Antonio Escohotado Espinosa es un pensador español muy conocido en la Argentina. Durante los años 90 participaba de los programas de televisión de más rating desaconsejando la prohibición de las drogas si querían evitarse guerras y salvajadas varias. Siempre polémico e incorrecto, este ensayista que confiesa que fue comunista "cuando corrías riesgo por serlo", ahora dice que es un "liberal demócrata" y ácido crítico de la Iglesia y el clericalismo. Invitado por la Fundación Libertad para presentar su nueva obra, El enemigo del comercio, estuvo en el piso de Infobae TV.
– Antonio, usted a pocos años del retorno de nuestra democracia instaló en la Argentina un discurso muy disruptivo, a partir de su libro Historia general de las drogas, que fue motivo de un denso debate. ¿Cómo es que llega a la propuesta de liberalizar el comercio de drogas como forma de luchar contra la droga?
– Bueno, me parece que nunca he querido luchar contra la droga porque es como si luchara contra el clima o la química. Lo que me di cuenta es que la humanidad había tenido el 95% de las drogas que tiene ahora y se había desempeñado perfectamente sin prohibición, recordando los horrores de la prohibición del alcohol con la ley seca en Norteamérica o los horrores de las guerras del opio poco anteriores, de China e Inglaterra, donde lo único que se creó en China fue el crimen organizado. Las drogas no son ni buenas ni malas, los únicos que no somos neutros en esta película somos los seres humanos, ya es hora de que asumamos la responsabilidad de lo que hacemos ante nosotros mismos. Además, fíjese. Al Capone era un bebé de pecho comparado con Pablo Escobar, y mucho más con los carteles mexicanos actuales. El mundo está absolutamente corrompido. La heroína fue de venta libre, sin receta, durante 40 años, y no generó ningún problema. Y estamos hablando de la droga teóricamente más peligrosa. Hoy está prohibida y crea infinitos problemas.
– ¿La prohibición es la que provoca las guerras?
– Las guerras y los carteles de droga. Las personas siempre tuvimos un poco de Mr Hyde y de Doctor Jekill dentro. Entonces le da miedo a las personas enloquecer o que se les vea el plumero, como decimos en España. Si una cosa tienen en común las drogas psicoactivas es que es muy difícil engañarse a sí mismo y engañar a los demás. O sea, nos desnudan. Se nota mucho el borracho, por ejemplo, o el cocainómano. Me pareció y me sigue pareciendo interesante pensar, bueno, ¿qué pasó con estas esas sustancias cuando no estaban prohibidas? Y salieron 1600 páginas.
– De todas formas ahora usted está presentando en la Argentina un libro sobre otro tema, "Los enemigos del comercio", una historia moral de la propiedad, que tiene a Jesús en la tapa.
– Jesús echando a los mercaderes del templo.
– ¿O sea que todo empieza con Jesús?
– Empieza con la secta de los esenios, que son los primeros que interpretan que la impureza no son los cuerpos que se corrompen, sino que la impureza está en el oro, en la riqueza. Al punto que el séptimo mandamiento decía "no practicarás el comercio", no como quedó finalmente, "no robarás" o "no hurtarás".
– Es la primera vez que escucho que ese es el séptimo mandamiento.
– Según los esenios, el séptimo mandamiento es "no practicarás el comercio".
– ¿Jesús toma esas enseñanzas?
– El esenio más conocido es Juan Bautista, el primo hermano de Jesús, que decía que "bendito sean los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino, benditos los humildes, los afligidos y los perseguidos de la justicia, porque de ellos será el reino de los cielos". Teruliano, el primer apologista cristiano importante, decía cuánto se iba a alegrar viendo cómo se tuestan en el infierno esos antiguos espíritus como Homero, Aristóteles y Platón. Ese es el tipo de talante que tiene el cristianismo inicial. El sermón de la montaña dice "los últimos serán los primeros". Eso es comunismo en estado puro.
– No sé si está al tanto. Acá hay una discusión muy grande estos días por el involucramiento de la Iglesia argentina con sindicalistas que tienen problemas en la Justicia. La Iglesia parece protegerlos, y es algo que está en línea con esto que decían los primeros cristianos.
– Es que el papa Francisco pertenece a esa corriente de la Iglesia llamada Teología de la Liberación, entonces se abraza con los iraníes, con Maduro, con Fidel y Raúl, pero no puede soportar que lo vaya a ver Trump, por ejemplo. Se le ve demasiado el plumero. El tiene esa idea de que a Dios el que no es pobre no le cae bien, le cae muy mal a Dios.
– Hay que ser pobre y marginal, dice usted.
– Pues claro. La impureza es la riqueza de espíritu, la riqueza material, el mérito, el logro, el amor propio, la elegancia.
– También las ciencias.
– Por ejemplo, San Agustín dice en sus Confesiones: "Esa curiosidad malsana que algunos llaman ciencia".
– La curiosidad casi como un pecado.
– Lo es para San Agustín. El cristianismo tiene una primera fase que podemos llamar proto-cristiana, o comunismo del amor, que se distingue del comunismo pseudo científico, que es el de la lucha de clases, la idea del Sermón de la Montaña de que "los últimos serán los primeros". Pero, amigo mío, ¿cómo se hace eso más que con la extrema violencia y en nombre de la más ridícula arbitrariedad? Estuve 20 años estudiando el tema. Yo he sido totalmente comunista.
– ¿Usted ha sido comunista?
– En la época en que era peligroso serlo, en la época en que podían fusilarle a uno.
– En la época de Franco.
– Exacto. Pero espontáneamente, igual que me pasó con las drogas, dije que esa especie de falsa conciencia me estaba enloqueciendo.
– ¿Cómo es que un español, que proviene de una cultura tan distinta a la anglosajona, una cultura con tradición de penalizar el lucro, critica a los enemigos del comercio?
– Me gusta mucho la pregunta, y se puede contestar con precisión. Es la primera forma de pensar el mundo. Lo que yo llamo sociedad comercial, porque hasta el siglo XII y XIII estamos yendo a una sociedad clerical-militar, eso es lo que se impone desde el imperio romano, y eso es lo que defiende el cristianismo al convertirse en religión oficial del imperio romano. Entonces, prácticamente llevamos mil años de sociedad clerical militar, cuando empieza a surgir el mundo moderno con la letra de cambio, la contabilidad por partida doble, los empresarios, el cheque. Entonces, las personas dejan de pensar que los últimos serán los primeros. Los primeros que en España piensan el tránsito de la sociedad clerical-militar a la sociedad comercial es la escuela de Salamanca, es Juan de Mariana, es Bañez, Bartolomé de Medina, Fray Luis de León. ¿Pero qué hace España con esos primeros grandes genios de los cuales se van a aprovechar podo después Kant, Hume, Smith? Meterlos en la cárcel.
– Peor que ignorarlos.
– Sí, prefiere no escucharlos. España crea el comercio de larga distancia, de muy larga distancia, es el adalid de la sociedad comercial, pero al mismo tiempo tiene esas raíces clericales militares, en definitiva, comunistas. En este tomo hay un análisis muy detallado de las guerras comunistas medievales.
– Dígame, Antonio. Si el comunismo es el enemigo del comercio, ¿cómo puede ser que China tiene el lugar que tiene en el comercio global?
– Eso ahora, porque lo que es en toda la época desde el 49, cuando triunfó Mao, las cosas fueron muy distintas. Las empezó a cambiar Deng Xiao Ping y los otros siete sabios, como ellos dicen. Venían de la más espantosa hambruna y masacre que jamás haya conocido la humanidad. Deng dijo, está bien, haced negocios, vale el lucro. Ten en cuenta, por ejemplo, que la palabra lucro, la palabra beneficio, la palabra negocio, habían desaparecido del léxico de la Edad Media. Se desvanecen, se convierten en obscenidades. No nos queremos acordar que Carlomagno y su hijo Ludovico eran comunistas, es decir, que prohibían que nadie hiciese negocios. Pero volvamos con los chinos. ¿Qué pasa con ellos? Pues que han vuelto a ser los grandes comerciantes que fueron siempre. No son demócratas, como en Occidente.
– Última pregunta. ¿Tiene opinión sobre el presidente Macri, sobre el gobierno de Cambiemos?
– Pues me parece que está intentando, y ojalá lo consiga, cambiar esta inexplicable oleada de cosas tan variadas que caben dentro del concepto más raro que conozco, que es el peronismo. Yo no lo entiendo. Estuve en Brasil de niño, donde mi padre fue agregado cultural durante 10 años, del 46 al 56, y la Argentina era un país riquísimo entonces, de los más ricos del mundo. ¿Cómo se ha logrado pasar del primero al tercer mundo? Y el pobre señor Macri, luchando para devolverle al país su status.
Mirá la entrevista completa: