"Son palabras sabias que tomamos en cuenta y compartimos", aseguró Marcos Peña frente a la Catedral porteña y ante una Plaza de Mayo completamente sitiada, minutos después de finalizado el Tedeum en la Catedral.
Fue el encargado de dar la versión oficial del Gobierno tras las palabras de Mario Poli, el arzobispo de la ciudad de Buenos Aires, que frente a Mauricio Macri y todo el gabinete -solo faltaron Gustavo Lopetegui y el ministro Rogelio Frigerio, de viaje en Mendoza- machacó con la postura de la Iglesia en contra del proyecto de ley del aborto, un discurso que la Casa Rosada esperaba.
Es que para el Gobierno no hubo sorpresa. Ni siquiera cuando Poli se refirió a la "indiferencia y el egoísmo de los ricos frente a los pobres" que "no pasan inadvertidos frente a los ojos de Dios". Un tramo del mensaje que pareció apuntar al difícil contexto social y económico, tras la crisis cambiaria, la enorme desconfianza en la política gradualista de Macri, la ayuda pedida al Fondo Monetario Internacional y la necesidad de ajuste en el déficit.
"El discurso incluso tuvo un tono tranquilo, hasta fraternal", remarcó una alta fuente de la Jefatura de Gabinete que suele oficiar de nexo con la Iglesia católica.
En ese sentido, desde Casa Rosada subrayaron que la mención al aborto, además de esperada, apunta al Congreso, en medio del debate del proyecto de ley que podría obtener media sanción en las próximas semanas.
"Era previsible, igual que el pasaje en el que habló de los más humildes. Estuvo bien, medido", abundó un dirigente del PRO que estuvo entre las primeras filas, en la Catedral.
Ayer, el Gobierno oficializó la carta enviada por el Papa Francisco por el aniversario de la Revolución de Mayo, en la que el Sumo Pontífice resaltó la necesidad de construir "una sociedad más justa, fraterna y solidaria".
Más allá de los mensajes, y de los tiroteos entre la Casa Rosada y el Vaticano desde la asunción de Macri, desde el Gobierno insistieron con la "mesura" del discurso del cardenal Poli.
El fin de semana, en tanto, el Gobierno volverá a coincidir con la Iglesia en el II Encuentro Nacional de Jóvenes de la Iglesia Católica -el primero había sido en Córdoba en 1985-, que tendrá lugar mañana y el domingo en Rosario, y en el que confluirán fieles de todo el país.
Además de Alfredo Abriani, el subsecretario de Culto -un funcionario del riñón de Marcos Peña, de buen vínculo con la Iglesia-, la misa de cierre del domingo contará con la presencia de la vicepresidenta, Gabriela Michetti, y de Oscar Ojea, titular de la Conferencia Episcopal.
Al mediodía, Macri compartió un locro en la quinta de Olivos con integrantes del gabinete y grupos de jubilados. Allí, el presidente convocó a los argentinos a "ponerse de acuerdo para seguir construyendo bases sólidas que permitan al país crecer 20 años seguidos y derrotar definitivamente a la pobreza".
"Hoy es un día para que nos reunamos y agradezcamos a Dios la Patria que tenemos", dijo Macri. Y agregó que "hay oportunidad de progreso para todos. Trabajando juntos vamos a construir realmente lo que soñamos: un gran futuro para compartir".
El Presidente estuvo acompañado por la primera dama, Juliana Awada, su hija Antonia; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; los ministros Carolina Stanley; Jorge Faurie, Alejandro Finocchiaro y Nicolás Dujovne, y el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi.
También el vicejefe de Gabinete Mario Quintana; el secretario general de la Presidencia, Fernando de Andreis; el titular de la ANSES, Emilio Basavilbaso; los intendentes de Vicente López, Jorge Macri, y de San Isidro, Gustavo Posse y distintos legisladores. Y jefes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la Nación, representantes de centros de jubilados y vecinos que Macri visitó en los últimos meses.
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