Tras la gira por Nueva York y el acuerdo con el FMI, Mauricio Macri convirtió a Nicolás Dujovne en superministro

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(Enviado especial a Nueva York). A pesar de su reticencia a designar un superministro que maneje todas las variables económicas, Mauricio Macri transformó a Nicolás Dujovne en la pieza clave de su gabinete. Dujovne acompañó al Presidente en sus reuniones con los banqueros e inversores de Wall Street y fue el ariete que uso Christine Lagarde para eyectar a Luis Caputo del Banco Central de la República Argentina. El ministro de Hacienda estaba desahuciado hace tres semanas y ahora tiene suficiente capacidad para influir en las posiciones de Macri, manejar las decisiones del Banco Central y acceder sin obstáculos a los protagonistas más poderosos de las finanzas globales.

Dujovne reconstruyó su posición en el Gabinete desde su cercanía con Lagarde y el staff técnico del Fondo Monetario Internacional (FMI). La directora gerente del FMI solicitó a Macri que se nombrara un ministro coordinador y el Presidente se inclinó por Dujovne y su nula vocación de construir un proyecto propio de poder. Esta característica personal del ministro de Hacienda –que lo diferencia de Domingo Cavallo, por ejemplo–, es fundamental para entender la relación que mantiene con Macri.

Dujovne se considera un administrador del poder presidencial y esa consideración significa que nunca tendrá problemas de cartel con Marcos Peña. El Jefe de Gabinete forzó la renuncia de Alfonso Prat Gay y Carlos Melconian cuando entendió que estos dos economistas aspiraban a espacios de poder más amplios que un ministerio o la Presidencia del Banco Nación.

La ausencia de vocación de poder para trascender más allá del gobierno de Macri no implica que el ministro de Hacienda no proteja sus propios espacios y que avance sobre espacios que pertenecen a otros organismos institucionales. Una prueba de esta táctica de acumulación fue la caída de Caputo como titular del Banco Central. Dujovne sintió que Caputo amenazaba su estabilidad política y se recostó sobre Lagarde para terminar con su control en la autoridad monetaria.

Guido Sandleris es leal a Dujovne y como sucesor de Caputo ejecutará las políticas que el ministro de Hacienda ya negoció con la directora gerente del FMI. Lagarde explicita las intenciones del poder mundial que respalda a Macri, y su polea de trasmisión es Dujovne. El Presidente entendió el juego de poder que juega la directora gerente del FMI y empoderó a su ministro de Hacienda para que quede absolutamente claro que el Gobierno cumplirá con todos los inversores que apostaron por la Argentina.

Esta metodología del ejercicio de poder fue exhibida en su estado natural cuando Lagarde aceptó utilizar al consulado argentino en Nueva York para anunciar un nuevo acuerdo con el FMI. Ese gesto político no tiene antecedentes en los 70 años del Fondo y demuestra la vinculación directa que existe entre la administración de Cambiemos y el organismo multilateral que maneja Donald Trump y dirige Lagarde.

Dujovne acompañó a Macri en todos los eventos relacionados con la economía y las finanzas. Estuvo junto al Presidente en su visita al Financial Times y la agencia de noticias Bloomberg, apoyó su perspectiva durante los encuentros que mantuvo con banqueros e inversores, y se mantuvo cerca cuando Macri recibió un reconocimiento internacional en la gala del Atlantic Council, un think tank que tiene influencia real en el poder político de los Estados Unidos.

El Presidente llegó a Manhattan para ratificar en Wall Street su plan económico y reiterar en la ONU que continúa vigente su voluntad de insertar a la Argentina en un mundo cada día más globalizado. Habitualmente Macri cierra sus giras con una conferencia de prensa y sienta a su lado al canciller Jorge Faurie. En esta oportunidad, el jefe de Estado eligió a Dujovne, que complementó cada una de sus respuestas. Fue otro gesto presidencial para probar que ya existe otro orden interno en su gabinete: el ministro de Hacienda ya mutó a superministro, una condición política que se mantendrá si el acuerdo con Lagarde permite recuperar la economía y engordar la imagen pública de Macri.

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