Mario Poli, en el tedeum del 25 de Mayo: "Si la propuesta es optar por una u otra vida, nosotros apostamos a que vivan las dos"

El cardenal utilizó palabras del papa Francisco para pronunciarse en contra del aborto. Dijo, además, que el egoísmo de los ricos ante el sufrimiento de los pobres no pasa inadvertida para Dios

El cardenal Mario Poli recogió las palabras del papa Francisco en su homilía por los festejos del 25 de mayo y se pronunció en contra de la interrupción voluntaria del embarazo en momentos donde el Congreso argentino discute el tema.

Ante el presidente Mauricio Macri, la Primera Dama Juliana Awada, la vicepresidenta Gabriela Michetti, el Gabinete y las autoridades del Parlamento argentino, Poli recordó que el Santo Padreo pidió "defender apasionadamente del inocente que no ha nacido".

"Honrando los gestos de grandeza de los padres de la Patria, a quien hoy tenemos en la memoria agradecida, decimos que vale toda vida; y ante el bello e inefable don de la concepción, si la propuesta es optar por una u otra, en esta bendita tierra austral apostamos decididamente a que vivan las dos. Para dios no hay excluidos", aseguró.

Antes, dio definiciones globales sobre dificultades históricas que ha atravesado la Argentina durante sus más de 200 años de historia, muchas de las cuales tienen un anclaje directo con varios de los temas de la coyuntura actual.

Mauricio Macri, su esposa Juliana Awada, el Gabinete y las autoridades del Congreso caminaron entre Casa Rosada y la Catedral Metropolitana

Las frases más destacadas de la homilía de Mario Poli

"La indiferencia y el egoísmo de los ricos frente a la miseria de los pobres no pasa inadvertida ante los ojos de Dios".

"Dios está nombrado en el preámbulo de la Constitución, pero nos olvidamos que además existe y está siempre dispuesto a escucharnos cuando lo invocamos y a protegernos cuando lo necesitamos. Pero pareciera que lo dejamos al margen de nuestras decisiones".

"Un sabio estudioso del pasado de la humanidad aseguraba que en la historia no dominan las fuerzas económicas, sino las espirituales. Humildemente adhiero a este pensamiento. De no ser así, nos costará mucho explicar cómo durante más de 200 años nuestro pueblo atravesó con paciencia y virtud laboriosa los momentos oscuros viviendo, conviviendo y no pocas veces sobreviviendo a sostenidos períodos de confusión, a la carencia de medios básicos, y al flagelo de la desocupación, dando lugar a los inhumanos y humillantes rostros de la indigencia. Paradójicamente en una tierra rica en recursos naturales".

"Este pueblo que todo lo toleró sin perder la esperanza de un mañana mejor, confiando en una justicia distributiva largamente esperada. Su lección nos alienta a pensar que nuestra Nación siempre tiene destino. Nuestra historia nos enseña que hay un Dios de la vida que acompaña y no abandona. Siempre habrá futuro para la argentina si confiamos en él".

"Los cambios sociales y culturales se dan en procesos que llevan tiempos que nos trascienden. Se extienden más allá de los períodos de un gobierno. Debemos desconfiar de los logros instantáneos y recetas prometeicas. Si algo hemos aprendido, debemos decir: si comenzamos hoy, dentro de 10, 15 o 20 años se verán los frutos. El tiempo no lo podemos someter, pero sí está en nuestras manos perseverar unidos en los objetivos por el bien común".

"Mientras dura ese proceso, el primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes. Especialmente de los débiles, los pequeños, los pobres y marginados, los enfermos y los ancianos abandonados, porque son los más pobres de los pobres".

"Cuidar la vida de punta a punta es también querer ser Nación".

"El Dios que confesamos en la Constitución es el creador y remunerador de toda obra buena que hacemos al semejante. Eso nos recuerda que en la Argentina bicentenaria no sobra nadie. Todos somos importantes. Ninguna persona debe ser excluida de la fiesta de la vida".

"El magisterio del Papa Francisco nos anima a que la defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada. Porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo".

"Honrando los gestos de grandeza de los padres de la Patria, a quien hoy tenemos en la memoria agradecida, decimos que vale toda vida; y ante el bello e inefable don de la concepción, si la propuesta es optar por una u otra, en esta bendita tierra austral apostamos decididamente a que vivan las dos. Para dios no hay excluidos".