Tras el polémica, las disculpas. Luego de que circulara un video en el que se ve a Enrique Avogadro comer una porción de torta con la forma de Cristo, el ministro de Cultura porteño publicó un descargo a través de las redes sociales. "Lamento sinceramente si alguien se vio ofendido en sus creencias más íntimas", dijo después de haber recibido fuertes críticas.
En el texto, el funcionario explicó que las imágenes fueron tomadas durante la inauguración de FACA, "una feria privada de arte contemporáneo en la que se desarrollaron diferentes intervenciones artísticas en las galerías participantes".
"Lamento el malestar que me transmitieron muchas personas a las que quiero y respeto, que seguramente es reflejo de una sensación similar en muchas otras personas", expresó el ministro.
Al mismo tiempo, hizo foco en que su conducta se registró en el marco de una muestra de arte. "Como persona, tengo una opinión muy clara a favor de la libertad de expresión, particularmente cuando está vinculada con temas que nos interpelan, nos hacen reflexionar o son opuestos a las propias convicciones", reza el mensaje.
Y completa: "Creo que además que el lugar del arte es muchas veces precisamente el de incomodarnos y sacudirnos. Entiendo, por otro lado, que los funcionarios tenemos un rol que trasciende lo personal y, por lo tanto, somos responsables de nuestras intervenciones. Es por eso mismo que quiero disculparme".
La obra de la polémica estuvo expuesta en FACA, una feria de arte contemporáneo y se llama Kidstianismo. Sus autores son Pool y Marianela, quienes parten de la interpelación "¿Cómo interpreta un niño la religión cristiana? ¿Cómo representa, en su imaginario, ese sistema de creencias, ética, narrativas y símbolos sagrados que se crea a partir de la figura de Jesús?". Según los artistas, "el niño se rebela ante las lecturas que hacen los adultos y construye una "alternativa imaginaria" y así surge Kidstianismo: la religión desde la mirada de los niños Millennianls.
Es una obra basada en la religión cristiana, con piezas artísticas únicas e irrepetibles, que posee una gran cantidad de aristas: representaciones del arte bizantino, del lowbrowart y del popart. Aporta, además, el shock perceptivo generado por la multiplicidad de sensaciones derivadas de la cultura de masas, del mundo audiovisual y narrativo de la TV a color, los dibujos animados y el merchandising de los '80-'90. Pero, sobre todo, se enfoca en la interpretación del culto religioso que hace el niño. El niño no entiende de metáforas y naturaliza lo religioso como una parte más de su juego.
Se trata de una extensa y disruptiva obra basada en el arte sacro, encarnando en los niños que fueron, en su educación religiosa y en el imaginario del credo que construyeron desde su infancia, dentro de un contexto temporal determinado.