"God save the queen". Serio y con un scotch en su mano en alto el embajador Mark Kent brindó por el Día Nacional británico, que es el festejo por el cumpleaños de la Reina Isabel II. Antes brindó por el Presidente argentino y por el pueblo argentino con una copa de malbec que saboreó apenas mojando sus labios después de que una banda de la Fuerza Aérea ejecutara fragmentos de los himnos de ambas naciones.
Ocurrió anoche en la residencia del embajador en el barrio de la Recoleta. Histriónico, apenas arrancó su discurso despertó risas entre los cientos de invitados. "La mala noticia es que tengo un discurso de 14 páginas", empezó Kent y enseguida aclaró que necesita letras grandes para leer. En realidad lo usó de guía y hasta improvisó. Eligió hablar de temas comunes al Reino Unido y la Argentina, para hablar más de lo que acerca a los dos países que a los conflictos pendientes.
A menos de dos meses del Mundial, "el amor por el fútbol" fue el primer tema que eligió. Invitó a subir al pequeño escenario a Jorge Burruchaga, campeón con Argentina en México 86. Se conocen de la embajada argentina en Londres, de la que el ex jugador de Independiente es asiduo visitante porque su hija vive y trabaja allá.
"El autor del último gol de ese mundial", lo presentó y pidió ver las imágenes de la final con Alemania en la que con un tercer gol para la Argentina el jugador definió el título. Burruchaga no sabía que se venía un gag cuando en la pantalla apareció una foto de Diego Armando Maradona tocando con la mano la pelota en aquel primer gol de los cuartos de final de México donde Argentina dejó afuera a los ingleses. "No, no era ese", actuó Kent y pidió que mostraran el gol de Burruchaga. Nuevamente en pantalla se vio otra cosa, no fue su gol sino las imágenes de aquel que llamaron "el gol del siglo" en el que Maradona gambeteó a medio equipo inglés y puso el partido 2-0. Y no fue una sino dos veces que se vio la magistral jugada que hasta algunos gritaron como en la cancha, a pura emoción.
"Bueno, tocaste la pelota con el pie y no cabe duda que después fue la mano de Dios", bromeó el embajador a Burruchaga mientras invitaba a David, un joven inglés (el único) que juega al fútbol en Argentina.
Por si hiciera falta aclarar, Kent avisó que hinchará por su Selección, "la ganadora de 1966", porque "soy diplomático pero no tanto". Otra vez recibió risas por respuesta. Eso sí, anticipó que si los británicos quedaran en el camino hincharía por Messi y su equipo pero… otra vez bromeó…"no me pidan que cante el que no salta es un inglés porque no lo voy a hacer".
Kent presentó a jóvenes emprendedores como el segundo tema para celebrar entre ambos países, y finalmente llamó a la reflexión. Recordó el lunes 26 de marzo, día en que 90 familias "pudieron conocer el lugar donde descansan los restos de sus seres queridos" sin mencionar Darwin, ni Malvinas, ni el nombre Falklands que usan los kelpers.
En su racconto recordó el acuerdo entre Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña firmado treinta y cinco años después de finalizada la guerra en las islas. Celebró y agradeció uno por uno a los que participaron y estaban presentes: Luis Fondebrider, responsable del Equipo Argentino de Antropología Forense; al secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj ("Claudio ha sido siempre fiel a sus palabras", lo elogió); al ex combatiente Julio Aro; a la Fundación No me olvides; a Geoffrey Cardozo (el único que no estaba porque vive en París) y a la periodista Gaby Cociffi, de Infobae. También a todos los que intervinieron en el proceso previo (el ex vicecanciller Carlos Foradori, embajador designado en Ginebra) y al empresario Eduardo Eurnekian que puso el avión para el viaje a Malvinas.
"Cuando se anteponen los valores humanitarios, se consiguen grandes cosas", reivindicó como cierre de su discurso y antes de la copa de malbec y su scotch por la Reina.