María Eugenia Vidal bajó la tensión con Macri y consiguió millones de pesos en obras, pero sigue preocupada

Guardar

María Eugenia Vidal compartió la semana pasada un almuerzo reservado con Mauricio Macri y Marcos Peña para aflojar tensiones. Después vino el encuentro del miércoles en Trenque Lauquen en el que el Presidente y la gobernadora se mostraron sonrientes y en sintonía. Y, por último, Vidal y sus principales funcionarios se llevaron ayer de la Casa Rosada la promesa de que la provincia de Buenos Aires recibirá 19 mil millones de pesos en obras para compensar la devaluación del Fondo del Conurbano. Todos esos gestos, sin duda significativos, no alcanzaron para terminar con las preocupaciones de la gobernadora de cara a lo que queda hasta las elecciones del año que viene.

Ese clima de preocupación es el que se respira en las modernas oficinas que estrenó Vidal hace un par de semanas en el Museo Ferroviario, sobre la Avenida Del Libertador, en una zona coqueta y estratégica de la ciudad de Buenos Aires. No hay sorpresas: los números de la economía y los de las encuestas son dos luces de alarma para la gobernadora. Vidal, pese a todo, intenta no perder su sonrisa.

A diferencia del optimismo que suelen derrochar en los principales despachos de la Casa Rosada, en las oficinas de los máximos funcionarios bonaerenses predomina una mirada crítica y, por momentos, pesimista frente a la situación actual y, también, en relación a lo que viene. 

Un ejemplo: un funcionario bonaerense no ocultaba ayer su inquietud frente a la decisión del diputado Alfredo Olmedo -anticipada por Infobae– de lanzar su candidatura presidencial para tratar de emular al brasileño Jair Bolsonaro. No es porque crea que el salteño tiene posibilidades de convertirse en presidente. "Pero si saca 3 o 4 puntos nos hace daño a nosotros. Y eso es una muestra de lo mal que estamos", le dijo a este medio.

Ese es el aire que se respira por estos días alrededor de la gobernadora. Todos están convencidos de que Cristina Kirchner será candidata presidencial y ninguno se anima a descartar que pueda ganar. En línea con el tema del momento, hablan de una superfinal Macri-Cristina como la de Boca-River por la Copa Libertadores. Vidal, en principio, jugaría su propio partido en la Provincia, donde no hay ballotage y la elección se define por un solo voto. A diferencia de lo que sucedía tiempo atrás, celebran la existencia de las PASO para ordenar el tablero electoral y convertir las elecciones en una suerte de segunda vuelta.

De acuerdo con los números gruesos que manejan los principales colaboradores de la gobernadora, el 75% de los votantes ya eligieron a quién votarán en 2019. Un treinta y pico lo hará por Macri y otro porcentaje similar por Cristina. Dicen que todos los otros candidatos del peronismo, sumados, no llegan a los 12 puntos y no observan nada que indique que ese escenario vaya a cambiar.

"Mauricio está establemente mal, cerca de los 35, como la banda inferior del dólar. Esperemos que no la perfore", sostuvo con una mezcla de ironía y resignación un funcionario bonaerense.

Las encuestas que manejan cerca de Vidal muestran que los números de Cristina son siempre más o menos los mismos. La causa de los cuadernos de las coimas y la seguidilla de citaciones judiciales no parecen haber hecho mella en su intención de voto. La única forma de que CFK caiga, repiten los principales funcionarios de la Provincia, es que la economía del país mejore. Y confían en que la situación pueda revertirse cerca de las elecciones, inyección de plata en el Conurbano mediante.

"María Eugenia está cerca de los 40 puntos, pero Cristina sacó casi el 38% el año pasado y no baja de eso. Y no importa cuál sea su candidato a gobernador. Hasta el Sapo Pepe sacaría cerca del 40% de la mano de Cristina",  le dijo a Infobae uno de los hombres de mayor confianza de la gobernadora. Y puso como ejemplo el municipio de Moreno donde, según los números que maneja el oficialismo, el intendente Walter Festa tendría hoy una imagen positiva de sólo el 18 por ciento. Cristina estaría cerca del 45% y haría ganar sin mayores sobresaltos a su candidato a intendente, incluso si fuera Festa.

En ese escenario, y al igual que sostuvo Vidal en público los últimos días, los funcionarios bonaerenses creen que no hay margen para que la gobernadora pueda competir el año que viene por la presidencia. "¿A quién ponés en la Provincia?", se preguntaron. Y enseguida agregaron: "El mejor equipo que tenemos es Mauricio en la Nación, María Eugenia en la Provincia y Horacio en la Ciudad, no hay margen para inventar nada raro".

Por último, y antes de que trascendiera el acuerdo con Nación por los 19.000 millones de pesos en obras, los máximos responsables de la gobernación reconocían el problema del financiamiento de la próxima campaña electoral. A raíz de la causa de los cuadernos y de la investigación por los aportes irregulares de Cambiemos, suponen que será una campaña de lo más austera. No habrá muchos empresarios dispuestos a poner plata ni muchos funcionarios que se animen a pedirles. Allí será clave la estructura de los gobiernos nacional y provincial de Cambiemos, y de muchas intendencias para el kirchnerismo. Mientras tanto, y también vinculado con las grandes sumas de dinero, desde la gobernación trabajan para evitar desbordes sociales a fin de año.

El miércoles a la noche cenó con Marcelo Tinelli y ayer volvió a mostrarse sonriente en una entrevista por televisión. Pero, por lo mismo que reconocen los principales funcionarios bonarenses, Vidal todavía tiene varios motivos para estar preocupada.

 
Guardar