En las últimas semanas en el peronismo conviven con una certeza que se agranda con el pasar de los días. El proyecto político que buscan representar debe tener forma para poder crecer y ser una opción en el 2019. Para eso hace falta un ordenamiento de las ideas y los objetivos a corto y mediano plazo. Además, se necesitan definiciones políticas conjuntas que fortalezcan una identidad común . Un proyecto que abrace a todos los dirigentes que se desmarcaron del kirchnerismo en los últimos años.
A fines de mayo, durante un encuentro organizado por la revista M21, el senador Miguel Pichetto – uno de los principales armadores del peronismo y jefe del bloque Argentina Federal en la Cámara Baja – fue contundente al marcar que el nuevo espacio necesitaba "un líder y una propuesta". A su lado estaba el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, el primero en exhibir públicamente sus ganas de ser candidato a presidente el próximo año. Aquella noche el salteño se mostró entusiasmado con ganar los comicios presidenciales.
Tres meses después, y a un año de las elecciones nacionales, el peronismo sigue sin un líder definido y sin una propuesta concreta. Tiempo suficiente para que Urtubey considere que, resueltas sus intenciones de competir, debe abocarse de lleno a la construcción del esquema político que desde hace medio año sostienen los legisladores del peronismo federal y el massismo. En definitiva – reflexiona Urtubey – si no hay un esquema sólido, no hay una candidatura que valga la pena. Motivo principal para que se aboque con firmeza a la construcción de un espacio opositor que sea competitivo y en el que se encolumnen la mayoría de los gobernadores del PJ.
Para poder sumar ladrillos a la edificación planea aumentar sus recorridas por el país, multiplicar los encuentros con dirigentes peronistas del interior, participar en un puñado de actividades en la provincia de Buenos Aires y seguir las reuniones con dirigentes de partidos y frentes que no están dentro del peronismo.
En los últimos meses bajó su propuesta en Neuquén, donde Omar Gutierrez gobierna con el respaldo del Movimiento Popular Neuquino (MPN); en Santa Fe, provincia en la que gobierna el socialismo y en donde se reunió con Miguel Lifschitz, y en Río Negro, territorio gobernado por Alberto Weretilneck, quien comanda el frente provincial Juntos Somos Río Negro. El salteño quiere que los partidos provinciales sean parte un gran armado opositor.
En definitiva, Urtubey está dispuesto a buscar todas las alianzas posibles por fuera del peronismo para lograr un armado heterogéneo y amplio que pueda ser competitivo. El límite, como lo expresa desde hace tiempo, es el kirchnerismo. En el sentido inverso la ecuación es la misma. En el kirchnerimo no lo quieren al gobernador salteño. Lo tildan de macrista y de ser complaciente con el gobierno de Cambiemos siendo parte de la oposición.
"La situación económica está muy complicada. Esto no es una tormenta, ni un vientito. Lo que estamos viviendo es una flor de crisis que tiene similitudes con el 2001. Es un momento muy delicado y los gobernadores tenemos que tratar de acompañar", expresó, preocupado, en una reunión con sus más íntimos que tuvo la última semana.
El espacio que integra el mandatario está en plena construcción. Tiene el respaldo de un grupo de gobernadores del PJ, quienes coinciden que el peronismo debe generar una propuesta nueva para el 2019 y que la ex presidente Cristina Kirchner no puede ser la candidata que sintetice esa iniciativa. Urtubey representa el ala más dura de ese armado. Es, junto con Juan Schiaretti (Córdoba), el que considera que no hay que hacer ningún tipo de alianza con el kirchnerismo. Ni una PASO, ni un acuerdo.
En la lista de gobernadores que están en línea con el nuevo proyecto están, además del mandatario cordobés, Juan Manzur (Tucumán), Sergio Uñac (San Juan), Domingo Peppo (Chaco), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Rosana Bertone (Tierra del Fuego). Cada uno de ellos atenderá su juego en las provincias que gobiernan y evitarán una sobrexposición hasta que pasen las elecciones en sus distritos. Esa estrategia no coincide con el pedido, cada vez más frecuente, que los legisladores le hacen a los mandatarios. Les pidieron que respalden la iniciativa públicamente y con más énfasis. Por ahora los pedidos no surtieron demasiado efecto.
"Cada uno atiende su juego. Massa está por un lado, Randazzo por otro y Urtubey por otro. Tenemos que juntarnos todos y tener un proyecto común. Tener un lugar, una base y una dirección hacia donde moverse unidos", analizó un diputado nacional que trabaja activamente para que el peronismo no K se convierta en una alternativa opositora que sea competitiva y moderna. La frase representa la línea de pensamiento de la mayoría de los diputados y senadores que forman parte del panperonismo.
El rompecabezas peronista está desparramado y, hasta el momento, nadie pudo ordenar las piezas. Mientras tanto, el escenario político sigue ocupado por dos grandes actores: Mauricio Macri y Cristina Kirchner. La polarización que el peronismo quiere romper el año que viene. En ese sentido, el gobernador de Salta está convencido que el ordenamiento se dará en unas PASO, a las que interpreta como un punto de partida para la consolidación del espacio.
Asumida su decisión de ser candidato a presidente, en esa interna se imagina compitiendo con dirigentes como Sergio Massa y Miguel Pichetto. El líder del Frente Renovador dejó trascender que quiere competir en el 2019, mientras que el senador de Río Negro lanzó su precandidatura presidencial hace pocos días en La Plata. A la competencia interna podrían sumarse más participantes. Juan Schiaretti y Sergio Uñac son dos nombres que están presentes en las hipótesis que se diseñan en los rincones del peronismo.
Por otra parte, frente al silencio de Massa y Florencio Randazzo, los dos dirigentes bonaerenses más importantes que tiene el espacio, que prefieren mantener el perfil bajo, Urtubey avanza con decisión por una ruta que diseñó hace un año, cuando en su cabeza ya estaba la idea de mostrarse como una opción electoral en las elecciones presidenciales. En ese andar recorre provincias y canales buscando respaldos y conocimiento. Vive en clima de campaña un puñado de días al mes. Está seguro de que es el dirigente peronista con mejor imagen y que tiene margen para crecer en las encuestas. "Soy optimista en forma permanente", repite en las reuniones políticas.
El mandatario salteño está absolutamente convencido de que el peronismo debe ser un tercer espacio que salte la confrontación entre el gobierno y el kirchnerismo, y pueda mostrarse ante la sociedad como una opción nueva dispuesta a destruir la grieta. Para ese propósito, el escándalo desatado por los cuadernos de las coimas K puede transformarse en una oportunidad. En un impulso para que el peronismo pueda crecer entre el complejo escenario económico que hoy vive la Argentina y los hechos de corrupción del pasado que manchan al kirchnerismo.
El proceso judicial que se inició con los cuadernos que escribió Oscar Centeno, ex chofer de Roberto Baratta, número dos de Julio De Vido en el Ministerio de Planificación, obligó a algunos intendentes y legisladores a moverse con rapidez. Con el avance de la causa – en la que empresarios y ex funcionarios confesaron haber pagado y recibido coimas durante una década – los llamados a los teléfonos de los armadores del peronismo se multiplicaron. Señales de un acercamiento al espacio frente a la tormenta. Especulación inmediata. Será por eso que ante las cinematográficas confesiones sobre movimientos de dinero negro y los rápidos movimientos en el pequeño mundo político, Urtubey llegó a pensar que la causa de los cuadernos puede convertirse en un golpe letal para el kirchnerismo.
En los próximos días el gobernador de Salta tendrá una reunión importante con los principales dirigentes de la Confederación General del Trabajo (CGT), quienes lo recibirán en la sede de la central obrera. Un encuentro sindical que se sumará a los que ya tuvo con representantes del sindicato de petroleros, Luz y Fuerza y la Unión Ferroviaria. Ese recorrido tiene como fin acercar posiciones con un sector del sindicalismo, sumar adhesiones al esquema del peronismo no K y ampliar la base de la nueva propuesta del peronismo. La pata sindical es una pieza fundamental del armado y el gobernador que quiere ser presidente lo sabe.
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