Un grupo cantaba "el que no salta, es un ladrón", otro "Pichetto, cobarde, el pueblo está que arde", más allá unos gritaban "chorra, devolvé la guita", por aquí entonaban el Himno Argentino. Cada tanto se juntaban para cantar "Argentina, sin Cristina" o "no vuelven más, no vuelven más" o también "Bonadio, Bonadio". Lo que más fuerte se escuchó es "desafuero, desafuero". Todos iban y venían, miraban hacia el Congreso, un padre le decía a su hija "te subo a los hombros para que veas el edificio, no podemos ir hasta allá", se armaban mareas de gente que se dirigía a una punta y luego a la otra, como esperando ver algo que no encontraban.
Tal vez, lo que esperaban ver eran políticos, que casi pasaron desapercibidos en la multitudinaria movilización donde la gente llegó y se fue caminando, solo para compartir con los demás un pedido de desafuero que les parece imprescindible.
Infobae se dirigió hasta donde suponía que podía haber dirigentes conocidos, debajo de un títere gigante que representaba a la justicia con un cartel colgado que decía "Bolsos Llenos. Heladeras Vacías". Había sido armado por militantes de la Coalición Cívica. En medio de una marea descomunal estaban Paula Olivetto, Lucila Lehmann, Marcela Campagnoli, Toti Flores y Juan Pablo López, todo el bloque de la CC, menos Lilita Carrió.
Estaban totalmente rodeados de la gente que los vitoreaba, les pedían que no aflojen, les gritaban consignas que esperaban que repliquen, pero casi no se podía respirar. Hay quienes vieron, además, a Cornelia Schmidt Lierman y a Pablo Torello, también a Waldo Wolf.
Pero muchos de los diputados y diputadas que apoyaron la convocatoria a través de las redes no estuvieron. Durante toda la tarde se debatió si correspondía ir o no, si la presencia de uno u otro no le quitaría protagonismo a la gente común, que eran los que de verdad estaban más comprometidos con la movilización.
Es el caso del presidente del interbloque Cambiemos de Diputados, Mario Negri, que desde junio viene llamando la atención sobre el proyecto de extinción de dominio que está en el Senado y este año perdería estado parlamentario si no se discute. El convocó, pero no estuvo.
Se supo, incluso, que Marcos Peña llamó a algunos para recomendarles que estén lo más lejos posible de la marcha, para que nadie crea que se trataba de una marcha realizada por el Gobierno.
El que no recibió ningún mensaje de nadie, en cambio, fue Casero. Infobae lo pudo ver mezclado entre la gente, recibiendo saludos, abrazos, cariños, haciendo chistes, riéndose a más no poder. Fue el personaje del 21A, el que no se planteó ningún dilema, si convenía ir, si no. Lo suyo no es la política, sino la expresión del sentimiento de los votantes de Cambiemos que, a pesar de los problemas económicos, sienten necesidad de salir a expresar su repudio a la década K y su confianza en que un nuevo sistema de valores permita que la Argentina despegue, finalmente.