Waldo Wolff: "Creo que el asesinato de Nisman fue obra de un servicio local"

El diputado por Cambiemos y la periodista Delia Sisro acaban de publicar "Asesinaron al fiscal Nisman. Yo fui testigo", un libro que va desde lo testimonial y biográfico a lo investigativo y que respalda la tesis de la Justicia sobre el homicidio del fiscal que denunció a la expresidenta Cristina Kirchner por el presunto encubrimiento del atentado contra la mutual judía

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El diputado por Cambiemos Waldo Wolff fue la última persona en recibir del fiscal de la UFI AMIA, Alberto Nisman, una foto por WhatsApp que recreaba su compromiso con la investigación que lo había llevado -cuatro días antes- a imputar a la expresidenta Cristina Kirchner por el presunto encubrimiento del atentado contra la mutual judía.

Wolff recibió la imagen del improvisado escritorio de trabajo del fiscal junto con resaltadores y las impresiones de la fundamentación de la denuncia, desparramadas en el comedor de su departamento en Puerto Madero horas antes de que Nisman fuera asesinado en enero de 2015, según la pesquisa de la justicia federal.

Antes de ese hecho todavía impune, el entonces vicepresidente de la DAIA alzaba su voz "contra el pacto de impunidad sellado con Irán" que el fiscal había denunciado y se aprestaba a fundamentar ante una comisión del Congreso.

El diputado Waldo Wolff y la periodista Delia Sisro
El diputado Waldo Wolff y la periodista Delia Sisro

Tras la muerte de Alberto Nisman, Wolff continuó denunciando las irregularidades institucionales que rodearon la investigación.

Asesinaron al fiscal Nisman. Yo fui testigo, es el flamante libro en el que documenta -junto a la periodista Delia Sisro- cada uno de los hechos objetivos, pericias y circunstancias políticas a través de las cuales se intentó cimentar la hipótesis de un suicidio. Tras compendiar y traducir el expediente que investiga su muerte, los autores respaldan la tesis de la Justicia: "Nisman murió por lo que él sabía y estaba dispuesto a ventilar", afirman Wolff y Sisro en una entrevista con Infobae.

Y anticipan parte de esa escurridiza verdad real desmenuzada en el capítulo central sobre la muerte del fiscal que la impericia inicial de la justicia, las deformaciones de medios adictos y la voluntad política se empeñaron en esmerilar.

"#EsPruebaNoEsRelato", escriben frente a cada uno de los hechos del expediente que se encargan de iluminar para que los lectores elaboren sus propias conclusiones.

Portada del libro centrado en la investigación sobre la muerte del fiscal Nisman
Portada del libro centrado en la investigación sobre la muerte del fiscal Nisman

Ya desde el título, Asesinaron al fiscal Nisman. Yo fui testigo, asoma lo testimonial. ¿De qué fuiste testigo?

Wolff: Fui testigo de una época en la que hablar era difícil. Nos perseguían, nos atormentaban, nos hostigaban, nos amenazaban. Y además vi cómo se mató a un fiscal desde las pruebas, porque no lo digo yo, lo dice en su fallo el juez (Julián) Ercolini: "Se ha probado con los elementos que da el Código Procesal Penal de la Nación que la muerte del fiscal Nisman no obedeció a un suicidio y que habrían participado terceras personas en forma dolosa".

Más allá de lo que dice el juez, lo que también está probado es que todo el aparato kirchnerista asesinaba el concepto de un fiscal con lo que esto representa. Porque se metían en su vida privada; porque la expresidente por cadena nacional decía que tenía una relación íntima con Lagomarsino, mintiendo y no importándole que lo escucharan sus hijas; porque mientras gran parte de un país salía a la calle en silencio en la Marcha de los Paraguas, ella decía: "Nosotros nos quedamos con el festejo y les regalamos el silencio". Eso también es asesinar a un fiscal. Eso también es ir por las instituciones. Eso es ir por todo como ella bien lo dijo y se hacía cargo de eso.

—En el libro, que va desde lo testimonial y biográfico a lo investigativo, hay un capítulo central que muestra cómo murió Nisman. ¿Cómo abordaron esas pericias?

Delia Sisro: Por empezar, la verdad es soberana siempre. Íbamos viendo las fotos, leyendo el expediente, viendo los peritajes y los hechos hablaban por sí solos. Entonces decidimos centrarnos en lo estrictamente objetivo. Poníamos algo y decíamos: "No, esto es adjetivación" y lo quitábamos, porque queríamos centrarnos en los hechos para que la gente pudiera sacar sus propias conclusiones. Y los hechos eran tan abrumadores que alcanzaban con enumerarlos.

El desenlace fatal según la reconstrucción que aportó la querella
El desenlace fatal según la reconstrucción que aportó la querella

—¿Quiénes fueron las fuentes?

DS: No podríamos hablar de una sola persona, porque fueron muchas, además del expediente. Hubo muchísima lectura y consultas a gente vinculada a la causa y otra que no. Aspiramos a que todo el mundo pudiera entender para no quedarse con un relato masticado. Por eso, con un lenguaje sencillo, explicamos desde lo que es un espasmo cadavérico hasta lo que son los "ojos de mapache" para la medicina forense y cómo uno y otro estado no pueden coexistir; una de las tantas contradicciones que al ser pasadas por alto instalaban la hipótesis del suicidio.

—De todo aquello que investigaron, ¿qué fue lo que más les llamó la atención por su incongruencia?

WW: Muchos se preguntaban por qué la primera pericia dio de una manera y la segunda de otra. Y es importante aclarar que la primera pericia se hizo con mucha menos información de la que había. La segunda fue complementaria e incluyó muchos más elementos, como por ejemplo, la remera del fiscal, que una perito cortó. Hay una premisa básica en las autopsias de que al muerto se lo debe llevar vestido a la morgue. En esa segunda pericia se analiza también la famosa alfombrita que estaba debajo de sus pies estirada como si la hubiesen puesto, con gotas verticales que está probado que han caído de diferentes alturas. Las cuestiones físicas que indicaron que no se trató de un suicidio sino que participaron terceras personas fueron precisamente las manchas de sangre en el baño, la posición del arma, la posición final del cuerpo y el modo de absorción de la sangre en la ropa de Nisman. En el caso de las manchas en la remera del lado izquierdo, cuando la bala entró por la sien derecha, los peritos que analizaron las fotos no logran explicarlas si no es con la participación de terceras personas tal como determinó Ercolini.

—Fallo que ratificó la Cámara también…

DS: La ausencia de rastros de pólvora en sus manos fue clave, porque para poder descubrir si él se había disparado con el arma, el plomo, el antimonio y el bario debían estar fusionados en la mano. Se hicieron tres pruebas, dos en Salta y una en La Plata, con lapsos diversos de tiempo para ver la permanencia de esos tres elementos en la piel. En todas dio negativo; una prueba más que contundente. También hay un montón de cuestiones simbólicas que en realidad fueron la parte más siniestra de la historia. A lo de la remera hay que agregar que además la pusieron en una bolsa de supermercado, adentro de un sobre de papel. Del mismo modo que foliaron en lápiz negro. Todos estos hechos fueron siniestros.

WW: Agrego una más: la teoría de que él se mató frente al espejo, que está basada en una marca de su mano. Está probado y están las fotos en el libro de que si fue un suicidio frente al espejo, no se puede explicar cómo todo el lado derecho del baño esté inmaculado, cuando la bala no tuvo orificio de salida y la cabeza es un lugar altamente vascularizado.

Reconstrucción del asesinato del fiscal aportada por la querella
Reconstrucción del asesinato del fiscal aportada por la querella

—¿Por qué se insiste sobre la hipótesis del suicidio?

WW: Es una pregunta que tenés que hacer a aquellos que defienden eso. No vamos a invertir demasiado tiempo en ver por qué hay gente que incluso está criticando el libro antes de leer las pruebas. Es un tema que tiene que ver, a mi entender, con una enfermedad que llevamos como sociedad hace muchos años. Hay un autor que decía: "Es mucho más fácil defender una mentira que reconocer que te han engañado". Nisman no tenía rastros de pólvora y sin embargo al disparar el arma los deja. Ese es uno de los cuadros de esta película que es indiscutible.

DS: Hubo una construcción. La idea de que él supuestamente se mató frente al espejo fue pensada, fue construida. Todo cerraba. La gente que se suicida frente al espejo suele ser la gente que se mata con armas blancas. Por muchísimas razones que explicamos en el libro esto no era posible. Pero si lo contás rapidito y decís: "La denuncia era un mamarracho, entonces se deprimió y se mató", rápidamente el relato funciona.

—Subrayan las desprolijidades iniciales de la investigación y también refutan las distorsiones instaladas por los medios, intencionadas o no. ¿Cuál de esas dos variables fue más reprochable?

DS: Todo es objetable y todo indigna. Mientras corroborábamos los hechos, la primera palabra que asomaba era dolor. Básicamente porque la muerte de un fiscal es un magnicidio. No puede ser siquiera investigada como cualquier otra muerte, aunque todas deban ser investigadas rigurosamente. La impericia, la negligencia, el descuido, el abandono tienen explicaciones diferentes. Algunas fueron por ignorancia; hubo gente que no sabía hacer bien su tarea, lo cual también es grave. Pero el tema es que ese cocktail empeoró el caso. No hemos tenido un día de duelo por la muerte de un fiscal. Inclusive creyendo que se suicidó, es una muerte.

El ex secretario de Seguridad, Sergio Berni, y la fiscal Viviana Fein
El ex secretario de Seguridad, Sergio Berni, y la fiscal Viviana Fein

—También señalan mentiras y les atribuyen intencionalidad política…

WW: Los medios mintieron a sabiendas. Página 12 sacó un título diciendo que Nisman tenía 1,76 gramos de alcohol en el estómago y que por eso estaba borracho. Investigando descubrimos que 1,76 gramos de alcohol en el estómago no tiene nada que ver con alcohol en sangre. En realidad, eso era etanol. La expresidente por cadena nacional dijo que Nisman llegó a cambiar el pasaje [estando de vacaciones en Europa] para volver el 12 de enero de 2015 [por una supuesta gestión de Jaime Stiusso]. Mintieron a sabiendas y utilizaron el aparato del Estado.

Acá tenés a la expresidente de la Nación sentada, el día de la apertura de sesiones ordinarias de la Cámara de Diputados, en el sillón del presidente del honorable Congreso de la Nación Argentina, escrachando por cadena nacional. Y los medios que las seguían aplaudían eso. Acá la señora expresidente dijo vestidita de blanco por cadena nacional que Nisman tenía una relación íntima con Lagomarsino…

Nosotros no nos metemos en la vida personal de nadie, porque incluso en las guerras hay que tener la honorabilidad de respetar al enemigo cuando uno está combatiendo y se permite incluso enterrarlo con honores. Acá, esta señora salió a decir que festejaba mientras muchos estábamos de duelo. Un ex jefe de gabinete, con el cuerpo todavía caliente del fiscal, amenazó con meter presa a la madre y criticó el duelo judío. Le explicaba a la sociedad por Twitter cómo los judíos hacíamos duelo. La verdad es que lo que vivimos como ciudadanos fue sencillamente asqueroso. No tiene otra calificación.

—¿Por qué lo mataron a Nisman? ¿Y cuál fue el vínculo que usted tenía con él?

WW: No era amigo de Nisman, y siempre lo digo porque no hago apología de las relaciones. Tenía trato profesional con él porque yo era vicepresidente de la DAIA, querellante en la causa AMIA que él investigaba. Nunca me vi por afuera de cuestiones que tuvieran que ver con el trabajo, razón por la cual para mí esto [sus sucesivos reclamos públicos en la causa Nisman] fue una experiencia cívica. Lo hice por hartazgo, lo hice porque fueron por él y terminaron viniendo por mí. Después se metieron con mi familia, me amenazaron, me amenazó un juez federal, me acusaron de ser agente del Mossad y de traición a la patria por representar intereses extranjeros y corporaciones económicas.

Fueron los mismos argumentos con los que los nazis persiguieron a mis abuelos en Alemania. La diferencia es que yo no me escapo de mi país. Yo vengo a luchar para que no se persiga nunca más a nadie desde el poder. ¿Por qué mataron a Nisman? Yo no lo pongo en el libro. Lo que yo creo—y esto sí es una construcción política, porque quiero que cada uno saque sus propias conclusiones—, es porque iba a hablar. Él el lunes iba a sentar a todos los servicios de inteligencia frente a la Justicia. Iban a ver sus teléfonos, sus cuentas, sus viajes, sus declaraciones juradas. Hacé un paralelismo con la causa de los cuadernos: tenemos más de veinte empresarios presos y esto ha revolucionado a la política argentina. Imaginate sentando a la SIDE de aquel momento, que tenía viajes a Venezuela y a Irán, connivencia con Esteche, con D'Elía, con lo peor que tuvimos como país en los años que nos tocó vivir esta injerencia, y con la venta y la cesión del valor más sagrado que es la justicia cedida al que está acusado de haber puesto una bomba en Argentina y matado 85 personas.

El ex fiscal Alberto Nisman (Reuters)
El ex fiscal Alberto Nisman (Reuters)

—¿La vieron como un disparo al avispero?

WW: No, en el caso de Nisman, era un disparo a una abeja, pero iba a tener que presentarse el avispero, siguiendo esa comparación, y se iba a ver todo lo que había debajo, de lo que ellos terminaron criticando y de quiénes fueron socios. No lo conozco, pero Stiuso dio testimonio de que él recibió órdenes en el 2012 de dejar de investigar a Irán. Y nadie lo denunció por falso testimonio, así que para mí es verdad porque así figura en el expediente. Y ninguno de los acusados, incluso la expresidente, cuando él dijo que recibió órdenes de ella, se presentó a denunciarlo por falso testimonio.

DS: En mi caso no tengo una hipótesis tan distinta. Creo que Nisman, a quien nunca conocí  sino que reconstruí su imagen a través de muchos relatos, tenía dos cosas que son siempre muy peligrosas: información y no tenía miedo. Eso siempre es una combinación explosiva y lo terminaron explotando, literalmente.

Héctor Timerman firmando el Memorándum con Irán
Héctor Timerman firmando el Memorándum con Irán

—El capítulo dedicado a la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán se centra en la figura de Timerman. ¿Por qué creen que Timerman, siendo judío, se prestó a semejante acuerdo de cesión de soberanía y de impunidad?

WW: Nunca me metí con la condición de judío de (Héctor) Timerman ni lo voy a hacer. Y eso me costó mucha discusión ya que dentro de mi comunidad proponían echarlo. Y para mí eso no está bien porque el judaísmo no tiene un código de comportamiento. No soy quién para decir si Timerman es buen o mal judío. Sí creo que fue un pésimo canciller. Cuento en el libro que él nos confiesa a tres personas que él sabía que lo único que quería Irán era que cayeran las alertas rojas. Está en los expedientes. Él nos llama en abril de 2014. Fue casi un año y medio después de suscripto el memorándum que se firmó el día de la Conmemoración Internacional del Holocausto (27 de enero de 2013), con un país negacionista del Holocausto que, además, había puesto una bomba en la central judía en la Argentina.

Él nos llama a mí, que era vicepresidente de la DAIA, al presidente y al secretario, y nos dice: "Miren, yo viajo a Israel ahora. Pero cuando vuelva seguramente la Cámara va a fallar por la inconstitucionalidad del memorándum.  Les pido que sean buenos con el Gobierno porque el Gobierno tuvo buena voluntad. Y les pido que esta conversación quede acá hasta que yo vuelva". Se va en viaje oficial, y cuando vuelve el Gobierno apela la inconstitucionalidad del memorándum dictada por la cámara.

Luego, de manera muy enérgica, él acusa a las instituciones de la comunidad judía. El secretario de la DAIA lo llama y le dice: "Pero vos nos dijiste hace tres semanas que no iban a apelar y nos pedías que los acompañemos". Timerman contestó: "Me quedé sin margen, hablen con Zannini". ¿Por qué lo hizo? Es una pregunta que tendrá que responderla él. Yo, al igual que los otros dirigentes, nos presentamos ante (el juez federal Claudio) Bonadio y declaramos lo que él nos había dicho. En su caso creo que es como el fanatismo del converso. Y cuando hablo de converso no hablo de religión, sino del fanatismo del que abraza una ideología, que suele ser mucho más fuerte.

La expresidenta Cristina Kirchner y su canciller, Héctor Timerman.
La expresidenta Cristina Kirchner y su canciller, Héctor Timerman.

—¿Puede contar su contacto con el juez Daniel Rafecas?

WW: Nosotros en la DAIA no éramos querellantes en la causa que se abrió a partir de la denuncia de Nisman, en la que acusa de encubrimiento a la expresidente y al excanciller [entre otros 10 imputados que serán juzgados]. Rafecas nos llama a su despacho el 26 de febrero de 2015, el mismo día que firma la desestimación in límine de la denuncia de Nisman. Ahí nos exhibe dos documentos en los que, según él, Nisman se contradecía respecto a su denuncia.  Después nos dice que la secretaria de Nisman coincidía con él en que el fiscal tenía un problema psiquiátrico. Yo nunca había hablado personalmente con Rafecas, por más que él era un hombre muy vinculado a la comunidad. Lo había visto en algunos eventos sociales, pero no tenía relación con él. Y la verdad es que me fui preocupado, porque yo no era amigo de Nisman y esa era la primera noticia de que alguien cercano a él, como su secretaria, decía que tenía un problema psiquiátrico.

El juez Daniel Rafecas desestimó originalmente la denuncia de Nisman
El juez Daniel Rafecas desestimó originalmente la denuncia de Nisman

—Hay otros detalles reveladores en el libro, cuando Rafecas les dice: "¿A cuál de los dos Nisman le creo?" y cuando firma en presencia de ustedes el fallo que desestima esa denuncia…

WW: Bueno, de hecho fue sancionado por el Consejo de la Magistratura por ese hecho que es inédito, por conducta indecorosa y reprochable. Tendría que explicarlo él. Pero aquello fue una muestra de poder. Y habría que aclarar que después la secretaria de Nisman confirmó que esos documentos no se contradecían, negó que ella pensara que Nisman tenía problemas psiquiátricos, y ratificó que no había hablado con Rafecas en el último tiempo. Yo más tarde lo denuncié en la Justicia, porque justamente por aquello lo critiqué en un programa de TV. Él me llamó y me amenazó. Esa causa fue cerrada por el juez Casanello en 24 horas, sin llamarme a declarar y sin que el fiscal Delgado apelara, en una muestra de corporativismo judicial. Él sabe que me apretó y de hecho lo reconoció en el testimonio que dio ante Casanello. "Sí—dice—, yo lo llamé a Wolff, y le hablé en términos ásperos y difíciles". Fue un apriete.

—¿Creen que se va a saber algún día quién mató a Nisman? ¿Tienen una hipótesis formada?

WW: Yo sí y esto es una opinión, no es un dato: esto es obra de un servicio local. Había muchos interesados en que él no hablase aquel lunes: muchos interesados por el tema del Memorándum, por el tema Irán, para que no se contara qué pasaba con toda la plata negra que movía la SIDE de aquel entonces. ¿Quién fue? El tiempo dirá. Hoy el vaso está medio lleno. Tanto para la familia Nisman, como para las 85 familias que perdieron a un ser querido en la AMIA, o para los parientes de los 29 muertos en el atentado a la embajada de Israel. Todo forma parte de un mismo ciclo de atentados del terrorismo islámico. Pero estuvieron a esto de hacernos creer que la denuncia de Nisman era un mamarracho y hoy hay dos fallos que dicen que su denuncia fue plausible, verosímil y coherente. Y hay otros dos fallos que dicen que esto debe investigarse como un asesinato.  Por eso, hasta que algunos no puedan dejar a un costado esa ideología venenosa que carcome a las instituciones y entender que la figura de un fiscal—459 veces escritas en un libro con mayúscula—, debe ser resaltada, se va a hacer difícil que entre todos podamos construir un país con instituciones más firmes.

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