Este martes se realizó una nueva ronda de declaraciones testimoniales por personal en actividad y retiro de la Armada Argentina ante la Comisión Bicameral que preside José Ojeda. Con una asistencia que tuvo un pico de ocho legisladores presentes y transcurrió la mayor parte del tiempo con cinco o menos miembros, senadores y diputados intentaron desentrañar discrepancias entre estos testimonios y los anteriores.
En la apertura, expuso el ex máximo responsable del Área Naval Atlántica con sede en la misma base naval Mar del Plata, contraalmirante Gabriel González. Cumpliendo una directiva de la Armada, González, que se encuentra ya en situación de retiro, se presentó luciendo su uniforme. Según voceros de la fuerza, esto es así porque la institución militar considera que los declarantes no lo hacen a título personal sino en función del cargo que detentaban al momento del siniestro.
Antes del inicio de la declaración del Almirante, varios legisladores pidieron la palabra para manifestar su preocupación por la continuidad de las tareas de búsqueda de la nave militar, incluso señalaron que el ministro Oscar Aguad podría volver a ser citado al recinto.
González hizo una declaración muy escueta, indicando que fue separado del puesto a su pedido, y que por su cargo, no tenía mando sobre la fuerza de submarinos. Dejando en claro que los submarinos allí apostados son responsabilidad exclusiva del jefe de Fuerza y del Comando de Alistamiento.
Una fuerte interna naval a partir de la crisis
Entre los pasajes más importantes de su testimonial, González se quejó por las interferencias que sufrió durante los momentos iniciales de la crisis, del por entonces subjefe de la fuerza, vicealmirante Máscolo, quien de facto intentó tomar el control de la situación, sin estar en la cadena de comando de González. Esta declaración desnudó la feroz interna que se generó en la Armada a partir de la desaparición del San Juan. Especialmente en lo atinente al manejo de la información a los familiares y al público en general.
El hoy retirado jefe naval reconoció que todas las medidas de contención familiar dispuestas desde el primer momento fueron adoptadas por su propia iniciativa y que sus superiores navales no le dieron indicaciones sobre cómo proceder.
Con visible disgusto, González reconoció que no se le informó en ningún momento qué tareas iba a hacer el submarino a pesar de que habitualmente sí se le informaba. No le otorgó al submarino un rol prioritario en el control del mar al definirlo como "un medio complementario".
Una de las cuestiones que más les costó asimilar a los legisladores, fue la de cómo es posible que habiendo sido el militar de más alto grado en Mar del Plata, se declare ajeno a cualquier responsabilidad sobre el San Juan. No obstante, reglamentariamente y de acuerdo a la orgánica naval, lo expresado por González es estrictamente correcto.
Usted, ¿de qué lado está?
"Yo no estoy de ningún lado, solo del lado de la verdad". La contundente respuesta del almirante, obedeció al interrogante planteado por Andrea Mereles, esposa de Ricardo Rodríguez, uno de los 44 marinos desaparecidos. La mujer recordó que González se les acercó en una oportunidad a los familiares para decirles "sigan con la lucha yo estoy del lado de ustedes". "No le quepa duda de que es así", concluyó lacónico el ex jefe naval.
Los otros testimonios
En segundo lugar, el cabo principal Vilte, no satisfizo las expectativas que tanto familiares como legisladores habían cifrado en su declaración. Si bien las respuestas más reiteradas por parte del marino fueron "no sé", "desconozco" o "no me consta", es natural que ello ocurriera así, dada la baja jerarquía y especialidad (furriel) del declarante. El empleo de Vilte en la Armada es de tipo administrativo y durante los largos periodos de inactividad del San Juan (unos nueve meses al año) sus tareas son de escritorio en una oficina de la base naval y no operativas a bordo de la unidad.
No obstante, el cabo principal confirmó algo negado por otros declarantes de la fuerza al sostener que en el viaje anterior al de la tragedia, tuvieron un encuentro con otro submarino, pero no calificó al mismo como una persecución ya que dijo que esa nave desconocida navegaba a la par del San Juan y no con actitud beligerante.
Protestas por la presencia de un enviado naval
Antes de que comenzara la declaración del último testigo, Isabel Polo, hermana de uno de los 44 tripulantes fallecidos, informó al Presidente de la Comisión, del malestar de las familias por la presencia en el lugar del Capitán de Navío Fabián Ramallo, quien cumple funciones institucionales de "enlace" entre la Armada Argentina y el Congreso Nacional. Siempre al decir de algunos testigos, el mencionado oficial se caracteriza por mostrar especial molestia ante las preguntas que tanto los legisladores como los familiares realizan a los militares que declaran.
La propia senadora Odarda manifestó ante el presidente de la Comisión que en momentos en que se retiraba de la sesión al determinarse un receso, Ramallo la abordó para indicarle que era un enviado de la Armada y que se "ponía a sus órdenes". José Ojeda indicó a los presentes que reunidos en plenario, los legisladores decidirán si permiten en el futuro la presencia del capitán -el que a pesar de estar cumpliendo un rol institucional viste de civil- en las reuniones siguientes.
El testimonio del teniente Viana
Como cierre de la ronda de testimonios, la comisión indagó al teniente de navío Juan Gabriel Viana, quien fuera jefe de navegación del "San Juan" en el primer tramo del fatídico viaje, habiendo desembarcado en Ushuaia en razón de haber sido afectado a una comisión de servicios.
Si bien Viana se autodefinió como "el oficial más joven de la tripulación", su cargo de jefe de navegación lo ubica en una posición clave a la hora de brindar testimonio sobre las alternativas del trayecto Mar del Plata a Ushuaia. Se quebró cuando los familiares le pidieron que repitiera en público lo que les había manifestado en privado a las pocas horas de perdido el contacto radial con el submarino. Según los testimonios recogidos por Infobae, Viana a las pocas horas se acercó a las familias anticipando que había existido un importante ingreso de agua por el snorkel al interior. Algo que luego intentó desvirtuar.
Viana ante el llanto de la mujer de uno de los tripulantes, reconoció que se imaginaba que era posible que hubieran intentado comunicarse mediante golpes de casco. Esto en referencia a las declaraciones de operadores de sonar de unidades navales que denunciaron que cuando informaron de estos supuestos golpes, desde el comando de López Mazzeo se les ordenó retirarse del lugar. Faltó tiempo pero Viana dejó una clara impresión entre los legisladores.
Nuevamente surgió el interrogante sobre la aptitud profesional del ex comandante de la fuerza de submarinos capitán de navío Villamide para haber aconsejado al comandante del San Juan sobre qué medidas adoptar ante una emergencia eléctrica. Según Viana, "lo hizo en base a su vasta experiencia", pero no escapa a los legisladores que en la Armada, al igual que en otras profesiones, existen especialidades concretas, y que son los profesionales formados en cada rama del arte naval los únicos habilitados para asesorar en cada materia especifica.
Una interferencia imprevista
En diálogo con Infobae, otros oficiales navales presentes en las inmediaciones de la sala de sesión dejaron entrever su malestar por la reciente decisión gubernamental de incrementar el salario militar con un índice inferior al de las fuerzas de seguridad e incluso al del resto de los empleados públicos nacionales. La noticia generó toda serie de especulaciones dentro de las unidades militares y de las propias jefaturas de estado mayor.
Ascensos suspendidos
Al inicio de la reunión, la senadora Fernández Sagasti (FPV Mendoza) comunicó a sus pares que en su carácter de miembro de la comisión de acuerdos del Senado había solicitado que se retiraran los pliegos de ascenso de los contraalmirantes Galardi, Malchiodi y Vernazza, por considerarlos altamente comprometidos en la cadena de responsabilidades eventuales en la tragedia del San Juan. La medida que seguramente será seguida por el plenario de la comisión es un verdadero traspié para la conformación de la conducción naval, severamente afectada desde el pasado 15 de noviembre.