en general es un rubro machista.
—Tuve, no sé si decirle ventaja, que es que la primera persona con la que trabajé en el Estado, que fue Horacio, y después Mauricio, han sido dos personas muy respetuosas, siempre. Muy. Al darme un lugar ellos de mucho respeto eso también condicionó a los demás. Pero sin duda, yo creo que todas las mujeres de mi generación, incluso más chicas, han pasado por una situación de violencia de género. En el trabajo, en la calle, en un colectivo, en el tren. En algún momento nos hemos sentido incómodas, intimadas y hasta lo hemos mantenido en silencio. Hay algo que me llena de esperanza: a mis hijas no les va a pasar. Son de otra generación.