La gobernadora María Eugenia Vidal y la ministra Carolina Stanley, el jefe de Gabinete bonaerense, Federico Salvai, y el secretario general de la Provincia, Fabián Perechodnik, se reunieron durante una hora y veinte minutos con el papa Francisco en la residencia de Santa Marta, en la soleada y calurosa tarde de Roma.
No hubo fotos oficiales -así lo establece el protocolo vaticano respecto a los encuentros en la residencia papal- y, según trascendió desde la capital italiana, Francisco y los funcionarios del oficialismo acordaron no ventilar detalles de la reunión.
Vidal, Stanley, Salvai y Perechodnik llegaron a la ciudad del Vaticano en una camioneta Mercedes Benz negra. Entraron puntualmente al mediodía –hora argentina– por el acceso Sant'Uffizio.
El encuentro cobra especial relevancia porque se da en medio de las tensiones económicas, sociales y sindicales en nuestro país, del debate por la despenalización del aborto -que la semana que viene se discutirá en sesión en la Cámara baja- y en vísperas del anuncio formal del crédito del Fondo Monetario Internacional (FMI). Y tras el rápido nombramiento de Víctor Manuel Fernández, el ex rector de la Universidad Católica Argentina (UCA) -del riñón más íntimo de Francisco- como nuevo arzobispo de La Plata, tras la renuncia de Héctor Aguer. Toda una señal del Vaticano.
En los últimos días, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, había declarado que "va a haber un aumento de la pobreza de forma importante". Es uno de los puntos que, se presumía, sobrevolarían el encuentro de ayer en Roma. Desde el ministerio que conduce Stanley, de hecho, reconocen que la nueva medición del INDEC, prevista para los próximos meses, desnudará un incremento relevante del número de pobres.
La discusión en torno al aborto también la agregó un condimento extra al encuentro, en momentos de duros cuestionamientos y presiones de la Iglesia al proyecto que la próxima semana se debate en el recinto de Diputados. Tanto Vidal como la ministra de Desarrollo Social están abiertamente en contra de la iniciativa, en línea con la posición eclesiástica. En octubre de 2016 la mandataria provincial dio marcha atrás con la adhesión al protocolo del aborto no punible, que había sido impulsado por su entonces ministra Zulma Ortiz.
Desde que asumió Mauricio Macri en la Presidencia, la vinculación con el Sumo Pontífice estuvo atravesada hasta estos días por una serie de profundos cortocircuitos que en la Casa Rosada buscaron desdramatizar durante estos dos años y medio de gestión.
Entre las principales figuras del PRO, Francisco es selectivo. Con Vidal y con Stanley mantiene desde hace años una relación inalterable que incluso sobrevivió a las tensiones de los últimos tiempos entre el Vaticano y la Casa Rosada. Con Perechodnik, Francisco trabó una buena vinculación desde cuando integraba el directorio de la consultora Poliarquía.
La última visita -de la que tampoco trascendieron detalles- de la gobernadora bonaerense había sido en febrero del año pasado. Salvai y Stanley también viajaron a Roma, pero un año antes.
En noviembre del año pasado fue el turno de Horacio Rodríguez Larreta, otro de los que en los últimos años tejieron una relación directa y más que cordial con el Sumo Pontífice. A principios del mes pasado, el Papa y el jefe de Gobierno porteño inauguraron a través de una videoconferencia una sucursal de Scholas Occurrentes en la Villa 31, en el bajo porteño.
Días antes de la visita de Rodríguez Larreta había sido el senador Esteban Bullrich el que voló a Italia solo por un par de horas para cruzar unas palabras con el Papa. Fue una semana después del triunfo del ex ministro sobre Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires.
Jorge Triaca es otro de los dirigentes de Cambiemos de primera línea con buena llegada al Vaticano.
En el caso de Casa Rosada, el nexo es mucho más tirante. El año pasado, Marcos Peña intercambió una serie de cartas con Francisco para aflojar tensiones. La relación con el jefe de Gabinete había tenido un quiebre en la Ciudad después de la decisión del PRO de no oponerse a la unión civil entre homosexuales. En aquel momento también había habido cruces epistolares entre el funcionario y el entonces arzobispo de la ciudad de Buenos Aires. Pero en los últimos años el vínculo volvió a resentirse. En parte por las declaraciones de Jaime Durán Barba, el asesor estrella del Gobierno, con constantes críticas a la figura del Papa.
La última visita de Macri al Vaticano, en octubre del 2016, Peña la siguió desde Buenos Aires. La anterior, durante ese verano, había durado nada más que 22 minutos.
Fuentes del gobierno nacional aseguraron a este medio que el encuentro se circunscribe a la relación entre el Vaticano y el gobierno bonaerense. Y que no hubo ningún mensaje presidencial en particular. Aunque la presencia de Stanley también abre el abanico de la conversación a las políticas sociales del gobierno nacional.
La gobernadora tiene previsto volar hacia Buenos Aires el próximo sábado. Stanley y el jefe de Gabinete bonaerense lo harán 24 horas después.