El 17 de octubre, el gobernador Juan Manzur convocó a todo el peronismo, sin distinciones internas excepto el ultrakirchnerismo, y avisó que su objetivo no era la nacionalización de una candidatura sino ir por la reelección provincial. En ese momento, José Alperovich, su antecesor, se quejó: dijo que no lo habían invitado y ahora desafía el poder de Miguel Ángel Pichetto, quien venía negociando con el Gobierno y varios gobernadores los votos para el Presupuesto 2019.
Todos se conocen bien. Beatriz Rojkés de Alperovich fue a la vez primera dama tucumana y presidenta provisional del Senado, antes de que Cristina Kirchner le diera la espalda al PJ y prefiriera al santiagueño Gerardo Zamora. La distancia, que reprochó Alperovich en su momento, se desanda. Incluso a principios de octubre visitó a CFK en su despacho, también a Pichetto, a Scioli y a José Luis Gioja, presidente del Consejo Nacional Justicialista.
"El bloque federal no me representa, no me siento contenido ideológicamente", blanqueó este lunes quien fuera gobernador tucumano durante 12 años, en una entrevista con Roberto Navarro. Ayer todavía pedía un plazo de un par de días para formalizar su renuncia -junto a Beatriz Mirkin– a la bancada que conduce Pichetto y conformar un bloque propio que funcionará en tándem con Unidad Ciudadana. "En el peronismo unido tiene que estar Cristina porque si no somos funcionales a Macri", se quejó y recordó que en el Día de la Lealtad "podía estar (Luis) Barrionuevo, que ha intervenido el partido, que lo conocemos, y no Cristina…". Además anticipó que para el 2019 "en Tucumán se va a trabajar fuerte con Cristina".
"Todos hablan pero nadie da el primer paso", advirtió Alperovich en referencia a posibles nuevos pases y puso como su límite para seguir junto a Pichetto las negociaciones de estos días y los recortes en la ley de leyes. "Este presupuesto va a hacer que nuestra gente esté mucho peor", subrayó mientras varios mandatarios se quejan porque no se lleva al recinto el Fondo Sojero.
En aquel acto del 17 de octubre, Manzur había logrado juntar a Sergio Massa con Daniel Scioli, además de la presencia de Pichetto como el hombre fuerte del PJ en el Congreso. De los presidenciales faltaron Juan Manuel Urtubey, que prefirió hacer anuncios sociales en Salta, y Felipe Solá, que prefirió encontrarse en una actividad con Fernando 'Chino' Navarro, otro de los que junto al Movimiento Evita volvió a conversar con Cristina Kirchner.
Pichetto insiste desde el inicio de la gestión macrista con liderar una oposición dialoguista que dé al Gobierno los instrumentos parlamentarios que pide. Conducía un bloque de 25 senadores, empatado con Cambiemos, perdió a la senadora Silvina Larraburu primero y con el portazo de Alperovich y Mirkin su bancada se reduce a 22.
Su poder está en el recinto, en el conocimiento de las cuestiones parlamentarias y en el manejo de la primera minoría, llave para las leyes que necesita el Ejecutivo nacional. Sobre ese poder camina como precandidato a presidente aunque las encuestas no lo acompañen. Ministros y gobernadores están casi obligados a pasar por su despacho. Todos miraban con preocupación el futuro lejano, diciembre de 2019, cuando Pichetto dejará su banca sin chances de reelección en Río Negro, donde el poder del PJ quedó concentrado en manos de los hermanos Martín y María Emilia Soria. Él mismo se fue alejando de la política local pero diciembre de 2019 se presentaba como una eternidad ante la inminencia de este fin de año.
Ahora Alperovich les adelanta los tiempos al Gobierno y a Pichetto, que la semana pasada fue cuestionado en público, frente a Frigerio en la reunión de comisión de Presupuesto, por el vicepresidente de su bloque, el formoseño José Mayans, siempre verborrágico y acalorado aunque no tan rebelde a la hora de votar. Esta vez podría ser distinto.
El otro frente que se le abre al jefe de la bancada Argentina Federal son las próximas designaciones en el Consejo de la Magistratura. Con la salida de Larraburu había quedado en minoría para reclamar dos de los tres lugares. Tejió acuerdos en los últimos tiempos con el gobernador santiagueño Gerardo Zamora para sumar a sus dos representantes en la Cámara alta y así volver a superar por un senador a Cambiemos. Como en un juego de mesa, vuelve un par de casilleros hacia atrás. Sin los tucumanos y aun sumando a los santiagueños, el bloque de Pichetto queda otra vez en 24, lo que beneficia a Cambiemos y deja en la banquina a Rodolfo Urtubey o a Ada Itúrrez como consejeros de la Magistratura.
¿Afecta a la aprobación del Presupuesto esta ruptura? En principio no, porque Cambiemos llegaría a los 40 votos, más de los necesarios con fuerza propia, más el aporte de partidos provinciales y cinco peronistas: Pichetto, Urtubey, Carlos 'Camau' Espínola, Pedro Guastavino y Carlos Caserio, que la semana pasada firmaron el dictamen aunque el correntino lo hizo en disidencia.
Pichetto dijo que "era previsible" el éxodo tucumano que atribuyó más a cuestiones de la interna tucumana y alguna diferencia entre gobernadores por el Presupuesto. De hecho, el gobernador Urtubey le dijo la semana pasada a Infobae que "algunos elegimos meternos en el barro para que salga lo mejor posible", en referencia a las modificaciones que reclamaron al Ejecutivo antes de comprometer sus votos, mientras que otros prefieren rechazar el paquete entero y dejar al Gobierno con las manos libres, fue su cuestionamiento
Sin embargo, la grieta es más profunda y se profundizará más, según parece. De hecho, empujó a muchos a volver a juntarse con Cristina como figura central y con el 2019 en el horizonte político. La pregunta ahora es si la sangría seguirá en el Congreso y cuánto cambia eso el mapa electoral.