Enrique Pescarmona, uno de los empresarios más poderosos del país, se presentó este jueves en los tribunales de Comodoro Py para sumarse a la lista de arrepentidos que despertó la causa de los "cuadernos de las coimas k". Después de 30 días de que se ordenara la detención de uno de sus hombres claves en la firma, Francisco Valenti –quien aún continúa preso-, Pescamona apareció bajo la lluvia subiendo las escalinatas del edificio de Retiro para pedir una audiencia con el fiscal Carlos Stornelli. Allí, acordó convertirse en arrepentido.
La decisión de Pescarmona llega luego de que Valenti estuvo durante dos días declarando como "arrepentido" también ante el fiscal. Según pudo saber Infobae, Valenti relató cómo había sido "extorsionado" bajo el gobierno de los Kirchner y cómo la empresa quedó al borde la quiebra por haber sido perjudicada. Las fuentes consultadas precisaron que Valenti responsabilizó de esos aprietes a ex funcionarios que ya están complicados en la causa.
Asesorados por un mismo abogado –Marcelo Nardi-, Pescamona y Valenti buscan seguir los pasos de otros implicados en este expediente: como Angelo Calcaterra con Javier Sánchez Caballero (en IECSA); o Luis Betnaza con Héctor Zabaleta (en Techint). Es decir que las cabezas de las compañías respalden lo que hicieron sus subordinados, detenidos por orden de Bonadio.
Valenti, por el momento, sigue preso. Si bien selló ayer su acuerdo de colaboración con la fiscalía, aún falta que pase el tamiz del juez Claudio Bonadio para poder ser excarcelado. Ayer, la Cámara Federal le rechazó a Valenti la posibilidad de salir en libertad, en base a las pruebas que hay y los riesgos procesales. El camino de la confesión pareció, a ojos de la defensa, el más cercano a sacarlo de prisión.
Este jueves por la noche, Valenti fue trasladado a la fiscalía de Stornelli, donde también se encontraba Pescarmona.
Arrepentido liberado
El empresario que sí logró la libertad en estas últimas horas fue Alberto Taselli, quien también se acogió días atrás a la figura del arrepentido. Según el chofer Oscar Centeno, los funcionarios del Ministerio de Planificación Federal retiraron dinero en un domicilio de la calle Wernicke 573, de Boulogne. Por eso fue preso el empresario Sergio Taselli, vinculado a la explotación del servicio de ferrocarriles. Cuando declaró Sergio, explicó que en verdad el inmueble estaba vinculado a su hermano Alberto, con quien está peleado. Y entonces también fue arrestado Alberto Taselli.
La causa de los cuadernos k inició ayer una nueva etapa: la de comunicarle a los ya acusados que la banda que habría integrado comenzó a funcionar en el 2003 y no en el 2008, como se creía hasta ahora. En ese contexto, cuatro de los imputados fueron sacados de la cárcel para enfrentar a Bonadio: la mayoría se negó a declarar, pero hubo algunos movimientos.
Por ejemplo, Roberto Baratta, la mano derecha de Julio de Vido en Planificación y protagonista de la mayoría de los viajes que relató Oscar Centeno, intentó despegar a sus subordinados que también están tras las rejas.
Aunque eligió no contestar preguntas y prometió ampliar su declaración cuando pueda tener acceso a la causa, el ex jefe de Coordinación del Ministerio de Planificación, buscó despegar ante el juez Claudio Bonadio a sus subordinados que están presos e implicados en la causa de los cuadernos.
De esta manera, Baratta buscó alivianar la situación de Néstor Lazarte, Hernán Gómez, Walter Fagyas y Ezequiel García Ramón que están presos desde comienzos de agosto y que aparecen en las anotaciones del chofer Oscar Centeno. Todos están presos.
Lazarte, una pieza central en los relatos de Centeno, también fue llevado a tribunales para ampliar su declaración y se negó a declarar, tras dar algunas explicaciones personales.
Pero Bonadio también interrogó a otros dos empresarios que están presos: Gerardo Ferreyra, de Electroingeniería, que fue arrestado también el 1 de agosto; y Néstor Otero, el ex hombre fuerte de la Terminal de Retiro que había logrado sortear una primera declaración y más tarde fue preso por las aseveraciones de uno de los "arrepentidos".
Ambos se negaron a declarar. Pero además Bonadio citó a declarar a un socio de Ferreyra, Oscar Acosta, quien hoy mismo hizo su descargo y se retiró de tribunales.
Ferreyra sumó un nuevo abogado a su defensa y por eso también se negó a declarar hasta no conocer en detalle la causa. Pero ese empresario -que estuvo preso durante la dictadura militar- ya dejó asentado en sus declaraciones anteriores su postura
Pesos en vez de dólares. En aquel momento, Ferreyra dijo que el dinero que entregó eran colaboraciones voluntarias por sus "afinidades políticas: "la política requiere aportes para su desarrollo y por eso lo hice" y "ninguna se vinculada con las decisiones que los presidentes Kirchner y su esposa hayan tomado. Mucho menos con órdenes que pudieran haber dado o no a sus colaboradores".
Y, más tarde, en una ampliación, habló de su militancia en un centro de estudiantes clandestino en los años 70, de cómo cayó preso "en una acción militar" que lo hizo pasar tras las rejas los años de dictadura, y de por qué su "ADN es la militancia política y la lucha armada". Allí conoció a Carlos Zannini, más tarde secretario Legal y Técnico de la gestión k.
En 2008, dijo Ferreyra, Néstor Kirchner le dijo que tenía que invertir en medios ("son los cuarteles de invierno de antes", le explicó) y ahí compró radio Del Plata, con sus ahorros. En sus obras de infraestructura, agregó, no practicó sobreprecios, que por debajo de Néstor nadie le pidió nada y que con Cristina nunca habló.
Quiso aclarar un detalle: los aportes que hizo a Baratta los hizo en moneda nacional "porque no desarrollamos la cultura del dólar. Tengo aversión personal hacia el dólar porque es un instrumento de dominación, de dependencia, que exacerba el consumismo y el amor por el extranjero".