Pasaron casi doce horas entre el mínimo anuncio de Mauricio Macri por la mañana y el comunicado del FMI que fue cerrando el día. En el medio, el dólar electrizó el ambiente con una escalada vertiginosa. Y también en el medio quedó una pregunta que incluso en el más alto nivel del Gobierno era masticada anoche con amargura: ¿para qué se jugó al Presidente con un mensaje breve y deficiente en explicaciones sobre las características del reciclado entendimiento con el Fondo?
"Grave error", sostenían para resumir su malestar al menos dos fuentes políticas del oficialismo, fuera del ámbito de gestión del Gobierno. Pero también en algunas de esas oficinas se escuchaban cuestionamientos, incluso en términos menos amables. El comunicado del Fondo jugaba como telón principal: la nueva línea de acuerdo asoma como fruto de un fuerte entramado, incluso por encima de su estructura burocrática. Ese mismo dato, en todo caso, fortalecía la idea del error en la exposición presidencial.
Habrá que ver cómo lo asimilan los mercados, en estas horas de explicaciones que refieren de manera repetida a la desconfianza y hacen eje en el reclamo de señales políticas convincentes, sin contar el combustible que agrega la oportunidad del negocio rápido. Lo que hizo el FMI, en su comunicado, fue ratificar la decisión de acordar el adelanto de los fondos necesarios para garantizar los compromisos financieros de 2019.
Eso fue lo que había transmitido Macri. Sin datos concretos, porque en realidad lo que está saldado es el entendimiento que servirá de marco a las precisiones que ya empezaron a ser ajustadas. La idea es llegar a una "conclusión rápida", según adelantó el Fondo, pero el trámite demandaría entre diez y quince días.
En horas en que repiquetean las referencias a las "señales políticas", es precisamente eso, un mensaje de decisión política, lo que puede ser leído en el comunicado difundido por el Fondo. El texto es resultado de una negociación intensa que demandó varios días, estuvo centralmente a cargo de Nicolás Dujovne y su equipo, pero involucró personalmente al propio Macri.
Los contactos repasaron punta a punta la lista de los países con peso real en el FMI, es decir, los que definen la existencia de un acuerdo, cuya letra chica es una consecuencia práctica. Estados Unidos, empezando por las conversaciones con el Departamento del Tesoro; Alemania, Francia y Japón fueron los primeros y privilegiados interlocutores. Con su aprobación, es de suponer que el camino estaría allanado.
Jugada de manera por lo menos extemporánea la carta presidencial, la tarde de ayer en el Gobierno fue dedicada a evaluar el daño provocado por la nueva trepada del dólar, que sonó a desaire. A la espera del comunicado del Fondo, supervisado naturalmente por su directora gerente, Christine Lagarde, se decidió también que casi en simultáneo con ese anuncio, Dujovne se encargaría de una conferencia si se quiere complementaria.
El texto del Fondo combina el apego a sus tradiciones y algunos trazos que pretenden estar a tono con la época, tal vez como reconocimiento de fracasos viejos y en forma implícita, en este caso, de errores de cálculos compartidos con el Gobierno. Lagarde arranca destacando su conversación directa con Macri y habla de la necesidad de tener en cuenta las condiciones "más adversas" del mercado a escala internacional que, admite, no fueron anticipadas plenamente en el acuerdo de hace apenas un par de meses.
La parte sustancial de la declaración de Lagarde expresa el objetivo de "reexaminar el cronograma del programa financiero". Eso era traducido como el objetivo de asegurar los fondos –adelantando desembolsos previstos para 2020- con el fin de garantizar los compromisos que se anotan en la agenda de 2019. Es una garantía que en la tensión de estos días parece asociada solo al pulso del dólar, aunque en rigor apunta en primer lugar a frenar la caída de los papeles argentinos en el exterior.
Lagarde también anotó en su declaración que enfrentar los efectos de los cambios y caídas en los mercados internacionales demanda "políticas monetarias y fiscales más fuertes". Eso, como ocurrió con el acuerdo previo, acompañado de una referencia a la necesidad de "una profundización de los esfuerzos para apoyar a los más vulnerables". Un giro que no garantizaría sensibilidad, pero que deja margen para cierta flexibilidad para el manejo presupuestario en los renglones de programas sociales.
La expresa referencia al capítulo fiscal, que también estuvo contenido en el mensaje de Macri, fue reforzada especialmente después por el ministro de Hacienda. Dujovne dijo que el "único camino" para salir de la crisis es reducir el déficit. Y agregó que tal vez sea más de lo que se venía conversando, en términos porcentuales, aunque en rigor eso parecía algo oculto en las cifras de la poda que circulan como ciertas: unos 300.000 millones de pesos entre Nación y provincias.
Ese es hoy el principal tema de negociación para cerrar el Presupuesto 2019. Conversaciones con gobernadores, tratativas con ministros de cada distrito, contactos con legisladores de la oposición y hasta consultas a la AFIP se vienen sucediendo en estos días. No resulta sencillo y el ritmo se acelera en la antesala de septiembre. En quince días debería estar cerrado el acuerdo para abrir el trámite en el Congreso.
En un día de algunos malestares propios, explicaciones técnicas y evaluación política sobre el gesto del Fondo, seguía abierto el interrogante sobre el efecto práctico del gesto del FMI y las críticas por la exposición de Macri, a veces presentadas como un reclamo interno para amortiguar los costos que sufre el Presidente. Algunos afirmaban como descargo que se trató de una decisión personal: algo así como que no había espacio para discutirlo. La peor receta sería avalar esa inercia del poder y someterse solo a las respuestas de los mercados.