Pablo Avelluto fue ministro hasta el lunes a la mañana. Hoy, ahora, luego de los últimos anuncios del Gobierno, su cargo es otro. A partir de la reestructuración del Gabinete, su área pasó -junto con la de Ciencia y Tecnología- a formar parte del Ministerio de Educación que conduce Alejandro Finocchiaro. Cultura es a partir de ahora una Secretaría de Estado. Avelluto recibió este martes por la mañana a Infobae para hablar de cómo va a desarrollar su función en adelante, de qué manera se verán reflejados los cambios que han generado inquietud por temor a recortes y ajustes (Infobae Cultura publicará la entrevista completa mañana) pero también para explicar una imagen que utilizó anoche durante su paso por un programa de TV con la que buscaba graficar el tipo de vínculo potente que une al presidente Mauricio Macri con su jefe de gabinete Marcos Peña. Avelluto dijo que separar a Macri de Peña era como pensar en separar a Tom y Jerry. Y estallaron las redes. Aquí, la explicación.
-Ya no es ministro, es secretario y anoche se convirtió en humorista…
–(Ríe)Síiiii, había una pregunta que me había hecho Diego Sehinkman a propósito del vínculo entre Marcos Peña y Mauricio Macri, un vínculo que no está suficientemente bien interpretado por los analistas, para mi gusto. Yo tiendo a creer que son indivisibles; es muy difícil pensar la relación entre ellos como si fuera la de jefe y colaborador, como otras relaciones que sí existen dentro del Gobierno. Marcos ha mostrado a lo largo de los muchos años que lleva trabajando junto a Macri una visión estratégica muy complementaria con la visión, si querés, de ingeniero, ejecutiva y resolutoria de problemas que tiene Macri. Y entonces se me ocurrió que era como intentar separar a Tom de Jerry. Por supuesto, enseguida empezaron a decir. "Ahhhhh, le dijo Macrigato". Puede ser, qué sé yo, en cualquier caso, lo que quiero decir es que son una unidad, son un sistema
-Esto significa entonces que no se imagina a Marcos Peña fuera del Gobierno
-Jamás. No me imagino a Macri sin Peña y a Peña sin Macri. Me parece que donde termina uno empieza el otro. Hay personas que tienen un vínculo de amistad personal con el Presidente; hay casos como el mío, que venimos de otro lugar, desde una experiencia profesional más técnica. En cualquier caso creo que esa relación entre Macri y Peña ha sido un poco el motor que permitió no solo los dos períodos de Macri en la Ciudad sino también la campaña electoral, la construcción política que permitió el acceso de Cambiemos al poder. Y fue, sobre todo, la actualización conceptual y la puerta de entrada para muchos de nosotros y ha sido también lo que logró que Cambiemos no fuera una fuerza conservadora en el mapa ideológico argentino sino una fuerza profundamente transformadora, más contemporánea, alejada por ahí de las tradiciones políticas clásicas
-¿Le parece entonces que quienes piden el alejamiento de Peña -incluso cerca o dentro del gobierno- son fuerzas conservadoras?
-Puede que las haya… en cualquier caso no conocen o no comparten mi interpretación del funcionamiento de esa especie de "uno que son dos".
-Se lo pregunto porque lo que se escucha por estos días, incluso en analistas que hasta hace muy poco parecían apoyar las acciones del gobierno, es que le atribuyen a Peña la responsabilidad de los errores. ¿Qué les dice a quienes piensan eso?
-Errores puede cometer cualquiera y nuestra tarea es minimizarlos y evitar que se repitan o que se cronifiquen. Pero para el gobierno, para nuestra identidad, para lo que somos y lo que queremos cambiar de la Argentina es una construcción cuyos elementos Peña y Macri comparten al punto tal que es difícil saber qué es de uno y qué de otro, qué tomó Macri de Peña y al revés. Quienes plantearon en las últimas semanas romper eso no entienden o no perciben que ambos son parte de una unidad conceptual y de método… Nosotros a veces nos definimos como un "método de interpretación de la realidad", no tenemos dogmas -lo hemos vivido claramente con el debate por la legalización del aborto- y sin embargo podemos trabajar juntos. No sé, por ejemplo, nos hemos pasado el tiempo cuestionando los impuestos a la exportación pero en un contexto de emergencia, cuando hay que ponerlos, no se nos cae ningún anillo y los ponemos y sabemos que van a ser temporarios. Eso es una flexibilidad que es muy propia de Cambiemos.
-La semana pasada sin embargo se vio una actitud diferente en algunos miembros del Gobierno a la hora de asumir errores propios. Se señaló fuertemente la manera en que, por ejemplo, Vidal y Frigerio salieron a hablar luego del discurso de Marcos Peña…
-Por supuesto hay distintos puntos de vista en un equipo, es parte de la diversidad propia de un grupo de personas que intervienen en la toma de decisiones. De ahí a que haya una división entre los que asumen errores y otros que no, no lo comparto. Al contrario: el año pasado nos criticaban por reconocer y buscar corregir errores todo el tiempo y eso parecía un síntoma de debilidad, en aquel momento. Más allá de diferentes matices y estilos, que enriquecen, y no creo que en Marcos haya negación de errores que se cometen, ni creo que sea justo atribuir todos los errores a una persona. La lógica de equipo lo que tiene es que los temas se discuten mucho antes de tomar una decisión y cuando uno mete la pata lo honesto intelectualmente es decir "metí la pata y lo corrijo" y tratar de evitarlo la vez siguiente. En la política esto no es normal, lo normal es negar, convertirse en necio o terco y avanzar hasta las últimas consecuencias. Ahora bien, la idea de la interna y que se pasan mensajes a través de declaraciones, me parece que tiene más que ver con encontrarle un sentido a una narración que con lo que en realidad pasa.
-Usted viene del mundo de la comunicación. ¿Le parece que el gobierno comunica bien?
-Algunas cosas las comunica mejor que otras; también hay que pensar en los modos de informarnos que hemos tenido y los que tenemos ahora. Anoche, una declaración como la mía en un programa de cable -ocurrente, buena, infeliz, no importa- se convierte en tendencia de TW, en tema de agenda de las radios de la mañana, en un tema de conversación en una entrevista, en whatsapp, para todo eso hay que pensar estrategias de comunicación específicas. Mucha gente construye su menú de información con redes, con grupos de whatsapps… y a su vez tenemos un momento de consumo de noticias muy instantáneo. Entender esa lógica y comunicar desde la política, es un desafío
-Si lo hubiera pensado un poco, ¿hubiera utilizado otra imagen en lugar de la de Tom y Jerry?
-Probablemente. Seguramente hubiera sido más feliz hablar de Bochini y Bertoni. Pasa otra cosa también: para los millenials, Tom y Jerry son irrelevantes, no saben quiénes son. Es un mundo que ya no existe más y los chicos de menos de 20 no saben de qué estoy hablando, no piensan en un gato y un ratón. Seguramente con muchos pasaría lo mismo si hablo de Bochini y Bertoni, las grandes estrellas de Independiente… Pero sí, hoy buscaría otros ejemplos indivisibles para representar la idea de personas para quienes el trabajo de dos es una unidad.