Histórico dirigente peronista. Participante y observador de todos los gobiernos que levantaron las banderas del líder justicialista, Julio Bárbaro se decidió a escribir sus memorias. Entrevistado por Infobae, Bárbaro explicó que decidió hacerlo para romper la distancia generacional entre los jóvenes actuales y los de su tiempo y para "recuperar el peronismo como parte de la clase trabajadora y sacar al peronismo como parte de la estructura universitaria, donde lo puso el kirchnerismo".
"Nosotros eramos una mezcla de curiosidad con pasión, y de pronto me crucé con jóvenes que no tienen ni curiosidad ni pasión, entonces me asombró. Yo describo esto, fue mi vida, quedó hace tanto y es tan distante", contó sobre una de las motivaciones que lo llevaron a plasmar sus vivencias en "Entre sueños y pesadillas. Memorias de una pasión política", editado por Margen Izquierdo.
En el texto, el dirigente peronista repasó la influencia católica en su vida -fue educado pupilo en un instituto salesiano-, su acercamiento al peronismo pese a que su familia era antiperonista, su amistad con el Papa, su pelea con todos los gobiernos que integró –"un caso para el psiquiatra"– y sus duras críticas a Montoneros, quienes aseguró fueron los autores del asesinato del padre Carlos Mugica.
Su relato no se detiene en el pasado. Calificó a la gestión de Carlos Menem como "más destructiva que la dictadura", cuestionó en duros términos al kirchnerismo y reconoció que votó a Mauricio Macri. A continuación, lo más destacado de la entrevista.
-Su educación estuvo marcada por el catolicismo. Habla de su etapa como pupilo de los salesianos, a la que califica "duro como un reformatorio"
-Esa historia era la dureza, pero la dureza como lo cotidiano. Te daban un hacha, tenías 14 años y hachabas 10 horas, había que hacer leña para la comunidad. Era la comunidad, el esfuerzo. Uno se pregunta si aquellas vidas no tenían un sentido, entre obligado y asumido. Y este presente, estas vidas, muchas de ellas sin sentido.
-Comparando esa educación del pasado con la actual, ¿era mejor o peor? ¿Sólo era distinta?
-Yo creo que en el presente la juventud no es una. Allá tampoco, pero había una cosa que unificaba, que era la curiosidad y el esfuerzo. Yo diría esos dos elementos. Y hoy hay mucha gente sin sentido y sin ganas de vivir. Eso en aquel tiempo no existía. No existía esta soledad del hoy. La relación con la mascota, a mí me asombra eso. Porque la gente vivía en casas donde teníamos la abuela y el abuelo, el tío solterón. Digamos, la familia, la destrucción de la familia, del personaje del solitario que le habla al perro. No es que yo esté en contra de la mascota, pero veo a la mascota como un fracaso del otro. Es un otro al que no pude enganchar, seducir, acompañar. Entonces le hablo a este que no está. La mascota y el tatuaje me llaman la atención, los miró con asombro.
-¿Su familia era antiperonista?
-Mi viejo era socialista de Palacios, pero yo no fui un intelectual. No había un libro en mi casa. No fui un elegante universitario ni del Nacional Buenos Aires. Esta clase media que imagina que la revolución obrera empieza cuando llegan ellos. Entonces eso me da mucha bronca, y eso es el kirchnerismo. El kirchnerismo es eso de que "los obreros son mafiosos y sindicalistas y nosotros somos elegantes y revolucionarios". Todo un cuento chino. Le sacan a los humildes lo último que les queda, que es el espíritu colectivo y la fe. Me aburre mucho este individualismo de los ricos y también de los solitarios. Esta cosa, como Sebreli, que escribió un libro contra el fútbol y otro con la religión. Habló bastante con él, le falta escribir -que lo va a hacer- contra la familia.
-¿Y cómo se acercó al peronismo?
-El peronismo es una identidad, es una cultura. Ser peronista es una forma de decir "esta es mi geografía". La Argentina es todo lo que la clase alta odiaba: el fútbol, el tango y el peronismo. Son los tres rasgos nacionales. El intelectual Sebreli escribe un libro contra el fútbol. No es chiste. Después terminamos siendo eso. Pero una Argentina que dio grandes pianistas, como Marta Argerich, Bruno Gelber también. Lo que es Daniel Barenboim. Todo esos tipos que el mundo deslumbran por su talento. A Barenboim y al Papa. Y después de candidatos van Scioli y Macri. Le regalamos al mundo seres superiores y nos regodeamos nosotros entre una mediocridad apabullante.
-El Papa está muy presente en su libro, al igual que Perón. Los menciona muchas veces y a los dos juntos
-Nunca soñé que un Papa me recibiera y fuera amigo. Eso ya me deslumbra. Que me envíe cartas manuscritas, que le saque una foto y me las mande por correo electrónico. Pero… la sabiduría del Papa. Deslumbra a las Naciones Unidas y al senado de los Estados Unidos y acá no hay tonto que no te diga "le regaló un rosario a Milagro Sala" y vos mirás al tonto y se pone acá (hace señas sobre el pecho, como un cartel) "soy tonto". El Papa sale a hablar del genocidio armenio, enfrenta a Turquía. Son los grandes temas de la humanidad. Fue al muro de los Lamentos con un judío y un mahometano, pero dicen "lo recibió a Juan Grabois" y los mirás y decís "la pequeñez es una enfermedad virósica"
-Es muy crítico de Montoneros y a su vez, hubo dos amigos suyos, Norberto Habegger y Horacio Mendizabal que terminaron siendo los últimos jefes de esa organización
-No solo ellos dos, en mi primer casamiento había como 40.
-¿Eran muy difíciles las relaciones humanas con esas diferencias políticas?
-Con algunos sí, con otros no. El problema del fanatismo es que obliga a separarse del otro. Digamos, para poder jugar la vida y matar, no hay que dudar. Y hablar con el otro es la duda. Yo soy muy duro, nunca hicieron una autocrítica. Los personajes que quedaron vivos son impresentables. No tuvimos un Pepe Mujica, un Huidobro. Porque los tupas fueron maravillosos y los nuestros no existieron. Los reivindican en las Madres y Abuelas, esos son los derechos humanos. Ponían la bomba abajo de la mesa y después te hablan de los derechos humanos. Pará hermano, seamos coherentes. El deudo es deudo, no es guerrero.
-Usted dice en el libro que al padre Carlos Mugica lo mataron los Montoneros y no la Triple A
–Esa fue una convicción nuestra en aquel momento, yo no quiero profundizar eso, pero desde ya. La Triple A existió, pero ¿sabés cuántos muertos figuran en la Triple A que los mataron los montos? Esto te digo, porque yo he ido a velorios de tipos y decían "pero, ¿quién lo mató?". Hay una en especial que lo había matado Galimberti y yo discutí con Galimberti su muerte. ¿Y cómo le decía a la familia que no lo mató la Triple A?
La Triple A era un monstruo que había inventado Perón, que se yo. Esto le sirve a Jorge Fernández Díaz, que invento eso de que "Perón eran las tres A". Entonces vos lo mirás y decís "no flaco, es un pedazo de historia largo". Esa mirada abarca eso, no le da para la historia.
-En el libro aparecen datos poco conocidos, como que fue taxista o que manejó un micro escolar
-Sí, colectivo escolar manejé bastante y taxi muchos años. Yo iba a las clases de don Mariano Grondona con mi SIAM 60. Yo me hice bien de abajo, nunca me gustó el dinero. Siempre quise ser un poco sabio, no se si lo logro.
Entre los que iban a la guerrilla para morir, pero cuando volvieron, los que sobrevivieron, no cambiaron de clase. O sea, una cosa es arriesgar la vida, otra cosa es cambiar de clase. Los oligarcas que fueron guerrilleros y se salvaron, volvieron a ser oligarcas. Vivir como bacanes, y la solidaridad de esos tipos, nada, nulo. Entonces ser socialista de palabra es una cosa, ser solidario en lo cotidiano es otra muy distinta.
-También dice que lo suyo es "para un psiquiatra", porque se terminó enfrentado con todos los gobiernos en los que participó
-A Isabel le hice juicio, a López Rega le hice juicio político siendo diputado. Estuve en contra de Isabel candidata, estuve contra los montos. Después fui con el "turco" Menem. Cuando el "turco" decidió el saqueo de país me fui, estuve dos años. Después con Kirchner duré cuatro. Pero, digo, voté a Macri. No nací para un cargo, el cargo es una obligación del silencio. Las embajadas que me ofrecieron en mi vida fueron todas. Nunca me imaginé saludando gente que no conocía. Es una forma de sacarte de encima que no acepto.
-Usted considera que Menem fue más destructivo que la dictadura
-Sí, claro, para la sociedad sí. Por la venta del país. La dictadura no destruyó el ferrocarril. No se animó a tanto. Menem destruyó todo, la luz, el gas, el teléfono.
-¿Se arrepiente de haber votado a Macri?
-No, porque para no arrepentirme tengo que mirar a Scioli. Pero sino miro a Scioli, me arrepiento con todo.
-En una parte habla de una vidente, prima de su primera de su mujer, que le acertaba todo
-Yo era tachero y estudiaba Agronomía, me dijo "con ella no vas a durar mucho, pero tu vida va a terminar en la política. La agricultura no va a ser lo tuyo". La seguí llamando, todavía la sigo hablando, está viejita. Después me pasó en la India con un personaje que me leyó las manos. Yo habló mal inglés, él peor. Me dijo "usted no sabe si le gusta más tener un cargo que escribir. Dedíquese a escribir, que va a ser más feliz". Me dijo el tipo en la India, que no sabía donde quedaba el continente, no Argentina.
-Usted es muy crítico de su generación. ¿Qué mensaje podemos dejar desde el futuro?
-La Argentina tiene que reivindicar su identidad y necesita una clase dirigente que defienda los derechos de todos. Falta patria, noción de Patria. Marechal decía "la patria es un dolor que aún no tuvo bautismo". Brasil tiene un patriotismo brutal, en Bolsonaro y en Lula. Nosotros no tenemos patriotismo, ni en Scioli ni en Macri. En Cristina tampoco, no es patriota. Maduro no es patriota, destruye lo que toca. Patriota es Evo Morales. Patriota son los dos costados de Chile y Uruguay. Acá no hay patriotas, hay vendepatrias.
-¿Cómo lo ve al peronismo?
-Al peronismo lo veo difícil. Vive parasitando la inutilidad del antiperonista. Ser peronista es ser algo, aunque te agarró el "turco" Menem y los Kirchner y tenés que ir al psiquiatra y no queda nada. Pero el peronismo es un recuerdo que da votos. El antiperonismo es solo eso, anti. Vive del odio al peronismo y con el odio al peronismo que sacan estos muchachos, que lo llaman a Loris Zanatta, que dicen que piensa, es una bestia bruta, despiadada. Con esos personajes, con Fernández Díaz, con Sebreli. Con todo esto no hacen una opción. Superar al peronismo sería gobernar con dignidad sin odiar a nadie. Si son ineficientes y en el fracaso vuelven al odio, es que son inútiles. La culpa no la tuvo el peronismo, la tienen ustedes que solo son anti algo, sin ser pro nada.