La batalla con Vidal, eje de la negociación por el Presupuesto

Los gobernadores peronistas presionan para trasladarle servicios públicos a la provincia, y a la Ciudad. Buscan transferirles así los costos económicos y también políticos a los dos principales gobernantes del macrismo. El tema también genera debate en el oficialismo

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La gobernadora bonaerense María Eugenia VIdal
La gobernadora bonaerense María Eugenia VIdal

"Federalizar" el esfuerzo y "darle equidad" al sacrificio. Esos son algunos de los giros que el PJ de los gobernadores utiliza desde que asomó la negociación con Mauricio Macri para definir en números la poda presupuestaria que demanda el fuerte recorte del déficit 2019. Son palabras cuya traducción es simple: transferir a la provincia de Buenos Aires y a la Ciudad servicios públicos, con sus cargas financieras y políticas. La pulseada tiene como principal protagonista a María Eugenia Vidal y está escribiendo su primer capítulo en el interior del oficialismo.

El recorrido de las negociaciones, en terreno árido porque se trata de achicar recursos, es entendido en el Gobierno como un ejercicio que necesariamente debe ir desde el interior del oficialismo hacia el conjunto de las fuerzas políticas, empezando por el peronismo. El esquema sería este: primero, acordar con el núcleo macrista (Vidal y Horacio Rodríguez Larreta); luego, ampliar el entendimiento interno a las provincias en manos radicales (Mendoza, Jujuy y Corrientes), y finalmente, sentarse a negociar en firme con los jefes provinciales del PJ, con un borrador muy trabajado.

Por supuesto, no es ese un cuadro rígido. Las conversaciones con los gobernadores peronistas son moneda corriente y no están atadas exclusivamente al Presupuesto, aunque es sin dudas el rubro dominante. Del mismo modo, la fuerte presión sobre Buenos Aires trasciende de algún modo las paredes del principal despacho de La Plata. Es un punto de tratativas con intendentes destacados del peronismo bonaerense, especialmente los del GBA, porque los efectos de la poda también alterarían los sueños propios de obras públicas.

Ya desde principios de mayo, cuando empezó a quedar claro que gobernadores peronistas comenzaban a presionar por la transferencia de servicios a la provincia, los contactos en continuado entre funcionarios de Vidal y jefes comunales del PJ incluyeron en el temario un renglón destacado por los posibles efectos de la movida que habían puesto en marcha algunos jefes provinciales, con mensajes explícitos desde el Senado, en primer lugar vía Miguel Angel Pichetto.

No se trata, claro, de una cuestión exclusivamente presupuestaria. Vidal representa el principal capital político del oficialismo, por el peso del distrito que maneja y porque sigue siendo la figura mejor valorada en encuestas de distinto origen y diversos contratantes. Eso, en medio del esmerilado sufrido por el Gobierno y de números negativos que sacuden a la mayoría de los dirigentes, incluidos los opositores. La gobernadora, suele decirse, es un blanco "estratégico" en vista de la carrera electoral.

En medio de un juego contradictorio, donde no siempre sintonizan las necesidades de gestión de los intendentes y los planes nacionales de un PJ en estado de compleja recomposición, varios jefes comunales del peronismo salieron a cuestionar la idea traspasar a la provincia los servicios de agua y las concesiones de energía eléctrica. Pero el mensaje de Vidal, y en su escala de Rodríguez Larreta, no apuntaba sólo hacia los gobernadores peronistas, sino también al interior del oficialismo.

El aviso desde la gobernación parecía decir que semejante cambio en materia de servicios no sería un simple trámite. El peronismo con responsabilidades de gestión busca dar una señal de gobernabilidad pero, por supuesto, intenta que el costo principal del ajuste sea pagado por Macri y el oficialismo en general, con Vidal y Rodríguez Larreta en primera fila. En esa pulseada, algún jefe provincial ya insinuó también la idea de frenar el recorte de Ingresos Brutos comprometido en el pacto fiscal. Eso, junto a reclamos sobre obras públicas. Un enorme paquete para sentarse a discutir.

De todos modos, resulta visible que el asunto central sigue siendo el que involucra a bonaerenses y porteños. También en el plano interno: hubo en los últimos días al menos dos reuniones de primer nivel con Nicolás Dujovne. Lo que está en análisis son los números, es decir, el impacto real que representarían esas transferencias en las cuentas de la provincia y de la Ciudad. Según fuentes del gobierno nacional y de La Plata, la cuestión todavía no ha sido saldada.

Las mismas fuentes dicen que, en principio, habría quedado descartada la transferencia del servicio de aguas –con obras ya comprometidas y no sólo en los distritos macristas-, por razones operativas que hacen al formato empresarial de Aysa y por previsiones de planes que incluso tienen asistencia financiera externa, entre otros puntos.

El caso de Aysa fue puesto bajo la lupa en las conversaciones no sólo por Hacienda, sino además por el ministerio del Interior, por funcionarios bonaerenses y porteños, y por la conducción del gremio de aguas: José Luis Lingeri se anotó entre los críticos de la idea impulsada por gobernadores peronistas.

En cambio, sigue abierto el análisis sobre la transferencia de los servicios de energía eléctrica, es decir, todo el paquete referido a las concesiones de Edenor y Edesur, con la carga aún vigente en materia de subsidios y la responsabilidad –junto a los posibles costos políticos- de definir las recomposiciones tarifarias. También estaría en discusión otro asunto complejo, por razones técnicas y políticas: el transporte.

El voltaje político de esta movida fue un dato evaluado sin vueltas en el peronismo al colocarlo como parte central de la negociación, aunque considere que es algo sobreactuada la reacción de Vidal. Como sea, cerca de la gobernadora estiman que si las transferencias son concretadas en los términos actuales, se esfumarían los fondos logrados en medio de las negociaciones por el pacto fiscal. Aquella fue una compensación luego del fuerte reclamo, llevado a la Corte, para recuperar el terreno perdido con la virtual extinción del Fondo del Conurbano.

"El planteo de los gobernadores es extorsivo. Parece que el peronismo está empeñado en que la provincia sea inviable", dice un funcionario bonaerense de peso. Y evalúa que se trataría de un retroceso con proyección en recortes presupuestarios –no sólo de obras- o en mayor endeudamiento. En esas advertencias parece implícito donde pondría la carga Vidal llegada la hora de la campaña, plantada como principal defensora de los intereses de la provincia. Falta para eso. Antes, debe terminar de librarse la batalla en los escritorios de las negociaciones.

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