Selfies, correcciones y un saludo especial al juez: cómo fue el paso de CFK por Comodoro Py

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Video: Cristina Kirchner se sacó selfies con empleados antes de ingresar al juzgado de Bonadio

"Al fin nos conocemos", dijo Cristina Kirchner dándole la mano al juez Sebastián Casanello minutos antes de que comenzaran a indagarla por la causa de la "ruta del dinero k". Al fiscal Guillermo Marijuan, en cambio, había decidido no contestarle el "buen día" que pronunció cuando ingresó a la audiencia. Fue un crudo contraste ante el saludo afectuoso que Marijuan se dio con el abogado defensor, Carlos Beraldi, quien había hecho ingresar a la Justicia al representante del Ministerio Público.

El saludo y las palabras de Cristina a Casanello fueron un detalle que no pasaron inadvertidos para los presentes: sobre todo porque, tras la detención de Lázaro Báez, el juez tuvo que enfrentar versiones sobre un supuesto encuentro con la ex presidente en Olivos antes de dejar el poder, que él siempre negó. Un ex empleado de la Anses y un chofer de la secretaria general de la Presidencia, responsables de esos dichos, fueron enviados a juicio oral por falso testimonio.

Cristina Kirchner, esta mañana, al ingresar a Comodoro Py (Foto: Maximiliano Luna)
Cristina Kirchner, esta mañana, al ingresar a Comodoro Py (Foto: Maximiliano Luna)

La ex presidente estaba citada a las 10:30 en los tribunales de Comodoro Py para declarar en la causa de la ruta del dinero k, por la que está preso Lázaro Báez. A diferencia de las otras veces que visitó la sede de Retiro, Cristina no salió desde su departamento de Barrio Norte -el mismo que fue allanado en la causa de los cuadernos y donde, según declararon arrepentidos, se almacenaba el dinero que se robaba con los negocios de Planificación-.

Sobre las 10, la ex jefa de Estado se retiró de la casa de su hija Florencia, en San José al 1100, en el barrio de Constitución, y se subió a un Toyota gris, seguida por un móvil de un canal de televisión.

A las 10:30 Cristina ingresó por la puerta de la calle Letonia a los tribunales: enfundada en un traje gris a cuadros, la ex presidente sonrió ante los periodistas y ante algunos fans que la vivaron. Una vez más fue acompañada por el dirigente social Juan Grabois y el ex embajador ante la Santa Sede Eduardo Valdés. 

Desde el subsuelo, la guiaron hasta el ascensor del ala más cercana al Río de la Plata y allí subió al cuarto piso donde se encuentra el juzgado de Casanello. Para esa altura, ya había un fuerte dispositivo de control para evitar que los periodistas accedieran a ese sector.

En el despacho del juzgado, a la ex presidente la condujeron a la secretaría. Se sentó y de inmediato llegaron el juez y el fiscal para presenciar la audiencia. Ignorando el "buen día" del primer fiscal que ordenó excavaciones en el sur, Cristina sí saludo al juez y comenzó la audiencia.

Según relataron fuentes judiciales, se trató de un acto muy formal. Le leyeron las carillas de la acusación en donde Marijuan le imputaba ser coautora del delito de lavado de dinero junto a Lázaro Báez.

Ella avisó que no iba a contestar preguntas y entregó el escrito que –en simultáneo- difundió en sus redes sociales: allí decía que todo era una persecución, que no tenía nada que ver con el caso de la ruta del dinero k y culpaba al gobierno de Mauricio Macri de la persecución en su contra. De paso, dijo que no conocía la Rosadita y apuntó a los empresarios "M" que sí sacaron dinero del país.

Más allá del escrito que ni el fiscal ni el juez habían podido leer, Cristina hizo una breve alocución en donde habló de "law fare" y de no prestarse a la "persecución política" que implicaba esta nueva indagatoria. Y criticó al camarista Martín Irurzun, uno de los que impulsaron su declaración como sospechosa en esta causa.

Cuando el secretario dejó de tomar nota, Cristina leyó el acta con detenimiento. Y pidió corregir "un punto", para que se entendiera mejor el contexto de sus palabras. Se corrigió y con eso se dio por terminada la audiencia.

A las 11:30, la ex mandataria salió del despacho de Casanello y se dispuso a cruzar el largo pasillo que separa ese juzgado (el 7) del de Bonadio (el 11). En ese momento, empleados del juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi (el 8) salieron a buscarla y sacarse fotos con sus celulares.

Encantada, Cristina Kirchner posó junto a ellos y luego, al cruzar el hall central, saludó con la mano a los que esperaban detrás del vidrio. Allí no solo había periodistas con sus celulares filmándola sino también dos o tres empleadas que gritaron a viva voz: "Fuerza, Cristina".

Apenas unos minuto duró el trámite en la secretaría judicial de Bonadio donde se notificó el procesamiento de la causa de los cuadernos como jefa de una asociación ilícita y del embargo por 4 mil millones de pesos. Tras dejar su firma, salió por la puerta lateral por la que había entrado.

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