Mauricio Macri asumió que su programa económico no es confiable para los mercados financieros y negocia contra reloj una declaración de apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) destinada a descartar un default de la Argentina en 2019. Donald Trump conoce las necesidades políticas de Macri y avaló que el FMI asegure a través de un comunicado oficial que hará los desembolsos necesarios para que Argentina cumpla con su plan financiero del próximo año.
No habrá un ampliación del crédito del FMI, ni un rescate del Tesoro de los Estados Unidos: será un anuncio formal que explicite que el Fondo adelantará los millones de dólares necesarios a la Casa Rosada para enfrentar los vencimientos y honrar la deuda contraída con los acreedores del país.
"Faltan detalles técnicos, pero el comunicado del FMI no debería demorarse más que cuarenta y ocho horas", aseguró a Infobae un miembro del gabinete al tanto de las negociaciones que se hacen entre Buenos Aires y Washington.
Hace unos días, una delegación oficial encabezada por Mario Quintana –vice jefe de Gabinete- viajó a New York para explicar a los inversores americanos que Argentina pagará sus compromisos de 2019 y que era factible cumplir con las metas acordadas con el FMI.
Los banqueros de Wall Street escucharon con atención los argumentos de Quintana, pero dejaron trascender sus temores acerca de la fortaleza del programa económico y sobre un eventual triunfo de Cristina Fernández de Kirchner.
La cautela de los financistas de Manhattan, más el incremento constante del dólar y del riesgo país, terminó de convencer al Gobierno que una crisis de confianza estaba poniendo en jaque la estrategia económica y financiera diseñada por Luis Caputo y Nicolás Dujovne.
El Presidente del Banco Central y el ministro de Hacienda y Finanzas trabajan en tándem y aprovechan sus contactos en Wall Street y DC para avanzar en un anuncio que Macri considera clave para la consistencia de su programa político.
La negociación es directa con el board del FMI, que integran Estados Unidos, China, Japón, Alemania, México y Canadá, entre otros países que consideran al Presidente un referente político en la región.
Macri no quería la ayuda del Tesoro de los Estados Unidos, y lo instruyó a Dujovne para que negociara con el FMI una declaración oficial orientada a convencer a los mercados sobre la imposibilidad de un default ejecutado por la Casa Rosada.
En este sentido, el comunicado formal del Fondo explicará que Argentina honrará sus deudas, y que si hubiera dudas al respecto, se adelantarán al Gobierno los millones de dólares necesarios para enfrentar todos los vencimientos previstos para 2019.
No hay un nuevo crédito, solo se pondrá de manifiesto que el FMI –de los 50.000 millones otorgados–, girará las partidas necesarias para conjurar cualquier instancia que signifique un eventual default frente a los acreedores.
La estrategia de Macri avalada por el Fondo implica convencer a los mercados sobre su decisión de pagar en 2019, y a continuación lograr que los banqueros y financistas de Wall Street vuelvan a apostar en la Argentina.
No será tarea fácil: por eso Macri viaja a New York a fines de septiembre, adonde pretende recuperar la confianza de los operadores financieros de Manhattan. El Presidente ya apostó una vez por el Fondo. Y ahora, con menos reservas y un dólar en alza, lo hará de nuevo. La política es una ciencia inexacta.
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