Mauricio Macri busca con una llamada a Donald Trump fortalecer su plan económico ante la desconfianza de los mercados

El Presidente busca calmar los mercados y apuntalar la confianza social

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Macri y Trump durante la
Macri y Trump durante la última visita del presidente argentino a los Estados Unidos (AFP)

Mauricio Macri no tiene intenciones de acelerar su plan de ajuste gradual, ni reformar su gabinete económico. Y reconoce en la intimidad del poder que enfrenta una crisis de confianza política con suficiente capacidad para devastar su proyecto político y sus sueños personales.

Macri no quiere terminar como Fernando de la Rúa y empuja una hoja de ruta que incluye a Donald Trump y su influencia global. El presidente argentino cree que una conversación con su colega americano calmará a los mercados y apuntalará la confianza social.

Se trata de una jugada riesgosa: en doce días de crisis, ninguna decisión de la Casa Rosada pudo controlar al dólar, evitar la caída de las reservas del Banco Central y remozar la imagen positiva del gobierno. Entonces, si el apoyo de Trump no domestica a los mercados, a Macri le quedaría poco espacio para frenar un shock económico y cambiar ciertas piezas claves de su gabinete.

La actual situación del Gobierno es paradójica y atípica en la historia argentina. Raúl Alfonsín y De la Rúa cayeron ante la indiferencia de la Casa Blanca, la reticencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) y la voracidad genética de Wall Street. En cambio, Macri es apoyado por Trump, negocia con el FMI y alerta a los inversores extranjeros y locales que tienen suficientes reservas para defender la plaza. "No es De la Rúa", repiten como una letanía cada vez que un banquero de Manhattan pregunta en el Gobierno si Macri es capaz de controlar la histeria exponencial que domina a la city porteña.

Nicolás Dujovne junto a Christine
Nicolás Dujovne junto a Christine Lagarde (Reuters)

La Casa Rosada, la Cancillería y la embajada argentina en DC trabajan a fondo para lograr que Trump atienda la llamada de Macri sin demoras. "Domingo o lunes, ideal para nosotros", evaluó un ministro que hace días que duerme poco, consume litros de café y jura que la crisis económica tiene las horas contadas. Trump ya emitió un comunicado apoyando las negociaciones con el FMI, pero a los banqueros e inversores no los conmovió ese gesto de la Casa Blanca.

Los operadores financieros desconfían del programa económico y no dudaron en avanzar sobre los dólares del Banco Central que llovían sobre la city para detener la constante erosión del peso argentino.

La conversación entre Macri y Trump puede detener la inercia que liquida todos los movimientos ejecutados por Balcarce 50 para convencer a los inversores locales y extranjeros que el plan gradual del Gobierno goza de buena salud.

En diez días, como una formidable maquinaria de poder, operadores financieros soslayaron un paquete de medidas puntuales que se conoció como "El Misil" (reducción del déficit fiscal, tasa de referencia al 40 por ciento y la venta de dólar futuro); cinco conferencias de prensa (Marcos Peña, Nicolás Dujovne y Luis Caputo, Guido Sandleris, Dujovne y su gabinete, Francisco Cabrera); un discurso presidencial anunciando la negociación con el FMI, la visita de una delegación oficial al Fondo (con funcionarios de Hacienda, Finanzas y el BCRA), la cumbre de Christine Lagarde y Dujovne, la reunión del ministro de Hacienda y David Malpass, subsecretario del Departamento del Tesoro, los comunicados de Estados Unidos, China, Japón, Italia, España, Chile y Brasil a favor de las negociaciones con el FMI, el encuentro que protagonizó Macri con los empresarios más poderosos de la Argentina.

Además, la suba de tasa de los Lebacs, el préstamo de 2.000 millones de dólares concedido por el Banco de Basilea al BCRA y las reservas que se usaron en los últimos días para evitar que la divisa norteamericana pasará la cotización de 24 pesos.

Mauricio Macri anunciando el inicio
Mauricio Macri anunciando el inicio de negociaciones para recibir un prestamo del FMI (Foto NA)

"Tenemos un problema de confianza interna. Afuera nos creen y nos apoyan. Adentro nos desconfían y tenemos que trabajar en la comunicación para que vuelvan a confiar. La suba de la tasa en Estados Unidos nos complicó. Pero los mercados deben comprender que nada cambio. Tenemos un programa gradual y muchas reservas para enfrentar las contingencias de los próximos días", explicó un miembro de Gabinete que conoce la city porteña y asegura que Macri ganará la pulseada.

-¿La llamada de Macri a Trump sirve para calmar la situación de los mercados?
-Sí. Es una señal.
-¿Y qué van a hacer si los tomadores de dólares continúan con su estrategia de negocios?
-Nosotros tenemos las reservas. Podemos revertir la tendencia. Estamos preparados para calmar a los mercados. No nos van a llevar puestos.

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La ausencia de respuesta política y financiera a los distintos movimientos de Macri tiene un correlato con la distribución del poder en la Argentina. Macri no controla al Parlamento, desconfía de las posiciones de Ricardo Lorenzetti, presidente de la Corte Suprema, tiene aliados en sólo cincos distritos (Capital Federal, Buenos Aires, Mendoza, Jujuy y Corrientes) y la Unión Cívica Radical –su principal socio junto a Elisa Carrió—hace días que no defiende al gobierno de coalición. A su vez, Cristina Kirchner y Sergio Massa trabajan en silencio para capitalizar la debilidad política del Gobierno y diseñar una vía rápida que conecte las ambiciones del peronismo con la explanada de la Casa Rosada.

Mientras Macri busca un diálogo telefónico con Trump, en DC y Buenos Aires se trabaja en una lista de consensos con el FMI para obtener sin demoras un crédito Stand By. El jefe de Estado defiende el gradualismo, no tocará un solo centavo de la ayuda social y discutirá fuerte si se plantea una eventual suba en la divisa americana y en las tasas de interés. El Presidente no aceptará un plan de ajuste made in FMI, porque sabe que un giro al shock económico puede terminar en una catástrofe social.

Trump subió la tasa de interés y causó un efecto mariposa en los mercados. Macri sufrió ese aleteo y ya pidió un contacto inmediato con el Salón Oval. A través de este llamado telefónico a Washington, el Presidente busca esterilizar la presión del sistema financiero y apuntalar los índices de confianza del Gobierno. Si finalmente se comprueba que los operadores de la City no temen ni a Trump y ni a las reservas millonarias del BCRA, el gradualismo de Macri será historia. Habrá plan de ajuste y cambio de Gabinete.

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