Susana Malcorra: "El Gobierno no ha hecho lo suficiente para superar la grieta"

La ex canciller habló con Infobae sobre su nuevo libro, el avance de la ultra derecha en el mundo y compartió su balance del gobierno de Macri. "Algunas cosas me preocupan", aseguró

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"La gieta puede ayudar a ganar una elección. Pero es siempre negativa y nos transforma hacia afuera en impresivisbles". La que así habla es Susana Malcorra, la primera ministra de Relaciones Exteriores y Culto del gobierno de Macri. Rosarina, ingeniera eléctrica, ex CEO de IBM Argentina y Telecom, ex jefa de gabinete del secretario general de Naciones Unidas. Sin embargo, como ella misma prefiere, es la misma mujer que nació en Rosario y vuelve a su barrio pudiendo sentirse orgullosa de quien es.

Deslumbra su inteligencia y su capacidad de transmitir ideas. Está en la Argentina presentando "Pasión por el resultado", el flamante libro en el que repasa en primera persona sus experiencias profesionales que le permitieron sostener que la tenacidad, la flexibilidad de ideas y la capacidad de escucha son la base del éxito.

Con ella, conversamos.

—Cómo fue el proceso de escritura tu libro?

— Para mí en particular fue un proceso muy complejo porque es la primera vez que hablo con mi propia voz totalmente, sin representar a ninguna institución, ningún marco, entonces tuve que sacar mucho de adentro y fue todo un ejercicio.

— Hay varios ejes. Hay uno que me resulta muy grato y es que comiences con algo que para vos ha marcado tu vida y que es Rosario, tu familia, la escuela y la educación que tuviste entonces.
— Sí, y estoy segura que es un descubrimiento para mucha gente que me conoce, pero que me conoce de mi vida profesional en Buenos Aires y que no tiene muy en claro quién fui yo antes. Hay mucha gente que piensa que yo nací en cuna de oro. Yo nací y viví en un barrio obrero de Rosario, vos lo conocés, uno muy distinto al que es hoy por razones de evolución de la ciudad, y me pareció importante contar eso, porque a mí me marcó definitivamente.

— Esta cosa aparte del esfuerzo y de la tenacidad incluso frente a adversidades cuando después ya terminas la escuela y empezas a dar clases y te tocan situaciones de escuela difíciles. ¿Cuánto de la tenacidad forjó lo que es hoy tu carrera?
— Te diría que prácticamente todo. Uno no sabe sabiendo, uno no nace siendo lo que es, llega a ser a partir de trabajar, de esforzarse, de hacer que el día a día sea un crecimiento y un aprendizaje, a través del cual uno se va moderando y se va transformando, así que la tenacidad es central en el crecimiento.

— Hay un episodio que es muy interesante que es tu llegada a IBM que es el cambio de paradigma de IBM, de lo que era como empresa de servicio.
— Bueno, eso tiene que ver con lo que yo creo que es parte de la evolución que es adaptarse, ser flexible, pero al mismo tiempo ser fiel a ciertos principios y a una cierta cosa básica de valores que uno tiene, y yo sentí que la IBM que me dio tanto, porque mucho de lo que soy es por esa formación. En esas épocas no existían los entrenamientos en el mundo, IBM te ofrecía todo eso, como empresa realmente me redondeó desde el punto de vista de formación, sobre todo de formación gerencial. Pero yo adherí a una IBM que tenía una cierta cantidad de valores con los cuales yo coincida y participaba y llegó a un punto en el cual también reconocí que la compañía tenía que evolucionar y cambiar, porque el periodo en el cual era casi monopólica se había terminado, estaban surgiendo las nuevas competencias, pero los que yo veía que tenían que hacer ese cambio era muy distinto a lo que veía que estaba ocurriendo, y me aprecio que era el momento de dar vuelta de página y empezar en otra cosa.

— Y empezar, no digo de cero, pero empezar otra vez con la certeza de saber a dónde ibas.
— Totalmente ,y ha sido una cosa totalmente distinta. De hecho alguna anécdota cuando yo me fui de IBM pensaron que había cometido un error, decían que me iba de capataza, porque yo me iba a manejar la cooperación que significa en su última instancia manejar las cuadrillas que rompían las calles tendiendo los ductos para los tanques.

— Hablamos de TELECOM.
— Estamos hablando de TELECOM, exacto, entonces había una cierta cosa despectiva respecto a ese cambio y a mí me parece que fue un cambio realmente extraordinario quien me acerco a algunos aspectos de mi formación de ingeniera, pero sobre todo me permitió entender el impacto que puede tener un país de cambiar la realidad del país en este caso a través de las telecomunicaciones.

— Ayudame con las fechas que no me acuerdo. ¿Llegás a TELECOM en qué año?
— Yo llego a TELECOM en el año 2003.

— ¿ Y todavía funcionaba aquella idea de que el mando era la verticalidad o ya había cambiado? Porque vos planteás en el libro algo que me parece muy interesante para las distintas estructuras que no están acostumbradas, este chat horizontal que vos abrís desde la CEO a todos, a participar ¿funcionaba la verticalidad? ¿Eras innovadora en ese momento?
— Fue una innovación, sí. Y tuvo que ver con lo siguiente: nosotros estábamos por llegar al año 2000, empezaba un siglo nuevo, entonces habíamos hecho todo un esfuerzo de qué debíamos como empresa de telecomunicaciones, de internet, de celular, todas cosas que estaban empezando a irrumpir fuertemente ¿qué teníamos que incorporar para que el siglo nuevo fuera un siglo nuevo para la empresa? Y yo pensé que había que incorporar una nueva forma de comunicarse con la gente, yo siempre utilizaba la oportunidad de viajar por el interior para reunirme con los empleados, para entender y escuchar, pero siempre era muy limitado al desayuno, o a una reunión, una posibilidad muy limitada en tu capacidad de llegar, entonces, bueno, abramos un chat, donde cualquiera desde cualquier lugar, de manera anónima, porque eso fue para mí el primer requisito, pudiera comunicarse, la única que estaba reconocida como tal era yo, que aparte me servía para testear cómo andaba nuestra propia red y cómo accedía la gente del interior, y démonos la oportunidad de conversar y funcionó muy bien y tenía 700, 800 personas conectadas, no todo el mundo activo, en general había 30 o 40 que eran más activos, pero fue extraordinario porque me permitió tener el oído en la tierra de dónde estaban los problemas y cómo encarar las soluciones.

— Igual hubo una resistencia, ¿no?
— Sí, hubo resistencia incluso en altos niveles porque parecía que violaba demasiados principios de la estratificación de lo que tradicionalmente existe en las empresas. Yo no creo en esa estratificación.

— Bueno, te fuiste de IBM por una decisión que dijiste "hasta aquí, aquella IBM que yo quería cambió el modo", de TELECOM te vas pero ya casi con una mirada de director y decía no responde Malcorra a lo que esperaba de esta empresa, no es un despido pero…
— Fue una partida mucho más dolorosa en ese sentido.

— ¿Y cómo lo superaste?
— Bueno, fue difícil, de hecho había mucha gente que me quería mucho y bien que estaba preocupada por mí, que tuviera un shock de descomprensión de salida, y no fue así, de hecho lo primero que hice después que me fui de TELECOM fue tomar un curso de cocina, porque a mí me encanta cocinar y era un de las cosas que no podía hacer y nunca había hecho formalmente así con Donato De Santis, hice un curso de cocina, y me dí un tiempo para hacer cosas distintas, pero lo que sí hice fue entender que el sector privado me podría haber dado como oportunidad, o yo al sector privado, después de ser la CEO de TELECOM, la tercera compañía en Argentina en el momento, ya estaba y que de repente podía contribuir en un sector distinto como el de las ONG's, eso fue lo que le planteé a las que ayudan a buscar trabajo y fue por eso que terminé llegando a las Naciones Unidas.

Malcorra abraza a Macri durante
Malcorra abraza a Macri durante su ceremonia de despedida en junio del año pasado (Foto: Presidencia de la Nación)

— ¿Cómo inspirar a alguien que te está viendo en este momento y que dice "no puedo, está difícil, es la crisis, no voy a conseguir nada"?
— Bueno, lo que yo creo que hay que tener la cabeza muy abierta, Luis, a veces veo que la gente trata de predecir lo que va a hacer con un cierto nivel de automaticidad, la vida es mucho más compleja que eso y uno se da tortazos todo el tiempo por acciones propias, por impericia propia, o por acciones ajenas e impericias ajenas. Entonces lo que tiene que hacer en esas oportunidades es llegar al qué otra cosa, cuál otra cuestión puede ser interesante para mí, y darse esa chance, el tren pasa y si uno no lo toma no sabe si va a pasar de nuevo, entonces darse la oportunidad de lo nuevo, de lo distinto, es algo que me parece que es importante, eso particularmente es con las mujeres, las mujeres tendemos a ser las que nos fijamos en el tilde a ver si cumplimos con todos los requisitos, y si no los cumplimos no nos lanzamos. Yo creo que hay que tener un poquitito más de apertura mental y estar dispuestos a aprender mucho, porque mientras hacés esos cambios tenés que hacer la enorme inversión de aprender porque seguramente no tenés todas las herramientas de lo que estás encarando.

— Trajiste el tema de la mujer y tu libro hace especial hincapié en el liderazgo femenino. ¿Sentís que se recorrió un camino respecto de la igualdad de los derechos de la mujer o que falta todavía mucho?
— Falta muchísimo. El único momento en el cual eso va a estar cubierto es cuando la diversidad que el género representa esté representado en las organizaciones y todos los niveles de las organizaciones al 50/50. Cualquier cosa en contra de eso es puro verso. Y sí se ha avanzado y es cierto que hubo un reconocimiento mayor, pero cuando mirás las métricas, los números estamos muy lejos de estar en una representación adecuada. Y yo digo que ese no es un derecho, es una obligación para con la sociedad, porque sólo cuando estemos representados como sociedad en su plenitud vamos a poder darle respuestas a los problemas.

— ¿Creés en las discriminaciones positivas para garantizar esto?
— Vos sabás que yo no creía, yo era de las que creía, "bueno, uno se hace lugar", pero con el tiempo, la madurez, al edad, la sabiduría, creo en las discriminaciones positivas, sí. Creo que es muy difícil de romper ciertos esquemas si no existen discriminaciones positivas.

— Salís de TELECOM y decidís aplicar en una organización que después te iba a llevar todo el camino de Naciones Unidas, ¿con la curiosidad, con vértigo de de saber que era algo distinto, cómo fue?
— Sí, tanto vértigo como salir de IBM e ir a TELECOM, esto también era muchísimo vértigo, era la gente que me conocía decía que era una locura, acostumbrada al resultado, a la presión del resultado, los accionistas te vas a una burrocracia/burocracia. Y descubrís que eso es parte de lo que cuento en el libro pero con una gran intriga, con una gran ilusión de lo que iba a hacer que se cubrió ampliamente con la realidad.

— Bautismo de fuego…
— Bautismo de fuego, sí, el episodio del tsunami (N. del E: el terremoto del Oceáno Índico que dejó casi 300 mil muertos en el sur y sudeste asiático en 2004) que fue el que cuento, yo tenía 3 meses cortos en la organización todo el mundo parte como es razonable a estar con sus familias, y yo me quedo a cargo de toda la organización, pero les digo que me parece medio irresponsable dejarme a mí, y la famosa frase: "No te preocupes que la última quincena del año no pasa nada", y pasó fue el tsunami, y bueno, yo tenía muchas herramientas en manejo de crisis, otro tipo de crisis, eso me sirvió para reaccionar en miras positivas. Pero lo que más me sorprendió fue la reacción de una organización y volviendo al tema de la burocracia que no es medida por resultados trimestrales, la reacción de la gente de la propia organización, estoy hablando del problema mundial de alimentos, que llamaban de todo el mundo para ofrecerse porque lo que estaba en juego era la vida de gente, entonces ahí va el título de mi libro, los resultados. Los objetivos pueden ser muy distintos, son distintos una empresa, a una organización humanitaria, pero si vos tenés claros los objetivos y trabajás con esa energía de la pasión, la movilización es enorme. ¿no?

— Claro, obviamente, vos que venís de la mirada de un mundo multilateral de las organizaciones de los organismos internacionales, ¿hoy se terminó, está en crisis definitiva el multilateralismo?
— Es evidente que hay un momento de introspección y revisión. Yo estoy trabajando mucho ese tema, estoy trabajando vinculada a distintas organizaciones que están pensando estas cuestiones y he acuñado algo que uso que tiene que haber una refundación del multilateralismo. Es evidente que aquello que llevó a crear la infraestructura multilateral que tenemos que fue la Segunda Guerra Mundial y el fracaso de la humanidad para contener esa realidad hoy a caído un poco en el olvido, entonces hay que refrescar y traer a la palestra el por qué se creó, pero quizás también haya que hacer algunos cambios en esa infraestructura y aggiornarla porque también es cierto que lo que está pasando detrás de todo esto es que la democracia de occidente, como la conocemos, está en una posición de crisis muy grande, y de alguna manera de fracaso de entregar al ciudadano, lo que el ciudadano reclama y necesita y todo esto está vinculado y lleva a las visiones hacia adentro de los países, el rechazo a la globalización, al multilateralismo y a una visión más xenofóbica del mundo que es muy peligrosa.

— El fenómeno Alternativa por Alemania, Salvini en Italia, la renovación del Partido Popular en España, ¿es un fenómeno que existe, que contagia y puede extenderse más allá de Europa?
— Es un fenómeno muy grande y de hecho se está extendiendo más allá de Europa. Yo creo que es un poco el fruto de lo que te decía recién, de la incapacidad de las clases dirigentes de haber dado respuesta a necesidades básicas del ciudadano, me parece que se ha llevado la interpretación de la democracia a un extremo de que es esencialmente el proceso electoral, ese es un elemento de la democracia, un elemento importante porque es donde participa el pueblo; pero la democracia tiene muchísimos otros elementos y básicamente tiene aquel que es fundamental que es el que le da respuestas al ciudadano, es decir el círculo se cierra cuando el ciudadano emite su voto y después entiende que de su voto recibe algo en un contrato social, eso en particular después de la crisis del 2008 yo creo se ha fracturado porque la ciudadanía en general vio que la crisis del 2008 hizo que hubiera una reasignación enorme de recursos a empresas, al sector financiero, al sector de las compañía de autos por ejemplo, y nada equivalente pasó con la gente que está sufriendo la falta de crecimiento o la falta de oportunidad laboral, la falta de futuro para sus hijos. Entonces esa fractura empieza a ser cuestionar el modelo y empieza a hacer que haya voces que cantan músicas que suenan muy saludables, muy interesantes, que no van a dar resultados, pero que la gente apuesta a ello.

— Entusiasma, claro porque hay como un vinculo emocional…
— Totalmente emocional.

— A veces uno comete el error de buscarle un prisma muy racional, es una cosa muy emocional, es muy de corazón lo que está pasando, ¿no?
— Mira, fijate en Estados Unidos, el periodo de Obama generó una cantidad de empleos record en la historia, a pesar de la crisis. ¿Qué pasó? Los empleos se generaron en las costas y en ciertas industrias, cuando vos haces geo referenciación, te fijas en la geografía de detalle, hubo pueblos enteros del medio oeste americano, del centro de Estados Unidos, que perdieron industria, que no tienen trabajo ni hoy, ni mañana, ni pasado, esa gente no tiene esperanza, entonces en la visión macro de los números vos podes decir la gestión ha sido exitosa, en la visión micro del empleado, del pueblo del sur que no tiene perspectiva es un desastre.

— Es un fracaso estrepitoso, y así se explica Trump.
— Y la conexión emocional, porque él tiene una capacidad emocional muy grande.

— ¿Jair Bolsonaro transita el carril de la conexión emocional?
— Yo creo que él ha captado la rebelión, la bronca que hay en mucho de los brasileños que vienen de la frustración de lo que pasó recientemente, y que ha sabido capitalizarlo, me parece que no tiene ese estilo emocional que sí representa Trump, que desde su manejo de los reality show ha hecho una maestría de eso. Pero él está capitalizando de una manera que sirve con una visión de la autoridad que a lo mejor no necesita de transmitir esa emocionalidad, pero transmite la noción de autoridad que es parte de lo que se empieza a buscar cuando el resto de los parámetros no funcionan.

Populistas y populares… Bolsonaro y
Populistas y populares… Bolsonaro y Trump (Reuters)

— Jorge Fontevecchia, director de Perfil, que trabajó en Brasil, me decía algo interesante, que nosotros miramos un prisma muy argentino la condición de miliar de Bolsonaro y el recuerdo de los militares de Brasil no es el recuerdo de los argentinos. El crecimiento económico durante la dictadura de Brasil fue enorme, entonces no está emparentado con el fracaso económico, ni mucho menos la violación tan atroz de los derechos humanos en Argentina tuvo menores impactos. Por eso Bolsonaro no es reactivo por ser meramente militar.
— Aparte cuando vos mirás la evaluación de las instituciones en Brasil, el Ejército está primero, entonces es una realidad distinta porque aunque lo que dice Jorge es cierto, también uno puede pregunarte, ¿hasta dónde ponés la aguja de que se violaron o no se violaron derechos humanos? ¿Qué, tienen que ser 30.000? ¿28.000? ¿5.000? Algunas de las cosas a las cuales él hace referencia a mí dan mucho temor.

— Claro, totalmente. Cuando vos asumiste la cancillería recuerdo que usaste una expresión, usabas mucho el "ser normales", incluso bajar las aspiraciones de una épica imperial, es decir, seamos normales. ¿Se normalizó la inserción de la Argentina en el mundo?
— Yo creo que se hizo mucho, me parece que quizás la épica fue mayor de lo que debería, la expectativa, y eso me pasó mucho cuando era canciller, la gente me decía: "ay, ¿cuándo llegan las inversiones?" Porque estábamos con Obama, Obama viene, entonces mañana viene el milagro de las inversiones. Yo decía, "no funciona así el mundo". La previsibilidad de un país, que es parte de lo que teníamos que recuperar, se va probando con el tiempo, entonces me parece que hubo una expectativa demasiado importante de que cayera maná del cielo, y también es cierto que el pasaje del tiempo y las realidades internas de la Argentina ha hecho que nuestra capacidad de previsibilidad fuera un poco menos de la que hubiésemos querido tener, ¿no?

— Como radical, ¿cómo mirás los tres años de gestión de Macri? Hoy en problemas severos por datos objetivos de inflación, desocupación, pobreza.
— Vos sabés que yo no miro como radical, yo soy afiliada radical, me afilié al radicalismo para votar por Alfonsín porque quería la renovación que representaba y creo profundamente en aquellos valores y aquella noción institucional que tiene el radicalismo, pero en general soy más ecléctica en analizar. Obviamente yo miro al Gobierno desde la responsabilidad de haber sido parte de él, y algunas cosas me preocupan, me preocupa el que no terminemos de poner en marcha algunas cosas de la gestión, me preocupa que sigamos sin tener una visión compartida de hacia dónde vamos, que quizás es difícil en términos meramente electorales que es un poco en la sintonía en la cual estamos, pero creo que es una responsabilidad muy grande y me parece que el presidente Macri, que nunca ha tenido la mayoría en el Congreso, pero que ha sido votado, es importante encontrar la discusión amplia de la ciudadanía, cuáles son las cosas a las cuales aspiramos y qué tenemos que hacer para llegar a ellas, independientemente del corto plazo.

— Cito a Beatriz Sarlo que me dijo: "me equivoqué con el diagnostico de Cristina", que yo compartí en aquella oportunidad diciendo Cristina fue. Cuando vos asumías, la discusión era que Cristina había terminado su ciclo en la gran política argentina, en sus aspiraciones a ser nuevamente presidente. Hoy algunos la dan como con chances electorales. ¿Qué te pasa con Cristina Fernández de Kirchner?
— Yo tuve buena relación con la presidenta desde mi rol en Naciones Unidas. Soy una convencida de que la importancia de la responsabilidad política es ser gregario, no sectario, es una de las cosas que me preocupan del sectarismo que se generó a partir de cierta impronta que ella le dio al gobierno. Sectarismo que permanece aún hoy, ¿no es cierto? Entonces yo espero que hacia adelante los responsables políticos entiendan que hay que disminuir la tensión en esta sociedad nuestra. Eso fue lo que más me impactó cuando volví de Estados Unidos, después de haber estado tanto tiempo afuera, que todo se planteaba blanco o negro, conmigo o en mi contra, nada es así, la realidad no es así. Y me parece que eso no ha cambiado y creo que es lo que tenemos que de alguna manera intentar cambiar.

— ¿La grieta es un obstáculo definitivo para pensar?
— Es un obstáculo para hacer previsible, porque de la grieta, más allá de que circunstancialmente me pueda servir a mí para la próxima elección, la grieta genera la gran pregunta afuera de cuán sostenible es lo que se está haciendo, y como la previsibilidad es el requisito para obtener inversiones, para obtener asociaciones, para hacer "parte de", la grieta juega en contra, no solamente para nosotros como argentinos adentro para ser más salubre el día a día de nuestras vidas, sino cómo nos planteamos hacia afuera.

— Cuando vos decías el sectarismo por contrario de la actitud gregaria de Cristina, ¿aplica a este gobierno cierto sectarismo?
— Yo creo que el Gobierno no ha favorecido el sectarismo, pero tampoco ha hecho lo suficiente para superarlo. Que para mí es la asignatura pendiente.

— En tu libro contás que tu papá se fue ya hace bastante tiempo y tu mamá no hace tanto.
— Así es, hace pocos meses.

— Con tu madre  que vio tu carrera lo habrás podido hablar, ¿pero qué pensas que tu padre diría de vos?

— Vos sabás que esa pregunta es interesante porque yo me pregunto siempre cuando estoy en un hito nuevo qué pasaría si el viejo estuviera, y a veces pienso que estaría muy orgulloso, y a veces también pienso no estaría sorprendido, porque mi viejo tenía una confianza absoluta en hasta dónde iba a llegar yo, que él me la transmitió, me la transmitió casi como un mandato, como una obligación, que algunos dicen que es un peso muy grande para tener sobre la espalda, pero fue mi realidad. Entonces la anécdota de ser la mejor alumna, la abanderada, todo eso fue así y mi viejo nunca se encargaba de decirme "qué bueno". Un día cuando ya era un poco más grande, ya adolescente, le dije "viejo ¿vos nunca me decís nada?", y él me dijo: "mirá, es tu obligación". Muy duro. Entonces era un peso muy grande pero eso fue parte de lo que me formó para carne de diván de alguna manera, entonces me parece que si el viejo estuviera acá no estoy segura de que se sorprendería tanto, pero sí estaría muy contento.

— Nos lo diría a nosotros…
— Pero a mí nada.

— A vos te diría que era tu obligación. Pero hay algo que decís que es muy importante que a mí me entusiasma mucho tu libro que, insisto es muy inspirador, decís casi al comienzo del libro que es muy importante poder volver al barrio, volver a tu Rosario y poder con la frente en alta saludar a quienes te acompañaron de chica, ¿no?
— Sí, yo no he perdido el vinculo con amigos desde allá lejos y hace tiempo, y a pesar de que la vida nos ha separado enormemente, mis experiencias, mi posición, ese vinculo no lo he perdido y no lo he perdido no por pose sino porque los afectos nos definen ye s importante mantenerlos.

— Cuando escuchás una frase como "la Argentina está condenada al éxito", ¿qué te pasa?
— A mí me parece un horror, nadie está condenado al éxito, cuando uno se cree condenado al éxito lo más seguro es que fracase, la Argentina tiene un montón de cosas, y eso es lo que me preguntan afuera permanentemente, cómo con todo lo que tenemos y el cliché de los recursos naturales, los recursos humanos, cómo es que no terminamos de consumar el éxito. Y yo creo que eso tiene que ver con nuestra falta de entendimiento compartido de qué es lo que queremos ser. Porque cuando uno no sabe lo que quiere ser es muy difícil alinear los esfuerzos para llegar allí, ¿no?

— Y no es una utopía lo que estás planteando, es un objetivo bien concreto, si no sabemos qué queremos ser es difícil caminar hacia ahí.
— Y es muy difícil que las energías se apunten de manera sincronizada, yo uso siempre, siendo ingeniera, que los vectores se alineen, vos tenes dos vectores en matemáticas es sabido, si están alineados se suman totalmente, si están más o menos alineados se suman parcialmente, si están en oposición se neutralizan, la energía es eso.

Mirá la entrevista completa:

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