El juez Claudio Bonadio quedó a cargo de la causa para esclarecer si el ex juez Norberto Oyarbide recibió presiones para cerrar la denuncia por enriquecimiento ilícito del matrimonio de Néstor y Cristina Kirchner. En una confusa declaración, Oyarbide responsabilizó por esas presiones al espía Antonio "Jaime" Stiuso y al auditor general Javier Fernández, y sostuvo que la ex presidente y su esposo eran los que estaban atrás de la orden.
Las declaraciones de Oyarbide se convirtieron en un problema para los tribunales de Comodoro Py 2002: la pregunta era quién debía investigarlo. Es que, al oír esas declaraciones, Bonadio extrajo testimonios, se hizo una denuncia aparte y la Cámara Federal hizo un sorteo. El elegido resultó el juez Luis Rodríguez, compadre de Javier Fernández.
Rodríguez se excusó de intervenir. Se sorteó entonces un segundo magistrado y la bolilla le tocó al propio Bonadio. Bonadio se excluyó diciendo que ya estaba investigando las anotaciones del chofer Oscar Centeno y por lo tanto se inhibía.
Con un nuevo sorteo, el expediente cayó en manos del juez Sebastián Casanello, que no aceptó la inhibición decretada por Bonadio y se la mandó de vuelta.
Frente a ese conflicto, fue el presidente de la Cámara Federal Martín Irurzun quien hoy tuvo que resolver a quién le tocaba intervenir: apuntó a Bonadio. "Las razones expuestas por el magistrado que se inhibe (Bonadio) no alcanzan a objetivar, siquiera liminarmente, la presencia de obstáculos que habiliten su alejamiento, pues no se observa de qué modo su intervención en el expediente 9608 (de los cuadernos) puede conllevar una eventual actuación alejada de la equidistancia en el trámite de la presente", escribió Irurzun.
Así las cosas, Bonadio tendrá que analizar lo que dijo Oyarbide por su paso por Comodoro Py. El 8 de agosto, el ex magistrado declaró en indagatoria en la causa de los cuadernos K y, al retirarse, les dijo a los periodistas que contó que "le apretaban el cogote para que sacara la causa de los Kirchner". Hacía referencia a la resolución que firmó a fines de 2009: el sobreseimiento del matrimonio Kirchner, pese a registrar un aumento patrimonial de un 158 por ciento en solo un año.
Al día siguiente y luego de varias entrevistas, el ex juez reapareció en el edificio de Retiro para declarar ante el fiscal Stornelli y amplió sus dichos.
"Antes de que resolviera la situación procesal de los nombrados –dijo Oyarbide en la declaración a la que accedió Infobae-, me convocaron a una reunión en el departamento ubicado en la avenida Córdoba y Maipú, en un edificio antiguo en el tercer o cuarto piso. Allí estaban Javier Fernández y escucho que me esperaban", relató.
Según explicó, "en esa ocasión me solicitaron que resuelva la causa ese mismo fin de semana. Yo respondía que yo era un ser humano, que tenía que evaluar la prueba, analizarlo, verlo, con mis ojos y con los secretarios. No oír algo tan sencillo como lo que ellos me lo pedían. Ellos querían ese día o ese día". "La orden partía directamente de Néstor Kirchner, así me lo refirieron ellos. Ambos llevaban la voz cantante. Es decir, Cristina y Néstor Kirchner. Se encargaron de remarcar el interés urgente y gigante que tenía el presidente de que todo eso tuviera inmediata resolución. No me refiero días sino horas", explicó.
Oyarbide sostuvo que "esta no era una mecánica habitual, y que esto no se encuentra vinculado con las visitas y reuniones anotadas en los cuadernos que se le atribuyen a Centeno". Y resaltó que, más allá de la celeridad que se le exigía, no fue "torcida" su voluntad "ya que la resolución fue a derecho con la prueba que contaban ese momento, resolución que fue compartida con el fiscal".
Más allá de esas aclaraciones, la ex diputada Margarita Stolbizer y su abogada Silvina Martínez solicitaron formalmente la reapertura de la causa por enriquecimiento ilícito por entender que se trató de un fallo fraudulento.