Una conferencia de prensa sin anuncios: las preguntas para las que se había preparado Mauricio Macri y no le hicieron

Los funcionarios expresaron su satisfacción por los resultados del mensaje presidencial

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Mauricio Macri se preparó para la conferencia de prensa con sus principales espadas. En la sala de reuniones que esté frente a su despacho en la Residencia de Olivos se juntaron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis, el secretario de Comunicación Pública, Jorge Greco, y los dos asesores principales en discurso, Hernán Iglesias Illa y Alejandro Rozichner. También, por supuesto, Jaime Durán Barba, ya respuesto de su recaída cardíaca y trabajando normalmente.

Analizaron el listado de preguntas posibles y el Presidente ensayó las respuestas en base a la línea estratégica que viene desarrollando, cercanía con los electores, empatía con los que están pasando momentos de angustia, definición del momento como una tormenta, convicción en que el rumbo es el correcto y no se va modificar aunque haya que "arriar las velas". Curioso, porque justo ahí casi se equivoca a poco de empezar la conferencia de prensa, casi habla de "arriar las banderas".

El jefe de Gabinete, Marcos
El jefe de Gabinete, Marcos Peña

Lo concreto es que estaba preparado para que le pregunten sobre la candidatura de Cristina Kirchner, que anticipó Miguel Angel Pichetto; acerca de los números del ajuste para cumplir con el Fondo Monetario Internacional; en relación a la carta de líderes de organizaciones sociales vinculadas al Papa Francisco en contra de ese acuerdo; el vínculo con la Iglesia ; los ruidos adentro de la coalición Cambiemos; la reunión con Christine Lagarde, ahora que ella llegará a la Argentina.

Durante horas el equipo de comunicación estuvo pensando qué preguntas podrían formular los periodistas. Hasta lo habían alertado de la posibilidad de que le pregunten por la AFA y el Chiqui Tapia. Las preguntas, ocho nada más, se centraron en inflación, aportes de campaña, retenciones y aborto

Mario Quintana
Mario Quintana

Macri ingresó al salón de conferencias acompañado por Peña, De Andreis, el vocero Iván Pavlovsky, el subsecretario Gustavo Gómez Repetto y sus dos secretarios personales. Minutos después llegó el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana. Todos ellos siguieron la reunión para la prensa desde la primera fila. Juliana Awada sorprendió al equipo presidencial ubicándose en un costadito, de sport y con zapatillas.

El Presidente no pudo ocultar sus nervios en el inicio, pero a los pocos minutos ya había tomado control de la situación y se lo vio enfocado en las respuestas que tuvieron un objetivo central: explicar la importancia que tienen las exportaciones en su visión. Mencionó al turismo, la minería, la agroindustria, la energía, la industria automotriz como ejemplos virtuosos que tienen que servir para generar trabajo y divisas genuinas.

La primera dama, Juliana Awada
La primera dama, Juliana Awada (Fotos Federico Lopez Claro)

Algunos conceptos que alcanzó a transmitir  se volvieron centrales en esta etapa post-crisis cambiaria, a saber, "saber ejercer libertad con responsabilidad", "cambio con creatividad", "la tormenta que nos sacudió, que nos sorprendió", "por favor, exporten". No es el tono épico que muchos argentinos le reclaman, pero es la manera que tiene el Presidente de explicar su gobierno.

A su lado, los funcionarios expresaron su satisfacción por los resultados del mensaje presidencial, transmitido a través de una herramienta que Cristina nunca usó, la conferencia de prensa. De hecho, explicaron que este año Macri hizo 13 conferencias de prensa y en lo que va de gestión hizo 81, "acá, en el exterior, en el interior".

Las conferencias de prensa continuarán, no se sabe todavía con qué rutina. Como adelantaron, no hubo ningún anuncio. Tampoco títulos demasiado atractivos para los periodistas. Si el medio es el mensaje, como decía el académico Marshall Mc Luhan,  la conferencia de prensa es lo que el Presidente quiere transmitir. O sea, libertad para preguntar, democracia para disentir, instituciones para respetar. Es la imagen que quiere dar al mundo y una costumbre que quiere que se consolide en la Argentina.

 
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