Alberto Fernández: "De la 125 aprendí que cuando uno va por todo corre el riesgo de quedarse sin nada"

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Para Alberto Fernández, fue "un momento muy traumático".

"Lo fue para todos. Pasan los años, llega julio y todos me hablan de lo mismo. Fue un momento muy traumático para la sociedad y para nosotros. Yo aprendí de la 125 que cuando uno va por todo corre el riesgo de quedarse sin nada", dice el ex jefe de Gabinete de Néstor y Cristina Kirchner a Infobae a diez años de la votación en el Senado que frenó las retenciones móviles al campo, el conflicto más emblemático del kirchnerismo.

Diez días después de esa madrugada, Fernández presentó su renuncia y fue reemplazado por Sergio Massa. "La 125 fue una resolución ministerial que cuando el conflicto se desató, Cristina creyó oportuno que fuera al Congreso", asegura el ex funcionario.

—¿Cristina Kirchner entendió eso creyendo que la resolución salía sin problemas?

—Todo indicaba eso. Después empezaron las presiones. Pasado el tiempo uno puede verlo más tranquilamente, pero los senadores en el interior del país sufrían presiones permanentes de sus comunidades, sociedades rurales, acosos, agresiones. Después empezaron a despertar el mal ánimo del otro espacio, de los que estaban con nosotros. Algunos pasaron momentos difíciles, como Luciano Miguens. Creímos inicialmente que contábamos con los votos.

—¿Y fue un error haber tensado tanto la cuerda con el campo?

—Eso fue un error, fue un error. Sin dudas lo fue.

—¿Fue decisión de Néstor Kirchner?

—No, fue la inercia del conflicto. En algún momento todos tomaron la 125 como una bandera. No fue el campo. Fue el sector antigobierno, la oposición se montó al reclamo del campo para hacerle una serie de planteos al gobierno que excedían al campo. Ahí todo se politizó, se convirtió en una bandera. La bandera de la oposición era derogarla y la del gobierno era sostenerla. Cuando se convirtió en bandera todo era irracional.

—¿Es cierto que Kirchner dijo "de este conflicto nace una presidenta"?

—Kirchner siempre sintió que detrás del conflicto querían doblegar a Cristina. Algo de cierto había. Cristina recién asumía. Todo ocurrió al cuarto mes de mandato. Néstor sentía que en verdad querían torcerle el brazo para hacerla débil. Él entendió que si este conflicto se superaba, Cristina iba a quedar fortalecida.

Néstor sentía que en verdad querían torcerle el brazo (a Cristina) para hacerla débil

—¿Y para usted había algo de eso?

—El tema perdió la lógica de una cuestión impositiva. Ernesto Sanz decía por estos días que era una lucha por la libertad. Es un disparate. Era un conflicto por dinero. Debe ser el conflicto más viejo que registra la humanidad.

—¿Y quién lo convirtió en otra cosa ? ¿Ustedes o el campo?

—La dinámica, la oposición, que se monta en ese reclamo. Nosotros nos hicimos cargo de ese planteo político, se convirtió en una disputa política muy irracional, muy violenta. La violencia se inicia con la gente del campo cuando corta rutas, y cuando agrede a los que quieren pasar por las rutas, y cuando ven tirar los camiones de leche. Ahí empezó el conflicto. Después eso se multiplicó en violencia de los sectores afines al gobierno.

(NA)
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—¿Qué recuerda de esa madrugada del 17 de julio del voto "no positivo" de Julio Cobos?

—Yo siempre tuve la impresión de que ya sabía que si había que desempatar Cobos iba a votar como votó. Lo supe desde el momento que sabíamos que iba a haber empate, a las 6, 7 de la tarde, y se votó a la madrugada siguiente. El senador (Emilio) Rached tuvo un cambio de conducta muy inexplicable. Nunca entendí por qué cambió su conducta. Mil cosas se dijeron. Fue muy raro lo que hizo… Yo ya sabía que Cobos podía votar del modo que votó. Siempre tuve buen trato con Julio, y lo sigo manteniendo, pero siempre me pareció que fue un error institucional de su parte. No era senador, era vicepresidente de la república.

—¿Y pudo entender por qué decidió eso?

—Yo creo que él estaba muy conmovido por el conflicto. Julio, al igual que yo, somos gente que trata de aplacar conflictos, y honestamente creyó que era el modo de aplacarlo. Y de algún modo lo aplacó, pero puso en jaque a su gobierno. Y a mí me parece, porque en algún momento lo hablamos, que Julio hizo una especulación. Pensaba que lo políticamente correcto era dialogar con el campo y mostrarse cercano a las propuestas del campo porque estaba convencido de que nunca iba a tener que votar. Pero repentimanente tuvo que votar, y ahí es que tuvo la angustia que tuvo y que todos vimos el día de su votación. Ni siquiera se animó a decir que votaba por el sí.

—¿Usted estaba en Olivos o en su casa durante esa madrugada?

—Estaba en casa, en contacto con Néstor.

—¿Y qué recuerda de la reacción de Kirchner?

—Fue ingrato para todos.

—¿Es cierto que estuvieron a punto de irse del gobierno?

-Siempre me preguntan eso, no tiene mucho sentido. Fue ingrato para todos. Para mí la 125 fue un momento muy traumático. Para todos. Pasan los años, llega julio y todos me hablan de lo mismo. Fue un momento muy traumático para la sociedad y para nosotros. Yo aprendí de la 125 que cuando uno va por todo corre el riesgo de quedarse sin nada. Si hay algo que no me perdono es que pusimos en estado de conmoción a una sociedad. No hacía falta eso. Pudimos haberlo hecho de otro modo, y en varios momentos pudimos acordar y no lo logramos.

Si hay algo que no me perdono es que pusimos en estado de conmoción a una sociedad. No hacía falta eso

—¿Usted intentó buscar una salida y Kirchner volteaba cualquier tipo de acuerdo?

—Eso tiene que ver más que nada con cierta demonización de Néstor. A veces las cosas fallaban por ellos, porque en el espacio del campo también había intolerantes y había gente más razonable. Yo siempre voy a elogiar la actitud de Eduardo Buzzi y de Luciano Miguens, y siempre voy a marcar a (Hugo) Biolcatti como un golpista y a (Alfredo) De Angeli como un personaje alocado. Luciano se esforzaba mucho y Biolcatti frenaba los avances. Nos pasaba un poco a todos. Yo iba a hablar con el campo sabiendo Néstor que iba a hablar.

—Sin demonizar a Kirchner, ¿Cristina hubiera tensado tanto el conflicto?

—Lo tensó.

—¿Pero fue Kirchner, ella o ambos?

—Cristina estaba convencida de que estaban haciéndole una prueba de templanza. Fue una experiencia que todos debemos recordar para no repetirla. Creo que en algún momento todo se volvió muy alocado, muy brutal, muy necio. Ahí dejamos todos aflorar las partes más negras de la sociedad argentina, la intolerancia, la brutalidad, la descalificación, la irracionalidad.

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—En estas semanas hubo un gran debate en el gobierno de Mauricio Macri en torno a si frenar o no el cronograma de baja en las retenciones al campo. Incluso figura dentro de los consejos del Fondo Monetario Internacional. ¿Usted cree que Macri no lo hace para no enfrentarse con los productores?

—No lo hace porque no entiende nada. Solo por eso. Tiene un problema fiscal agudísimo. Cristina arregló su crisis cambiaria con el cepo, arregló entre comillas. Y Macri la arregló, entre comillas, tomando deuda. Si uno lo mira a la distancia, el cepo fue mucho menos dañino. Muchos me dicen que la grieta había empezado en la 125. Pero después de eso Cristina ganó con el 54% de los votos. Esa grieta no existía.

—¿Y dónde empezó la grieta?

—Fue un mecanismo útil para Macri. Esta idea de dividir al mundo entre buenos y malos y poner a tus adversarios del lado de los malos. Lo ha llevado adelante con gran eficacia. Nunca consideré a Macri un hombre muy valioso en términos políticos. Es el presidente menos preparado que ha tenido la democracia. Siempre creí eso. Y creo que estaba en lo cierto. El Gobierno no se está equivocando, está haciendo lo que cree correcto.

—¿Ahora habla con Cristina?

—Sí.

—¿Y usted está dentro de los que creen que vuelve a ser alternativa de gobierno?

—Cuando yo hablo de Cristina se me mezclan muchas cosas. Primero lo afectivo. Fuimos muy amigos y nos peleamos con la política.

—¿Volvieron a ser amigos?

—Sí. Fue una amistad interrumpida por la política. Cristina es un personaje muy importante de la política argentina. No solamente por los votos que arrastra, que es más que cualquier peronista. Es muy importante por su capacidad, es una persona muy capaz, tiene una diferencia con el resto de la dirigencia política. Puede ser una alternativa, sin duda. Acumula hoy muchos más votos que Macri. Ha vuelto a ser alternativa. Hoy le gana a Macri, absolutamente. Pero lo que yo quisiera es que el peronismo, con Cristina a la cabeza, sea capaz de construir una alternativa que no solo sea mejor a Macri, sino también a Cristina. Cuando nosotros ofertamos a Cristina o su gobierno, perdimos dos veces consecutivas. Mejor que Macri es cualquiera a esta altura de los acontecimientos. Pero hay que ser mejor que Cristina. Yo estoy trabajando para que todo el peronismo se una.

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