Ricardo Alfonsín quiso ser presidente, fue diputado nacional y vuelve a recorrer el país, provincia por provincia, con un reclamo para que la UCR levante su perfil y cuestione algunas decisiones dentro de Cambiemos. Este lunes, entre un viaje y otro, volvió a la Casa Rosada y compartió con Mauricio Macri la inauguración de una muestra en homenaje a los 35 años del triunfo radical y de la gestión presidencial de Raúl Alfonsín que abrió las puertas a la democracia.
—¿Se acuerda qué hicieron con su padre Raúl Alfonsín el 29 y el 30 de octubre de 1983?
—Estábamos en Chascomús. El 30 después de votar nos fuimos a una quinta de un amigo a esperar los resultados. Comimos un asado y esperamos los resultados. En un momento, después de escuchar los resultados de varias mesas que habían difundido varias radios, le dije: "Viejo, estás ganando el partido". Y me respondió: "Hijo, todavía hay que esperar los resultados del Gran Buenos Aires". Y al rato empezaron a caer las mesas del Gran Buenos Aires y en todas, incluso en las que creíamos que tenía que robar el justicialismo, ganábamos nosotros y por una diferencia grande. Ahí me dijo: "Hijo, hemos ganado". Entonces se fue al Comité Nacional y yo me fui a mi casa a pensar en los problemas que íbamos a tener en esos seis años de gestión.
—¿Él estaba seguro de que iba a ganar?
—Sí, él creía que iba a ganar. No es cierto lo que dicen algunos sobre que él se sorprendió. No sé si todos en el partido creían que iba a ganar. Ya entonces estaba afectada un poco la autoestima del partido y ahora más todavía. Yo creo que se puede recuperar pero hay que hacer radicalismo. Si uno hace o dice las cosas de otro partido la gente se va a afiliar a otro partido. La militancia hacía encuestas en las fábricas del Gran Buenos Aires con urnas, hacíamos simulacros de votación, y en todas esas encuestas sin rigor científico ganaba Alfonsín.
—¿Qué extraña de Raúl Alfonsín?
—Lo que extraña cualquier hijo de su padre, pero además, como militante radical, me gustaría poder escuchar sus opiniones acerca de lo que está pasando en la Argentina, acerca de la mejor manera de encarar la solución de los graves problemas que tenemos y acerca del aporte que la Unión Cívica Radical debería hacer al gobierno de Cambiemos hasta que termine su mandato. Incluso le preguntaría qué cree que debería definir la Convención Nacional respecto de la política de alianza del partido en el 2019. Pero no puedo hacerle esas preguntas, me las tengo que contestar yo.
—¿Tiene dudas cuando se contesta sobre si es lo que él pensaría o no?
—Yo estoy seguro de que él haría lo que estoy haciendo yo. De eso estoy seguro. Él no hubiera acompañado decisiones que no fueran las que creyera correctas, las que según el ideario del partido no fueran las correctas, que él no hubiera hecho algo distinto de lo que nos habíamos comprometido a hacer cuando celebramos este acuerdo. Dijimos que íbamos a tratar de influir en las decisiones y que no íbamos a acompañar las que creyéramos que no eran correctas, que íbamos a pedir que se creara un espacio interno en Cambiemos para que cada una de las fuerzas pudiera opinar acerca de la forma en que había que encarar las cuestiones más complejas. Nada de eso hicimos. Creo que él hubiese reclamado como reclamo yo frente a los incumplimientos de los compromisos que había asumido el partido frente a los radicales y frente a la sociedad.
—¿Alfonsín fue el último gran líder del radicalismo?
—Y… sÍ, yo creo que sí. Bueno, después de él tuvimos un presidente como Fernando de la Rúa ,pero creo que Alfonsín representa, o tiene, un reconocimiento mayor en el conjunto de los radicales. Sí creo que fue el último hasta ahora, va a aparecer otro, no tenga ninguna duda.
—¿El hijo quiere?
—No, no, no. Para eso hay que recuperar el partido, es muy difícil que pueda aparecer un líder radical si el partido no se recupera. Pero para que se recupere el partido los radicales tienen que hacer muchas cosas, entre otras cosas que tienen que hacer es radicalismo y no andar diciendo cosas que no pertenecen a la Unión Cívica Radical y son más propias de otro partido. Muchos estamos trabajando para que quienes pensamos así seamos mayoría en el partido y podamos conducirlo.
—¿Cuántos radicalismos hay hoy?
—El radicalismo es uno solo, siempre hubo corrientes diversas. Hoy las corrientes no se diferencian por lo mismo que se diferenciaban antes. Yo creo que hoy la conducción del partido se ha alejado muchísimo del ideario radical. Cuesta reconocer a la Unión Cívica Radical en muchos de los actos o decisiones del partido o acompañamientos de ciertas decisiones.
—Cuando murió José Manuel de la Sota en el peronismo algunos dijeron que podría haber ayudado a superar la grieta. ¿Alfonsín también podría haber sido ese hombre?
—Seguro. Algunos radicales deberían ver algunos libros que escribió Alfonsín en los que analiza el diálogo como un método fundamental para la resolución de conflictos en democracia. Uno de esos libros se llamaba Democracia y consenso. Creo que hay que terminar con la grieta. Algunos radicales parecen no advertir las consecuencias a las que puede llevarnos una sociedad polarizada y más que indignados parecen estar encantados y a partir de cada noticia nueva que se descubre profundizan la grieta. Yo preferiría que esas cosas no ocurrieran.
—Algunos dicen que los que piensan como usted deberían dejar la UCR. ¿Se iría?
—Creo que los que piensan eso ya se fueron del partido. Por lo menos si pensamos el partido como un conjunto de ideas, no como una herramienta electoral o como un instrumento para acceder a cargos. Tampoco es un inmueble donde funciona la conducción ni es la bandera ni los símbolos. Algunos están haciendo cosas que suponen haber tomado distancia de la Unión Cívica Radical. Se han aceptado cosas, se han acompañado cosas, se han tenido posiciones que poco tienen que ver con la UCR.
—¿La pelea hay que darla desde adentro?
—Claro que la voy a dar desde adentro en la medida en que se respeten todas las decisiones que se tomen, en la medida que no se haga nada que contradiga la Carta Orgánica.
—En Córdoba usted habló del silencio de algunos radicales…
—Sí, del silencio del radicalismo. Es injusto decir esto porque por ejemplo Jorge Sappia, el presidente de la Convención, no ha guardado silencio, ha sido un hombre muy consecuente, muy valiente, se ha manifestado claramente según el ideario radical cada vez que hubo necesidad de hacerlo. Otros en cambio se callaron la boca, guardaron silencio, sin que nadie les pidiera, sin que nadie los obligara a guardar silencio ni a actuar como un convidado de piedra. Si yo fuera el PRO a veces les diría a los radicales 'muchachos, pueden decirme algo antes de que tome la decisión, ¿pueden avisarme… ?' Yo creo que soy el que más colabora con el PRO, si me hubieran hecho caso a mí algunos errores no los hubieran cometido.
—¿Habló de algo de esto con Mauricio Macri?
—No. Solo le agradecí la muestra. Me fue explicando todo y mirando las fotos y me hizo comentarios sobre las cosas de la gestión de Alfonsín.
—¿Cuando ve las fotos de su padre qué siente?
—Me pasa lo que le debe pasar a la sociedad. Como hijo lo quiero como quiere cualquier hijo a su padre pero como presidente cada día lo valoro más. Como argentino lo extraño cada vez más. Creo que hoy Alfonsín podría ser un aporte muy importante al país.