La oposición logró aprobar la ley de tarifas: crónica de una derrota anunciada para el Gobierno

Rumores, presiones y negociaciones en una noche extensa y con cierto dramatismo en el Senado

Guardar

Encorvado, Carlos Menem entró ayudado al recinto a las 2:21 de la madrugada del jueves. Miguel Ángel Pichetto, el anteúltimo orador, llevaba casi siete minutos de discurso. Un rato antes, el senador y ex presidente había pedido un tostado y un café con leche. Tenía hambre. Lo despertaron en su casona de Belgrano R y lo obligaron a volver de apuro al Senado. Lo hizo acompañado de su hija Zulemita, a bordo de un cómodo auto negro.

Menem había dejado su banca a las 3:19 de la tarde del miércoles. Once horas atrás. Se ausentó durante casi todo el debate.

A las 3:22, entrada la madrugada del jueves y tras una dramática sesión, la oposición en el Senado consiguió el quórum necesario y juntó 37 votos para darle sanción definitiva al proyecto que retrotrae los aumentos de tarifas a fines del 2017, y que Mauricio Macri se aprestaba a vetar por estas horas. Una derrota anunciada que el Gobierno había tratado de evitar tardíamente tras varios días de incesantes e inquietantes negociaciones.

"Hagan lo que tengan que hacer. Y háganse cargo", había pedido Pichetto durante su encendido monólogo de poco más de media hora en el que criticó en duros términos al Gobierno. "No haber acordado es un fracaso. Yo no creo que puedan solos", aseguró antes del cierre del radical Luis Naidenoff, que reconoció "los momentos difíciles" y sinceró que el veto era "el peor camino".

Miguel Ángel Pichetto
Miguel Ángel Pichetto

El Gobierno había agotado casi todas las instancias de negociaciones a última hora del martes, después de la reunión de bloque del PJ en la Cámara alta en la que ratificó, tras tres horas de discusión puertas adentro, que acompañaría la media sanción de Diputados.

La Casa Rosada conservaba, de todos modos, una gota de optimismo apenas empezó la sesión, pasadas las 14. ¿El plan de máxima? Estirar el debate lo máximo posible, hasta bien de madrugada, y forzar a algunos de los senadores opositores a que se ausentaran durante la votación. El PJ requería de 37 legisladores sentados en sus bancas. Por algo Esteban Bullrich -miembro informante del oficialismo- y la riojana Olga Inés Brizuela, los primeros en hablar de Cambiemos, consumieron 16 minutos más de la media hora que tenían pautada para hablar.

La otra alternativa del oficialismo consistía en conseguir la modificación en particular de algunos artículos del proyecto para devolverlo a la Cámara baja.

El Gobierno empezó a tirar la toalla a media tarde. Un baño de realidad. "Ya está. Ahora esperamos perder por la menor cantidad de votos", se sinceraba ante Infobae un integrante de la mesa de decisiones de Mauricio Macri que en los últimos días fatigó los teléfonos de gobernadores y senadores del PJ. Una estrategia que molestó a Pichetto.

Pero a partir de las 22, después de casi ocho horas de discusión en un recinto semivacío y de que desde el propio oficialismo le confirmaran a este medio que las negociaciones y la votación estaban terminadas, surgieron versiones confusas.

A las 23:15, Pichetto volvió al recinto. Juntó a un grupo de cuatro senadores detrás de la banca del santafesino Omar Perotti mientras hablaba el cordobés Ernesto Martínez, del oficialismo. Había gestos confusos. Aparecieron algunos asesores del bloque del PJ. Menem seguía en su casa.

15 minutos después, Cristina Kirchner volvió al recinto. Sobre su banca tenía el libro La estafa del tarifazo, que prologó junto a Víctor Hugo Morales, del autor Federico Bernal. Sobre el final de la sesión, y en más de 45 minutos -fue el discurso más extenso- dedicaría un rosario de críticas a la gestión económica de Macri.

Hacía rato que Adolfo Rodríguez Saá, que llamativamente se anotó como orador, se había ido del Congreso. Los rumores se posaron sobre Cristina del Carmen López Valverde, del PJ de San Juan, que finalmente no bajó al recinto durante la votación. "La presionó (Sergio) Uñac", dirían de madrugada fuentes del bloque, en alusión al gobernador cuyano. Los misioneros Maurice Closs y Magdalena Solari Quintana, y Blanca Porcel de Riccobelli, del Frente Cívico de Santiago del Estero, fueron los otros tres ausentes.

"Este Gobierno está al límite", subrayó Naidenoff antes de la derrota por 37 votos contra 30. Lo había reconocido un senador de Cambiemos que a media tarde repasaba viejos discursos en YouTube desde su oficina. Un rato antes, la senadora Gladys González había soplado la vela en su despacho de la planta baja por su cumpleaños con un grupo de colaboradores. Mientras en Casa Rosada preparaban el viaje de Macri a Salta y Tucumán y la letra chica del insistentemente anunciado veto presidencial.

Luis Naidenoff, como jefe del
Luis Naidenoff, como jefe del bloque oficialista

"Desdramaticen este debate. No rompan los puentes con la oposición", insistía Pichetto ante el momento de mayor debilidad de la gestión de Cambiemos y después de que Macri, sus principales espadas políticas y los senadores del oficialismo no habían podido retener el voto del senador Guillermo Pereyra, del MPN, que la tarde anterior le había dicho al Presidente, en su propio despacho, que no acompañaría el proyecto opositor. "Insólito", se lamentaba un senador macrista.

El Gobierno había ensayado un último gran intento a media mañana del martes en una reunión entre el ministro Rogelio Frigerio, Federico Pinedo y Pichetto. La oferta final, apurada, consistía en el impulso del proyecto de rebaja de IVA en las tarifas y el traspaso del control de Edenor y Edesur -sin AYSA- a la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Es decir a Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal, que todavía analizan junto a sus equipos técnicos los eventuales costos fiscales.

El senador por Río Negro declinó la oferta. Pero la sometió a discusión de su bloque, que ratificó el acompañamiento a la media sanción de Diputados. Solo Rodolfo Urtubey, excusado por la fluidísima relación entre su hermano gobernador y el Presidente, anticipó que no apoyaría el proyecto.

Si a principios de semana los negociadores del Gobierno -Frigerio, Emilio Monzó y varios de los senadores- guardaban algo de optimismo para revertir o dilatar la votación en la Cámara alta, el mensaje grabado de Macri del lunes, en el que acusó al PJ de "irresponsable" y de dejarse conducir "por las locuras de Cristina Fernández de Kirchner", dinamitó los puentes.

Incluso cuando en la tarde de ayer hasta en los más encumbrados despachos del PJ tildaban de "mamarracho" el texto al que horas después esos mismos senadores le darían sanción definitiva.

Un ministro de los más cercanos a Macri aseguraba por esas horas que el jefe de Estado está "desilusionado". Pero reconocía que el mensaje presidencial a través de la virtual cadena nacional no había colaborado en nada con las negociaciones.

Lo remarcó Dalmacio Mera hacia el final de sus casi diez minutos de discurso: "El Presidente de la Nación no ayuda con sus declaraciones". Para ese momento, el jefe de Estado despedía a la selección argentina en Ezeiza.

Lo reforzó Pichetto. "Estos días pasaron inútilmente. En la crisis reapareció el ministro del Interior. Lo habían corrido, ocultado. Todo estaba centralizado en la Jefatura de Gabinete. Nunca llegó ninguna propuesta del Poder Ejecutivo. Es un agravio permanente. ¿Pretendían que no hiciéramos nada? Nosotros no empezamos este debate: en abril hubo declaraciones de dirigentes de Cambiemos", dijo el jefe de bancada, y escarbó en las internas del poder, en semanas de movimientos en los entornos de Macri. El senador aludió a Jaime Durán Barba y la teoría de "las cosas de las que no conviene hablar". Una crítica compartida con Elisa Carrió.

El proyecto de rebaja de IVA que el oficialismo presentó la semana pasada a las apuradas había sido redactado por el peronismo. Pero la presentación fue tan a los tumbos, sin una negociación seria de por medio, que incluso incluyó una mala copia de algunos pasajes de otro texto que nada tenían que ver con las tarifas y que Pinedo pidió modificar durante su discurso.

La Casa Rosada también exploró en paralelo conversaciones con el chaqueño Eduardo Aguilar, uno de los senadores que no responde al gobernador Domingo Peppo sino a Jorge Capitanich. Le insistían para no bajar a la sesión. Cuando Gabriela Michetti lo convocó para izar la bandera, en la apertura del debate y antes del himno nacional, las negociaciones ya naufragaban. Aguilar acompañó la media sanción de Diputados.

Pichetto había pedido otro trato. "No estamos discutiendo poder. Nadie está en campaña", gritó desde su banca. En su entorno explican que se fastidió por algunas notas periodísticas azuzadas, según fuentes parlamentarias, por la Casa Rosada. Y que la insistencia de un par de dirigentes del oficialismo en partirle el bloque terminaron de molestarlo. "¿Para qué quieren negociar conmigo si van por los gobernadores y por algunos senadores del bloque?", fue la furia que lanzó en privado. Tensaron la relación, explican a su lado, más de la cuenta.

Es que el Gobierno insiste en que la posición del senador es producto en buena medida de la injerencia de Sergio Massa, que justo almorzó, al mediodía del martes, en la misma parrilla en la que comían Vidal y Rodríguez Larreta. Massa siguió la votación hasta el final desde su casa de Tigre. En línea con el Congreso.

La relación entre Macri y Pichetto, que durante dos años acompañó leyes clave como el blanqueo, la salida del cepo y las reformas fiscal y previsional, se tiñe ahora de un manto de inquietud con consecuencias aún desconocidas. "No rompamos todo", había advertido el cordobés Carlos Caserio, uno de los autores del proyecto de traspaso de las distribuidoras de energía a la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Es una de las principales incógnitas tras la votación de hoy: si se rompió "todo" o se pueden restablecer viejos vínculos.

Pero hay otras derivaciones que preocupan al oficialismo. Hay senadores propios que se confesaron molestos con la Casa Rosada ante sus colegas del PJ por cómo se encararon las negociaciones.

A las 3:22 de la
A las 3:22 de la madrugada, 37 senadores de la oposición le dieron sanción definitiva al proyecto de tarifas (Fotos: Manuel Cortina)

A las tres y media del jueves, la vicepresidenta levantó la sesión. Pichetto se levantó de su banca, dio unos pasos y fue directo a abrazar a Menem, el único senador que no tuvo ni un papel sobre su banca. Unos minutos antes, y consumada la derrota del Gobierno, el rionegrino le había hecho una seña al riojano por si quería irse. No hacía falta esperar al resto de los temarios del día, que se votaron sin debate en poquísimos minutos.

En total, el ex presidente estuvo en el recinto durante dos horas. Suficientes para que el PJ derrote al Gobierno.

Seguí leyendo:

Guardar