El líder de la Confederación de Trabajadores de la Economía popular, el dirigente social cercano al papa Francisco Juan Grabois, aseguró que Luis D'Elía y el periodista Horacio Verbitsky son funcionales a la estrategia del gobierno nacional.
La visión de Grabois alcanza dos hechos que se registraron en las últimas horas. El ex piquetero vinculado al kirchnerismo pidió públicamente fusilar a Mauricio Macri en Plaza de Mayo. Semejante arrebato originó denuncias penales en su contra. Y el reconocido editorialista y escritor aseguró en su blog que el papa Francisco le solicitó a Cristina Kirchner -con la intermediación de Grabois- que se presente como opción en las elecciones de 2019.
"No me parece casual. Me parecen funcionales a los intereses del gobierno estas declaraciones", aseguró el líder de la CTEP en una entrevista con Luis Novaresio en radio La Red en la que también contestó la denuncia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien lo señaló como parte de un colectivo que pretende generar un estallido en diciembre.
Según Grabois, tanto Verbitsky como D'Elía generan tensión y división en el campo opositor, estrategia que favorece al gobierno nacional que busca polarizar entre los supuestos defensores del orden institucional y los "malos, feos, sucios y golpistas" de la oposición.
Para entender la construcción del razonamiento de Grabois, vale la pena repasar toda la entrevista, cuya desgrabación se introduce a continuación.
Yo creo que es una posición fascista y es de una gravedad inusitada que la persona que tiene a su cargo el control de las fuerzas federales de seguridad (por Patricia Bullrich), es decir de la gran mayoría y mujeres que portan legalmente un arma en este país, señalen públicamente a una serie de personas y organizaciones en términos genéricos como responsables de una especie de plan de desestabilización o de golpe al gobierno.
En relación a lo que dijo sobre mi persona, también implica una concepción antidemocrática. Cuestionar lo que hace un ciudadano –que además no ejerce ninguna función pública– con su tiempo, con su vida cotidiana, es violatoria del principio de clausura de la Constitución, que plantea que todo lo que no está prohibido está permitido. Pone en riesgo mi integridad y la de mi familia, porque yo vivo en un barrio popular, no tengo custodia, estoy en contacto con los subordinados de la señora ministra por los conflictos y por mi profesión –yo soy abogado–.
No debería aclarar qué hago con mi tiempo, aunque no tengo problemas en hacerlo, pero no es cierto que me la paso parado trabando… no sé a qué se refiere la ministra. Soy docente de la facultad de Derecho de la UBA, soy traductor, escribo, trabajo para editoriales, no estoy rentado como militante….
Tener que dar este tipo de explicaciones ya es un síntoma de que entramos en una etapa autoritaria, que sería anecdótico si fuera solamente una mente perturbada que dice barbaridades, pero yo creo que hay una proyección cuando ella plantea la hipótesis diciembre.
Yo he dicho Luis y lo he hecho en público en actividades donde el público que me escuchaba eran fundamentalmente opositores, que los movimientos sociales tenemos la misión de la lucha por los más humildes, que en general tenemos una posición adversa a las políticas económicas de este gobierno, pero tenemos un método que es la resistencia no violenta.
Sería un fracaso para nosotros que hubiera una ruptura del orden constitucional. Nuestra energía tiene que estar puesta en hacer nuestras protestas pacíficamente, pero en apostar que desde luego el señor (Mauricio) Macri, a quien personalmente considero un mal Presidente que lleva adelante un mal gobierno, tiene que terminar su mandato, tiene que haber elecciones democráticas y espero que en 2019 tengamos un gobierno mejor.
Si vos querés definir por dónde anda mi cabeza, fiate en quiénes me han atacado la última semana. Por un lado, Leuco y Patricia Bullrich. Por el otro, Verbitsky y D'Elía. Yo creo que actúan en tándem. Al que le conviene creer la hipótesis del enemigo interno y de la desestabilización es al propio gobierno y muy en particular a la línea interna del gobierno que desarrolla la ministra Bullrich, que podemos describir como populismo de derecha, que fomenta situaciones y expresiones de violencia.
No me parece casual, me parece sospechosamente funcional a los intereses de la ministra estas declaraciones de D'Elía justo el mismo día que la ministra va a tu programa. No es casual que se dé en el marco de un retroceso democrático tan grande como es este decreto que autoriza a las Fuerzas Armadas a actuar en seguridad interna. No me parece casual que se dé en el marco de un supuesto recrudecimiento del marco de violencia en la Patagonia…
Quienes no pueden resolver los problemas sociales, económicos y políticos de la Argentina a través de políticas públicas que nos hagan bien a todos, que reduzcan la pobreza, que enfrenten el narcotráfico, que unan a los argentinos como prometieron en campaña, necesitan la recreación de un enemigo interno para mantener algún nivel de aprobación social para esta hipótesis de "somos nosotros o el caos".
(Verbitzky) Desliza una cantidad de agravios a mi persona de manera sistemática y eso que hace también tiene que ver con operaciones de división y manipulación en términos muy amplios del campo opositor. Hay muchas personas, grupos, periodistas, artistas, militantes sociales que no estamos contentos, que no creemos que la Argentina esté yendo en un rumbo de mayor institucionalidad, mayor inversión, mayor crecimiento, mayor justicia social, mayor paz, sino todo lo contrario.
Mi rol, que es muy específico y tiene que ver con la defensa de los más vulnerables, se puede combinar con el de otros para una propuesta alternativa, para plantear una resistencia no violenta de un modelo que consideramos que va contra los intereses de la mayoría del pueblo argentino.
Parte de la estrategia política es generar una tensión dentro de ese campo opositor, cosa que sería válido si no se hiciera desde la más alta esfera del poder estigmatizando a algunos con nombre y apellido… Y parte de esa estrategia es fomentar la polarización planteando que por un lado están los defensores del orden institucional y por el otro estamos los feos, sucios y malos golpistas… Y además aparecen algunas expresiones incendiarias que desde luego generan una asociación rápida entre esas expresiones y todo lo que nombró Bullrich.
Es absolutamente obvio para cualquier persona que tenga dos dedos de frente que el papa Francisco no le pide a uno ni a otro que sea candidato. Lo que quería Verbitsky es obtener una desmentida, que se hable del tema y así generar tensiones internas. Como que sería una forma mía de boicotear las posibilidades políticas de Cristina Kirchner, que no es mi intención: la considero una política destacada y respetable. Nunca hablé mal de ella. Y no tengo por qué desmentir o confirmar algo que es una ridiculez absoluta.
Señalo a este personaje porque es alguien que se encarga sistemáticamente de denigrar a los movimientos sociales planteando que somos una especie de garantes de la paz social, cosa que si fuera cierto a mí me enorgullecería. Lo que quiero expresar es que hay una especie de trabajo conjunto o coordinado, consciente o inconsciente, entre personajes que se retroalimentan en una espiral de odio verbal… Y después el cuerpo lo ponen otros cuando este odio estalla.
Hay que advertir esta situación antes de que se espiralice y advertirle al Presidente que impidamos estos niveles de agravios entre los argentinos; no pueden terminar bien de ninguna manera. Impide que discutamos los cinco o seis puntos más importantes de este país.
Nosotros en los movimientos sociales tenemos una agenda propia que implica un programa de reforma en seis proyectos de ley. Uno salió, el de emergencia social, que se ha cumplido en un 75 por ciento. El otro es de integración urbana de barrios populares, que tiene media sanción. Hay otros cuatro proyectos para los que no logramos aún construir mayorías parlamentarias.
La relación institucional con la ministra Stanley y la relación humana siempre han sido bastante buenas, porque como he dicho aunque se enojen otros compañeros que piensan que si estás de un lado sos bueno y si estás del otro lado sos malo, hay gente de buen corazón y buena voluntad en ambos lados. Y gente corrupta y autoritaria en ambos lados. La ministra Stanley es honesta, de buen corazón, de buena voluntad. Es una valoración personal de ella y yo creo mucho en los vínculos interpersonales. Está en el marco de un proyecto político que está afectando a los sectores populares.
Ese vínculo político hace un daño tal que no se puede mitigar con asistencia social, que ya está pasando de ser políticas de desarrollo social, que es lo que buscamos, a limosna. A mí a veces me da vergüenza en los términos que se plantean las discusiones. Estamos volviendo a una situación en la que hablamos de la calidad de los fideos y de los kilos de harina, en vez de los proyectos comunitarios. Este proyecto político reduce a ese ministerio a una oficina que reparte limosnas.
Nosotros no estamos todo el día en la calle. Hacemos cosas de las que estamos orgullosos, pero hoy nos han reducido a personas que hacen tortas fritas y sostienen a más de 10 mil comedores para que un montón de personas no pasen hambre.