"Horrible, qué te puedo decir". La vicepresidente de la Nación, Gabriela Michetti, utilizó esas palabras para referirse a la desprolija recepción del presidente francés, Emmanuel Macrón, en el aeropuerto internacional de Ezeiza. El mandatario llegó el miércoles por la noche al país para participar de la cumbre del G20 y se encontró con una extraña situación al salir del avión, ya que no había nadie para recibirlo. Ante esa ausencia, saludó a dos empleados del aeropuerto.
Michetti, que pudo interceptar y darle la bienvenida al jefe de Estado cuando estaba por subirse a su auto oficial, admitió que "seguramente hubo alguna responsabilidad de gente del protocolo" durante la recepción, pero indicó que el hecho "no tiene demasiada trascendencia".
"Estuve una hora y cuarto antes en la pista esperando que llegara el avión. Salí temprano de casa", comenzó Michetti con su relato sobre lo sucedido. "Teníamos tiempo de sobra", agregó. En ese momento, la funcionaria estaba acompañada por el vicecanciller Daniel Raimondi y el embajador francés en Buenos Aires, Pierre Henri Guignard.
Los cortocircuitos se desencadenaron cuando el avión tocó tierra. "Cuando ponen la alfombra roja y arranco con la silla como para ir, una persona de protocolo me dice: 'no, no, la PSA (Policía de Seguridad Aeroportuaria) nos dice que esperemos, Macron no está bajando", continuó en diálogo con radio La Red.
Sin embargo, fue justo en ese momento cuando el mandatario y su esposa Brigitte Marie-Claude Trogneux descendieron de la aeronave y avanzaron hacia el auto oficial. En ese recorrido le dio un saludo cordial al personal aeroportuario que portaba "chalecos amarillos". Casualmente, esa vestimenta es un símbolo de las revueltas en Francia contra su gestión.
"Bajó primero un grupito de 6 o 7 personas. En ese momento el vicecanciller y el embajador dicen que estaba bajando Macron", precisó Michetti. "Serían unos 20 metros, ahí arrancamos volando. ¡Salimos no sabés cómo! Casi me mato, me enganché el pantalón en la rueda y enseguida lo agarramos cuando se subía al auto", relató.
En un improvisado francés, Michetti habló unos minutos con el mandatario sobre la pista de aterrizaje para luego partir rumbo al hotel Intercontinental, ubicado en el barrio de San Telmo.
"No le doy demasiada trascendencia, y creo que él tampoco", aseguró Michetti sobre la charla "descontracturada"que tuvo con Macron. "Se mató de risa", indicó.
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