Se autodenominan "los cayetanos" por aquella marcha de agosto del 2015 a la parroquia de San Cayetano, en medio de la campaña presidencial, en la que se organizaron en forma orgánica por primera vez. Al año siguiente, Juan Carlos Alderete, uno de los integrantes del triunvirato, de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), viajó a Roma y se saludó con el Papa Francisco, cuya eventual injerencia en la coyuntura argentina volvió a despertar pasiones y rencores en estos días, tras la multitudinaria misa del sábado en Luján que tuvo a la familia Moyano y a buena parte del PJ en primera fila.
Alderete, Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, y Esteban Castro, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), confluyeron ayer a la tarde en el Congreso, sitiado por un acampe de manifestantes de las organizaciones sociales y políticas en vísperas de la sesión de este miércoles en la que el Gobierno buscará obtener media sanción del Presupuesto 2019. La movilización, aseguran, será aún mayor durante el debate parlamentario.
"(Mauricio) Macri no tiene límites para producir sufrimiento en gran parte del pueblo. No tiene límites con este recorte que ya hizo. Nos encontramos en un momento en que el Gobierno tiene que hacer los deberes para el Fondo Monetario Internacional, por eso tiene que aprobar el presupuesto, que es del Fondo Monetario Internacional", dice Alderete.
– ¿Qué pasa con la oposición que apoya este presupuesto?
Juan Carlos Alderete: Con las organizaciones hemos dicho que vamos a estar atentos con los diputados que apoyan este presupuesto.
– ¿Cuánto margen les queda a las organizaciones sociales para reclamar ante el discurso del Gobierno de ajuste y déficit fiscal?
Daniel Menéndez: Lo que hay que preguntarse es cuánto margen le queda al Gobierno para poder llevar adelante estas políticas.
– ¿Para ustedes no queda margen?
Mendéndez: Cuando uno ve el 2015 en adelante, el Gobierno agarró una situación que empeoró todo. Si estábamos con problemas, este Gobierno empeoró la situación. Hay un punto culmine que es el FMI, nos pone a discutir cosas que creíamos que ya teníamos saldadas, como volver a endeudarnos, que se impongan desde afuera políticas económicas. Hoy estamos votando un presupuesto del hambre, que nos pone con el problema del hambre ya hoy como una de las preocupaciones que desde hace 15, 20 años no era un problema al nivel que hoy va a estar. Sin duda está llegando a un tope las posibilidades de ajuste y de problemas sociales.
– ¿Y cuál es la consecuencia de eso?
Menéndez: La consecuencia es que haya hambre.
– ¿Hoy no hay hambre?
Menéndez: Que haya hambre masivamente. Si no se convoca al diálogo vamos a entrar en un espiral de conflictividad social que en nuestro país es muy difícil de decir como puede terminar.
– ¿Hay diálogo con el Gobierno?
Menéndez: No hay un diálogo al nivel que uno entiende que la situación amerita. Si nosotros teníamos distintas reuniones con la ministra (Carolina Stanley), hoy entendemos que el que tiene que convocar al diálogo es el Presidente, con la Iglesia, los sindicatos, los movimientos sociales, y desde ahí construir un diálogo que ponga un piso con una serie de políticas de Estado que garantice que no se lleve puesta otra oleada de pobreza.
– ¿Pero hay diálogo con la ministra Stanley?
Menéndez: Hay diálogo, pero la gravedad amerita otra jerarquía.
Esteban Castro: El Gobierno desde el inicio tiene esa posición de shock o gradualismo. En el inicio, el Gobierno se dio cuenta que era imposible el shock que desde mi punto de vista pretendían hacer. El desbarajuste viene a partir del triunfo de las elecciones de medio término. Ahí deciden reforma impositiva, previsional y laboral. El quilombo se arma con la reforma previsional porque toca a los sectores más pobres, los jubilados que cobran la mínima. Ahí se le cae el velo al Gobierno, "no podemos por las buenas, vamos por las malas".
– Alderete, en las últimas horas usted dijo que así como esta la situación, el Gobierno no llega a las próximas elecciones…
Alderete: Nosotros no podemos avalar que los diputados voten la aprobación del presupuesto. Aquellos opositores, algunos de ellos que quieren ser candidatos a presidente, que nos digan cómo van a solucionar el grave problema que nos va a quedar. Con este presupuesto la situación se va a agudizar. El Gobierno mismo pone en riesgo la gobernabilidad después de haber hecho tantas descalificaciones… Hay una crisis política, económica y social, es un cóctel explosivo. Va a depender del Gobierno. Si no hay un cambio, la gente va a salir a la calle.
– En su razonamiento, entonces, usted dice que si el Gobierno no cambia…
Alderete: Puede haber elecciones anticipadas.
– ¿Pero usted quiere que Macri se vaya antes?
Alderete: No, no, que se quede hasta el 2019 y ojalá que la gente no lo vuelva a elegir, por supuesto. Están preparando una represión, porque este ajuste no pasa sin represión. Y creo que la gente va a reaccionar.
– ¿Y cómo se paran hoy en términos políticos? Hace un rato encabezaron una conferencia de prensa con diputados del kirchnerismo y con este nuevo espacio encabezado por Felipe Solá.
Menéndez: Nosotros estamos con la vocación de construir una representación política de los movimientos populares. Entendemos que la clase política no puede desoír el reclamo de los sectores más humildes. Nosotros queremos un país productivo. Esa necesidad nos encuentra con otros sectores. Creemos que lo peor que le puede pasar a la Argentina es cuatro años más de Macri.
– ¿El kirchnerismo puede ser opción de gobierno de nuevo en este país?
Menéndez: Nosotros tenemos claro de que no somos kirchneristas. No nos sentimos identificados con esa identidad. Lo que no quiere decir que hay sectores con los cuales en pos de tener acuerdos podamos construir una alternativa.
– ¿Es un problema de nombres?
Menéndez: Tiene que haber otra cosa superadora. Si hay algunos sectores que se obstinan en repetir algo calcado, la sociedad seguramente no acompañará.
– Alderete, ¿el límite para ustedes sigue siendo Cristina Kirchner?
Alderete: Con parte del kirchnerismo nosotros estamos golpeando la calle, golpeando la política económica de Macri. El objetivo principal es pararle la mano a la política que está aplicando Macri. Lo otro se puede seguir discutiendo y charlando. Hoy no es momento de ver las diferencias, lo principal es que nuestro país va a quedar destruido con esta política que está llevando Macri adelante.
– Hay sectores sociales y de la oposición que han cuestionado la pasividad de la CGT en los primeros dos años del gobierno de Macri. ¿Hay alguna autocrítica en los movimientos sociales en ese sentido?
Alderete: La principal oposición a la política de Macri apenas asumió fueron lo que hoy se llama "los cayetanos", que hoy se va consolidando. La unidad tiene que ser mucho más amplia. "Los cayetanos" han ganado terreno en lo sindical.
– ¿Qué rol tiene la Iglesia, ahora que está en el ojo de la tormenta?
Alderete: Hace muchos años que nosotros articulamos y confluimos con los curas llamados en su momento curas villeros, con distintas ramas de la Iglesia católica. Muchos de ellos viven en los barrios en los que estamos, las pastores evangelistas también. Se descalifica al Papa diciendo que nos da órdenes…
– ¿Y no les da órdenes?
Alderete: Para nada, eso es descalificar. No es un Papa más para nosotros, coincidimos en la visión del mundo y nuestro país.
– ¿Qué podemos esperar para diciembre, que es un mes siempre complejo en nuestro país, y este año aún más?
Castro: Se agudiza la conflictividad, desde el 19 y 20 de diciembre del 2001 para acá siempre son épocas para tener cuidado. Si se agudiza el hambre y la falta de trabajo se va a agudizar la conflictividad, sin dudas. Yo creo que vamos hacia la Navidad de los pobres…
– ¿A qué llama la Navidad de los pobres?
Castro: Una Navidad en la Plaza de Mayo, que llegue a donde sea, convocando a todos los sectores porque para nosotros es una vergüenza no pasar una Navidad digna. Si hay muchos sectores que no la van a pasar dignamente, nosotros tampoco.
– ¿La Navidad del año pasado fue digna?
Castro: La Navidad del año pasado todavía el ajuste no había sido pleno, empezó en enero, febrero, marzo. Se pudo pasar una Navidad.
– ¿Este año cree que no se va a poder una Navidad digna?
Castro: Cómo está la situación… Los trabajadores que nosotros representamos van a estar en una crisis mucho más preocupante que la actual.
– ¿Pero la crisis actual impacta más en las clases bajas o en la clase media?
Castro: Hay una retracción del mercado interno y un proceso inflacionario que le pega mucho más a los pobres. Ninguno de nosotros pretende que haya violencia social, pero el que tiene la mayor responsabilidad de garantizar la paz social es el Gobierno. Y en nuestro país pasar una Navidad con hambre simbólicamente es una de las peores cosas que puede pasar.
– ¿Y cuál es la salida, para ustedes?
Menéndez: Hay un punto que complicó todo que es el acuerdo con el FMI. Más allá de las valoraciones que uno pueda tener. Hay una magnitud del proceso de ajuste que es mucho más cruento del que se venía dando y es socialmente muy difícil de sostener. Sin dudas la clase media va a estar afectada. Esa clase media es la que también genera un incremento de la pobreza en nuestro país. Hay una mayor gente a la que atender. Y ni hablar de cómo se da el proceso inflacionario. Va llegando a una dificultad muy profunda el modelo económico en el impacto que está teniendo.
– Hay una discusión en el Gobierno que se materializó a través de debates entre Patricia Bullrich y Stanley sobre el supuesto uso de los planes sociales para fines electorales. Hay diferentes visiones dentro del Gobierno por el subsidio de las protestas. ¿Cómo se plantan en esa discusión?
Castro: Lo que el Gobierno no quiere es el pueblo organizado en la calle. Es la misma discusión con el movimiento obrero organizado. Hablan de una cuerdo tácito entre los movimientos populares y el narcotráfico, eso es una aberración en la que nadie entró. Patricia Bullrich tiene una estrategia. Sabe que la resistencia a cualquier proceso de profundización neoliberal la genera el pueblo organizado en la calle. Es un debate que también dentro del Gobierno se conoce, que todo lo que se moviliza organizado puede haber represión pero puede no pasar a mayores, y lo que se moviliza no organizado se sabe cómo empieza pero no como termina. Esto también pasó con la muerte de Kosteki y Santillán cuando estaba Duhalde. Había un sector del gobierno que quería una represión brutal y otro que no. Y eso debería servir como ejemplo.
Menéndez: Son profetas del odio. Lo que buscan es escupir en la cara a miles de militantes sociales que van a los barrios… Esa tarea culturalmente desde el Estado hay que valorar y promoverla. Son personas miserables. Odian y trabajan desde ese lugar.
Alderete: Patricia Bullrich intenta descalificar. Yo creo que ella lo que tendría que hacer es analizar que los movimientos populares hemos aprendido del 2001 a la fecha, y hoy también nuestro reclamo es política. Que no hagan creer a la sociedad que no es un reclamo político. ¿Por qué como trabajador o como pobre no tengo derecho a hacer política?