Una marcada certeza recorre gran parte del espinel del gobierno en estas horas ante el debate por el aborto en el Congreso: la mayor parte de los funcionarios cree que si se aprueba la ley que permite la interrupción del embarazo en el Senado esto habrá sido una victoria de Cambiemos y, particularmente, de Mauricio Macri por haber habilitado esta discusión.
El mismo Presidente dejó entrever ayer esta idea generalizada en Cambiemos cuando expresó en conferencia de prensa que "lo importante es valorar lo que estamos logrando. Era algo tabú (el debate por el aborto en la Argentina), que no se podía hablar, y lo estamos debatiendo como corresponde".
Durante la conferencia de prensa de ayer Macri no quiso responder sobre unas declaraciones de Elisa Carrió, quien había asegurado que el Presidente habilitó el debate por el aborto porque le habían asegurado que no se aprobaría. Simplemente no suscribió a esa hipótesis porque no la comparte. Además, la realidad le mostró otra cosa: que los vientos cambiaron.
"Estamos convencidos de que la ley del aborto es un avance en la sociedad que responde a los ideales de una sociedad avanzada. Y Macri forma parte de esa ola verde aunque no comparta la ley", dijo anoche a Infobae un encumbrado ministro.
En el gobierno no solo están convencidos de que la aprobación de la ley del aborto favorecerá a Macri sino que, también evalúan, habilitará un resquicio para que Cambiemos logre captar ese voto joven que salió a las calles para sumarlo en otros temas de género que atraviesan ese electorado.
El ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, prepara en estas horas la presentación que hará ante el Senado la semana que viene y que será una suerte de refuerzo de lo que ya expuso en Diputados. Allegados al ministro aseguraron a Infobae que su discurso en la Cámara alta estará limitado a dar "una perspectiva desde la salud pública" al debate. No incluirá allí creencias, temas personales o discusiones bajas. Solo hablará como un ministro de Salud que debe velar por la atención sanitaria de la ciudadanía.
Desde esta óptica, Rubinstein buscará "erradicar el mito" de que el Estado quedará colapsado el día después de que se avale la ley de aborto. Lo planteará con números concretos: sostiene que en la Argentina el 85% de los abortos se canalizan por medio de fármacos, es decir, de pastillas anticonceptivas. Para ello, el Ministerio de Salud potenciará en los próximos meses una campaña de educación sexual con un refuerzo en la entrega de píldoras anticonceptivas o preservativos.
El ministro de Salud dijo en Diputados que "el aborto no es la solución anticonceptiva. Ninguna mujer va a celebrar un aborto. Por eso nosotros tenemos que trabajar en educación sexual desde el inicio de la escolaridad, en anticoncepción y reproducción responsable". Esto mismo reiterará en Diputados.
A la vez, Rubinstein llevará al Senado datos concretos de 2016 que señalan que en la Argentina hubo 47.000 internaciones por aborto ilegal pero que de todo ese número 47 mujeres murieron. Es decir, que desde esta óptica el ministro de Salud está convencido de que con la nueva ley estos números se van a reducir drásticamente porque ya no habrá abortos clandestinos y el sistema de seguridad social cubrirá las intervenciones.
"La sociedad está discutiendo el tema del aborto en forma transversal, en una especie de batalla por la ampliación de derechos", suele decir Rubinstein a sus allegados.
Este es el argumento central por el que gran parte del gobierno cree que ganar el debate en el Senado por el tema del aborto será "todo ganancia para Macri".
Sumar la ola verde
Desde esta óptica, en Cambiemos creen que a partir de ahora habrá que canalizar y captar el entusiasmo que despertó en los jóvenes la ola verde. Este es uno de los desafíos mayores que se perciben no solo en el gobierno nacional.
También en la provincia de Buenos Aires y en el gobierno porteño perciben esta necesidad de generar políticas para captar la atención de la "revolución verde", que le llaman. Es un esquema de planteo similar al que vivió Macri cuando era jefe de gobierno porteño y dejó que la legislatura impulse la ley de matrimonio igualitario.
Desde el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, ya empezaron a vislumbrar esta idea de captar el voto joven que hoy gana la calle con pañuelos verdes.
El secretario general y de Relaciones Internacionales del gobierno porteño, Fernando Straface, empezó a trabajar en algunas ideas que apuntan a fortalecer la situación de la mujer. Por ejemplo, se presentó una propuesta de actualización del Código Contravencional de la Ciudad con perspectiva de género; se potenció la presencia de Centros Integrales de la Mujer en las comunas porteñas; hubo un lanzamiento de la línea de crédito Primera Casa Mujer y ya se están diagramando Comisarías Comunales-Brigada de Género donde habrá una unidad de género especialmente dedicada a atender denuncias y brindar asesoramiento al respecto.
La intención del gobierno porteño, en este caso, es canalizar la demanda de las mujeres y no limitar esa revolución en las calles al debate por el aborto. En la Casa Rosada y en todo el espinel de Cambiemos, con diferencia de matices, creen que el debate por el aborto abrió una oportunidad para potenciar un electorado que ideológicamente no necesariamente comparte cartel con el macrismo. Sin embargo, en el gobierno creen que con un trabajo mediático y con clases de Durán Barba de por medio, se podría llegar a sumar en un futuro inmediato a un electorado que hasta ahora era impensado para Cambiemos.