La posibilidad de rescatar el submarino Ara San Juan, hundido a más de 900 metros a 500 kilómetros de la costa de Comodoro Rivadavia, se transformó en el centro de la discusión política luego del hallazgo de la embarcación tras un año desde su desaparición, y en uno de los principales reclamos por parte de un grupo de familiares de los submarinistas.
Sin embargo, tanto en el Gobierno como en la Justicia y en las Fuerzas Armadas reconocieron la dificultad de realizar un operativo para movilizar el submarino. "No digo que sea imposible, pero es muy difícil técnicamente; todos (los submarinos que se hundieron) descansan en el fondo del mar", explicó el ex vocero de la Armada, Enrique Balbi, recientemente designado como agregado militar en Estados Unidos.
"Técnica e históricamente de los (submarinos) que se han intentado rescatar, todos descansan en el fondo del mar", señaló Balbi en diálogo con radio Mitre, y puso como ejemplo una operación frustrada e instrumentada por Estados Unidos en los años 60.
"Estaba a 129 metros de profundidad, fue una operación secreta que duró mucho tiempo y se gastó mucho dinero y se terminó hundiendo en medio de la maniobra, por que un submarino cuando está colapsado en el fondo del del mar está muy debilitado por la deformación y torción del casco, abollado y, en el riesgo de querer izarlo más allá de lo que cueste o dure, se puede llegar a romper la estructura. También es riesgosa la maniobra para aquellos que quieran reflotarlo", explicó.
Por otro lado, diferenció la situación del ARA San Juan con la del submarino ruso Kursk, que estalló en el 2000 con 118 marinos a bordo. "Fue un caso diferente, se hundió a 100 metros de profundidad, y medía 150 metros, por lo que en forma vertical sobresalía a la vista de cualquiera. Además, no estaba implosionado. Lo que hizo la federación rusa fue utilizar buzos para seccionar la proa con una herramienta especial y después izarlo a la superficie".
Además de la complejidad de movilizar el submarino, Balbi mencionó las complicaciones técnicas que una operación a 900 metros de profundidad. "Se tendría que hacer de forma remota, y la empresa (Ocean Infinity) tiene los ROV, estos vehículos no tripulados que cuentan con brazos hidráulicos que pueden subir una pieza de hasta 45 toneladas. Además, la grúa que tiene en el Seabed Constructor puede levantar hasta 25 toneladas mientras que el submarino pesa 2300 toneladas", señaló.
En las últimas horas, el ministro de Defensa, Oscar Aguad, que planteó como un "disparate" la eventual inversión de 4 mil millones de dólares para reflotar al submarino argentino, agregó en radio La Red que "por el lugar, por la distancia y por la tecnología que hay en el mundo es casi imposible una operación de rescate. Además, si se intentara, sería a altísimo riesgo".
"Hay que comprender que no son 900 metros de una llanura, el submarino fue encontrado en un cañadón, una suerte de montaña, una grieta, por eso fue tan difícil encontrarlo y por eso pasaron muchos buques por arriba y no pudieron visualizarlo", amplió el funcionario.
La jueza de Caleta Olivia, Marta Yáñez, a cargo de la causa, señaló también a radio La Red: "Lo que yo digo es que para llevar a cabo una operación de este tipo, primero tenemos que hacer un estudio de factibilidad técnica y económica. Habría que analizar cuidadosamente si esto es beneficioso y qué consecuencias podría generar sobre vidas humanas y sobre el material. Habría que analizar, por ejemplo, si se puede retirar en forma entera".
Por su lado, Oliver Plunket, el CEO de Ocean infinity, también se refirió a las complejidades de una operación de rescate: "No tenemos una imagen completa del lugar. Lo que se difundió fueron imágenes de una grabación de video, las otras fueron tomadas en alta definición. Hay que revisar eso, pero cualquier operación en el mar, en aguas profundas, tendrá un costo, pero aún es difícil tener una idea de qué costo", expresó en una entrevista con CNN.
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