Mauricio Macri rescata a Federico Sturzenegger para aplacar la inflación y buscará consenso político para achicar el déficit fiscal

El Presidente le devolvió la independencia al Banco Central. Mientras negocia con el FMI, quiere que el peronismo avale un recorte de gasto público

El presidente Mauricio Macri (Fabián Ramella)

Mauricio Macri no cree que haya sido un error la conferencia de prensa del 28 de diciembre de 2017. Ese Día del Inocente, frente a las cámaras de televisión, aparecieron Marcos Peña, Federico Sturzenegger, Nicolás Dujovne y Luis Caputo anunciando que la meta de inflación subiría del 10 al 15 por ciento para 2018. Sturzenegger no estaba cómodo junto al gabinete económico y en la intimidad de Balcarce 50 sentenciaron que el Presidente del Banco Central había perdido poder ante el jefe de Gabinete y los ministros de Hacienda y Finanzas. Casi cinco meses más tarde, tras la corrida en la City porteña, Macri devolvió a Sturzenegger la política antiinflacionaria que estaba coordinada desde el gabinete económico.

"En términos de metas, en esta nueva etapa, vamos a delegar como corresponde, la responsabilidad de la baja de la inflación al Banco Central. Y él irá comunicando qué son las medidas que van tomando y los pronósticos que tiene…Lo que queda claro, y lo ratifico, que es fundamental bajar la inflación. Porque es lo que más castiga a los que menos tienen, lo que más castiga a los trabajadores. Y además es una traba al crecimiento", explicó Macri durante la conferencia de prensa que ofreció en la quinta de Olivos.

La definición presidencial aparece después de fuertes tironeos entre el Gabinete y el Banco Central. Sturzenegger sufrió una pinza entre Jefatura de Gabinete y el Ministerio de Hacienda que no compartía su extremo rigor para aplicar una tasa que hacía imposible el acceso al crédito y dañaba la base electoral de Cambiemos. Ahora hay una tregua tácita entre ambos contendientes y la relación futura aparece con final abierto. Sturzenegger ya asumió que no trabaja en una torre de marfil y la Casa Rosada comprendió que no puede empujar al Banco Central porque eso causa desconfianza en el mercado y entre los inversores.

Muricio Macri junto a Federico Sturzenegger (Presidencia)

"Ese 28 de diciembre hemos tenido problemas de coordinación entre el gabinete económico y el Banco Central. Y ahí tenemos algo para mejorar, y en estos días, trabajando juntos, hemos mejorado mucho. También teniendo en cuenta que el Banco Central es independiente. Esa coordinación, ese trabajo en conjunto, tiene que ser sin vulnerar la independencia del Banco Central. Con lo cual es algo que tampoco ha pasado en la historia argentina", afirmó Macri para dejar en claro lo que piensa respecto a las relaciones de poder entre su gabinete y el Banco Central.

La mirada del Presidente se ajusta a los últimos acontecimientos. Sturzenegger, Peña, Dujovne y Caputo han postergado sus diferencias y diseñado un plan de acción que contuvo la corrida financiera. Esa coordinación se mantuvo durante días enteros y desembocó en dos acciones mediáticas que fueron sucesivas y con fuerte contenido político: la conferencia de prensa de Sturzenegger y a continuación la ronda de Macri con los periodistas en Olivos.

Además de precisar el protagonismo que asigna a Sturzenegger, el Presidente exhibió su preocupación por el déficit fiscal y reveló su hoja de ruta para terminar con esta patología histórica de la economía nacional. Macri pretende un consenso con la oposición –en todas sus variables, incluidos el kirchnerismo y los sindicatos-, y la rúbrica del acuerdo a través del presupuesto 2019. La apuesta presidencial es inédita: Macri busca que los gobernadores y legisladores del peronismo avalen un recorte de gasto público en un año de combate electoral. Y ese recorte se vincula con la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que no implica aceptar condiciones de ajuste con los ojos cerrados.

Sturzenegger y Peña en la conferencia del 28 de diciembre (Adrián Escándar)

"Este acuerdo que vamos a hacer con el Fondo es acelerar la reducción del déficit. Es todo a favor de la Argentina, es todo a favor de nuestro futuro. Con este acuerdo, vamos a potenciar el futuro de los argentinos", aseguró Macri en Olivos.

La estrategia presidencial es fácil de describir. Se negocia un crédito stand by con el FMI. La burocracia del Fondo plantea sus condiciones –que a su vez serán condicionadas por el Directorio manejado por Estados Unidos-, y el gobierno argentino trae la propuesta a Buenos Aires para su análisis definitivo. La propuesta va a establecer una meta de déficit fiscal, pero eso no significa que establezca una receta de ajuste como sucedió durante el siglo XX.

Esta es la novedad política respecto al FMI y la estrategia de Macri: el Presidente decide cómo se llega a la meta. Se invierte la lógica del Fondo en épocas del Consenso de Washington: Argentina discute el número final del déficit y decide cómo va a alcanzar esa meta. No hay imposición, es una negociación directa entre la administración de Cambiemos y el FMI.

Nicolás Dujovne y Christine Lagarde (Reuters)

Mientras se negocia el acuerdo, la Casa Rosada dialoga con la oposición para obtener su apoyo. Es una estrategia por carriles separados que finalmente deberían juntarse en la elaboración del presupuesto 2019. Es decir: Macri negocia con el FMI, esa negociación se trasmite a la oposición, la oposición plantea sus objeciones, el gobierno busca un punto intermedio con el peronismo, y si hay una posición común, se obtiene el crédito stand by y la hoja de ruta de reducción del déficit se incluye en el presupuesto 2019, que se vota en ambas cámaras con el apoyo de los gobernadores justicialistas.

Jamás se propuso semejante acto de convivencia política a la oposición peronista. Macri sabe que la apuesta es compleja, pero está empecinado en lograr un acuerdo que sería único en la historia argentina. En la conferencia de prensa, el Presidente dio a entender que resignaría su eventual reelección a cambio de este acuerdo para bajar el déficit fiscal. Cuando lo dijo, ni titubeó.

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